Por enésima ocasión el miércoles 20 de julio de los corrientes, el que escribe esta opinión y una parte del Comité Estatal de Antorcha se reunió con el secretario general de Gobierno, licenciado Homero Davis Castro, esto, para darle seguimiento a las demandas que se registraron en el pliego petitorio, mismo se entregó el 20 de octubre del pasado año. ¡nueve meses! De un peregrinar de gestiones, comisiones, mítines, reclamos dentro de la ley, llamados de los quejosos y humildes peticionarios de vivienda, señalamiento de amas de casa que sufren el no tener agua, luz, drenaje, etc., etc. Debo reconocer que la reunión a la cual estuvo también presente el subsecretario Omar Antonio Zavala, se desarrolló de una manera muy franca y de autocrítica constructiva.
Al reconocer por los funcionarios estatales que no se ha avanzado en lo sustancial; es decir, en las obras, los servicios y la vivienda de los más necesitados del estado. Se llegó al acuerdo de darle continuidad a dichas peticiones. "Yo estoy dispuesto a trabajar con Antorcha, como ya se los he dicho, los vamos a apoyar, porque yo entiendo las necesidades de la gente, porque he estado en esa situación, así que, de mi parte, cuenten con mi apoyo", comentó Davis Castro. Nosotros, es decir, la comitiva que encabecé, esperamos una pronta respuesta. La respuesta puede ser en dos sentidos: negativa o positiva. ¿Qué quiere decir esto? Que, si fuera positiva, pues se estará avanzando en la solución a los problemas que más nos aquejan; pero, de lo contrario, si fuera negativa, no hay duda de que debemos seguir luchando hasta lograr nuestro objetivo, la solución a los problemas de colonias marginadas, que sabemos que por ley y derecho les pertenece. ¿Por qué decimos esto? ¿De dónde salen los recursos que se deben etiquetar para obras y apoyos sociales? ¿Quién edifica todo los existente? No hay más que las “manos del hombre”, el trabajo del hombre.
Antorcha, como se sabe, desde hace 48 años ha venido planteando que se etiqueten recursos en las comunidades rurales y urbanas de todo el país donde tenemos presencia, especialmente en las más marginadas, con el objeto de hacer obras que cambien sustancialmente la vida de pueblos, ranchos, colonias y barrios marginados, que llevan años o más en el más absoluto olvido. Las peticiones están bien estudiadas en cuanto a buscar la mayor rentabilidad social, es decir, elegimos aquellas acciones que mejorarán la vida del mayor número posible de mexicanos.
Ahora bien, como ya lo hemos dicho otras veces, el Movimiento Antorchista Nacional surgió a la palestra política del país con el objeto de trabajar y luchar en contra de la pobreza, pobreza que por cierto nos hemos pronunciado que sólo puede combatirse mediante cuatro líneas de acción (pleno empleo, mejores salarios y pago equitativo de impuestos), entre las cuales se encuentra el llamado gasto social, y que éste se oriente de una mejor manera. ¿Cual? Pues que el presupuesto que manejan los tres niveles de gobierno (alcaldes, gobernadores y presidente de la República) se invierta, sobre todo, en beneficio de las clases populares de la ciudad y del campo pues, ya que, generalmente el dinero del erario sigue dos caminos: una parte sustancial se ejerce en obras (por ejemplo carreteras, autopistas, puertos y aeropuertos, y obras de relumbrón) que favorecen a la clase del dinero y otra parte sustancial se destina a engordar los bolsillos de la clase política. Y no se vale porque, como también ha reiterado Antorcha, el dinero que manejan los tres niveles de gobierno tiene dos fuentes principales: el 70% procede de los impuestos que paga el pueblo trabajador (por ejemplo, el pago del 16% del IVA y el pago del Impuesto Sobre la Renta -el ISR- que le descuentan al empleado directamente de su cheque); la otra fuente, que equivale aproximadamente al 30% de lo que recauda el Estado, ingresa por la venta de petróleo al extranjero, de donde se deduce que los multimillonarios prácticamente no pagan nada; por tanto, si el dinero del erario proviene de los impuestos del pueblo y del petróleo que, se dice y está en la ley, es de los mexicanos y, de los mexicanos, menos del 1% pertenece a las clases ricas, luego entonces, dicho dinero debería emplearse para cubrir las necesidades del pueblo.
