En México, la inflación no ha sido controlada por el gobierno de la 4T, pues los precios de productos y servicios siguen al alza, en particular los alimentarios, y más específicamente los de la llamada canasta básica que consta de 24 productos como el aceite, arroz, atún, azúcar, bistec de res, cebolla, chile jalapeño, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo, jabón de tocador, jitomate, leche, limón, manzana, naranja, pan, papa, papel higiénico, pasta para sopa, pollo entero, sardina en lata, tortilla de maíz y zanahoria.
El Paquete de Acciones contra la Inflación y la Carestía (PACIC), puesto en marcha a partir del cuatro de mayo fue un fracaso, como lo arrojan los aumentos de los productos. Ahora, Andrés Manuel López Obrador ha vuelto a firmar, a renovar, este instrumento fallido. No es difícil ver cuál será su resultado y qué les deparará a las familias humildes que día a día ven disminuida su capacidad adquisitiva por la inflación.
Dice el periódico El Financiero, en su edición del cuatro de octubre, que en relación con este nuevo acuerdo: “El Gobierno federal anunció la segunda versión del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) con el objetivo de reforzar su lucha contra el incremento de precios alimentarios…”. Más abajo dice la nota: “El presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado por los titulares de la Secretaría de Hacienda, de Economía, de Agricultura, el SAT, así como empresas involucradas, presentó el nuevo plan que tendrá vigencia hasta el 28 de febrero del 2023”.
Y es este remedio del PACIC, permítame la comparación amigo lector, es como si, usted o yo, tuviéramos una enfermedad grave que requiere una intervención quirúrgica, y un médico general nos receta unas píldoras que sólo calman momentáneamente el fuerte dolor que provoca nuestro padecimiento, y, ¡lo peor!, píldoras que han demostrado que ni alivian el dolor ni curan la enfermedad.
Pues bien, el PACIC, el viejo y el que se acaba de firmar, son esas píldoras para una economía en mal estado y la enfermedad que es la inflación. Resultado: los pobres nos seguiremos haciendo más pobres mientras se lleve mal la economía del país y no se tomen medidas más de fondo. Al ir al mercado, nuestro dinero valdrá menos por efecto de la inflación, y tendremos que comprar menos productos que antes con el mismo dinero. Y si antes comprábamos los productos por paquetes, ahora lo haremos a granel para sacar el día. Recuerdo que, en mi niñez, siendo la mayor de mis hermanos, iba con un frasco a comprar un cuarto o menos de aceite y unas piezas, y no el kilo, de huevo para cocinar algo ese día con frijoles cocidos en leña, pues no alcanzaba para más dada la precaria situación de mi familia. Pues ya millones de familias se suman a esta precaria situación económica.
La inflación es un problema estructural del sistema neoliberal en el que vivimos y en el que las empresas privadas buscan la máxima ganancia a costa de lo que sea. Pues bien, López Obrador, como si ignorara que lo que buscan las empresas no es crear satisfactores para la sociedad, sino tener un mayor margen de ganancias, nuevamente acordó con 15 empresarios combatir la inflación, entre estas se encuentran empresas como: Bachoco, Minsa, Gruma Maseca, San Juan, Gusi, Chedrahui, Soriana, Walmart, entre otras. Estas últimas grandes cadenas de tiendas abarcan el 80 por ciento de la distribución de productos en el país, y son precisamente estas empresas monopólicas, y otras, las que han provocado el incremento en los precios. Si respetan el pacto, que lo dudamos, esto será solo temporal porque buscarán siempre mayores utilidades y esto se logra imponiendo en el mercado precios más altos.
Veamos como se explica actualmente y de una manera muy clara y profunda el fenómeno inflacionario que vivimos: “…la inflación no es un fenómeno monetario, sino estructural, inherente al hambre de ganancia del capital que se traduce en una lucha permanente entre la utilidad de las empresas y el salario de los trabajadores. La pandemia y la amenaza de guerra nuclear (provocada por E.U.), han desorganizado el mercado de insumos y materias primas para los grandes monopolios, lo cual ha elevado los costos de producción y disminuido sus utilidades. Para defenderlas en virtud de que los salarios están bastante deprimidos, no les queda otra que echar mano de su poder monopólico de imposición de precios a escala planetaria ralentizando la producción, es decir, generando una escasez artificial y, por tanto, una elevación de precios” (Aquiles Córdova Morán, Inflación es un efecto de la globalización neoliberal, Buzos de la Noticia, No. 1049).
Los pobres del mundo y de México debemos luchar por un modelo económico y social más justo y equitativo que reparta mejor la riqueza social. Esto sólo se logrará tomando consciencia y decidiéndose a luchar por ello.
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