MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

POESÍAS

Poesía

Nublos

Fernando Celada
Declama: Magic Cortez Sandoval

Ausencia quiere decir olvido,
decir tinieblas, decir jamás;
las aves pueden volver al nido,
pero las almas que se han querido,
cuando se alejan no vuelven más.

¿No te lo dice la luz que expira?
¡Sombra es la ausencia, desolación!…
Si tantos sueños fueron mentira,
¿por qué se queja cuando suspira
tan hondamente mi corazón?

¡Nuestro destino fue despiadado!
¿Quién al destino puede vencer?
La ausencia quiere decir nublado…
¡No hay peor infierno que haberse amado
para ya nunca volverse a ver!

¡Qué lejos se hallan tu alma y la mía!
La ausencia quiere decir capuz;
la ausencia es noche, noche sombría;
¿en qué ofendimos al cielo un día
que así nos niega su tibia luz?

Nuestras dos almas, paloma y nido,
calor y arrullo, no vuelven más
a la ventura del bien perdido…
¡La ausencia quiere decir olvido,
decir tinieblas...decir jamás!

¡Es hora santa...llega muy quedo!
¡No te acobardes, no tengas miedo!
Hay muchas flores en derredor.
Sobre las cruces de tosca piedra,
piadosamente prende la hiedra,
piadosamente late el amor.

¡Mira que pronto rueda la vida!
¡Cuánta esperanza desvanecida
se pierde en ondas de frío capuz!…
Lo que soñamos sólo es mentido:
el mundo es cárcel de eterno olvido,
la muerte es ida de eterna luz.

¿No ves?...Las copas de los cipreses,
iluminadas se ven a veces
por vacilante luz funeral:
arden los cirios con llama mustia…
¿Por qué tenemos tan honda angustia
junto a las puertas de lo inmortal?

Las tumbas visten negros crespones;
surgen sollozos entre oraciones
que alza el recuerdo como un dolor.
Por todas partes tristeza y duelo…
¡Alza los ojos, contempla el cielo,
ya que las tumbas te dan pavor!

También las aves se encuentran mudas;
en nuestras penas y nuestras dudas,
furtivamente nos ven llorar.
Y sus canciones de cementerio,
ya no preludian como salterio
su despedida crepuscular.

Las hojas secas ruedan perdidas
entre las tumbas desconocidas
que ya no tienen flores ni cruz:
ahí ninguno se acerca ahora…
¡Sobre esas tumbas huérfanas llora!
¡Tu llanto puede servir de luz!

Esos sepulcros no tienen dueño:
los que ahí duermen profundo sueño
tal vez aguardan algún amor;
tal vez esperan en su retiro
la queja errante de algún suspiro
y la fragancia de alguna flor.

 

Cuando yo muera, vuelve con calma;
pero en la tumba no busques mi alma;
¿cómo pudiera vivir allí…?
Cuando yo muera ve al camposanto;
pero en mi tumba no viertas llanto…
¿por qué llorarme si vivo en ti?