A los funcionarios que no quieren reconocer el trabajo de nuestros activistas, les decimos que lo que se pide está bien fundamentado, ahí están las quejas, observaciones, denuncias ciudadanas de La Paz y Los Cabos, que nos permite localizar las demandas más sentidas de la población, por ejemplo, la falta o escasez de agua entubada, de drenaje sanitario y pluvial, de luz eléctrica, de escuelas, de pavimentación de calles, de áreas recreativas, de vivienda (lotes, mejoramiento y pies de casa), en fin, de todo aquello que contribuya a crear un ambiente más sano en el seno de las comunidades.
Por lo antedicho, esperemos lo entiendan los funcionarios del actual gabinete de gobierno, y ayuden al gobernador a dar una respuesta mínimamente satisfactoria. Damos el voto de confianza a que el secretario de Gobierno construya el camino de solución y entendimiento con esta parte de la ciudadanía organizada. De no haber avance, la lucha seguirá y se tratará simplemente de un acto de legítima defensa que consideramos justo en la búsqueda de un reparto más equitativo del gasto social que es, en última instancia, una de las cuatro maneras de repartir mejor la riqueza social. Es nuestro derecho, la ley lo establece y nos faculta para no sólo pedir, sino incluso exigir, mediante la protesta enérgica pero pacífica y respetuosa.
Ojalá que nuestra petición no caiga en oídos sordos. Si así ocurre, ni modo, no es nuestra culpa, es el precio que injustamente debemos pagar los antorchistas por ser congruentes con nuestros principios e ideales. Seguiremos luchando y educando al pueblo trabajador que al final tendrá claro, como dice la poesía "Las manos" de Miguel Hernández:
Dos especies de manos se enfrentan en la vida,
brotan del corazón, irrumpen por los brazos,
saltan, y desembocan sobre la luz herida
a golpes, a zarpazos.La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
Alzad, moved las manos en un gran oleaje,
hombres de mi simiente.Ante la aurora veo surgir las manos puras
de los trabajadores terrestres y marinos,
como una primavera de alegres dentaduras,
de dedos matutinos.Endurecidamente pobladas de sudores,
retumbantes las venas desde las uñas rotas,
constelan los espacios de andamios y clamores,
relámpagos y gotas.Conducen herrerías, azadas y telares,
muerden metales, montes, raptan hachas, encinas,
y construyen, si quieren, hasta en los mismos mares
fábricas, pueblos, minas.Estas sonoras manos oscuras y lucientes
las reviste una piel de invencible corteza,
y son inagotables y generosas fuentes
de vida y de riqueza.Como si con los astros el polvo peleara,
como si los planetas lucharan con gusanos,
la especie de las manos trabajadora y clara
lucha con otras manos.Feroces y reunidas en un bando sangriento
avanzan al hundirse los cielos vespertinos
unas manos de hueso lívido y avariento,
paisaje de asesinos.No han sonado: no cantan. Sus dedos vagan roncos,
mudamente aletean, se ciernen, se propagan.
Ni tejieron la pana, ni mecieron los troncos,
y blandas de ocio vagan.Empuñan crucifijos y acaparan tesoros
que a nadie corresponden sino a quien los labora,
y sus mudos crepúsculos absorben los sonoros
caudales de la aurora.Orgullo de puñales, arma de bombardeos
con un cáliz, un crimen y un muerto en cada uña:
ejecutoras pálidas de los negros deseos
que la avaricia empuña.¿Quién lavará estas manos fangosas que se extienden
al agua y la deshonran, enrojecen y estragan?
Nadie lavará manos que en el puñal se encienden
y en el amor se apagan.Las laboriosas manos de los trabajadores
caerán sobre vosotras con dientes y cuchillas.
Y las verán cortadas tantos explotadores
en sus mismas rodillas.
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