“No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos", fue la respuesta que Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente, Andrés Manuel López Obrador, dio a los padres de niños con cáncer que pedían una reunión con el Gobierno federal para resolver el desabasto de medicamentos, en julio de 2020.
También en ese año, el propio López Obrador calificó de conservadores y grupo de choque a los mismos padres que pedían y exigían medicamentos para sus niños con cáncer. En la etapa más peligrosa de la pandemia de la covid-19, el presidente se negó tajantemente dotar de vacunas para los adolescentes y niños menores de 18 años, argumentando que no había ninguna recomendación médica, a pesar de que corrían peligro de ser contagiados por el virus. Estos son algunos ejemplos de cómo desde la presidencia de la república en reiteradas ocasiones se han cometido discriminación, ataques y burlas contra los niños mexicanos, y los partidarios de Morena callaron como momias en aquel entonces.
No lo creerá usted, pero estos mismos son los que ahora se desgarran la camisa y se pusieron muy furiosos, hace una semana, al enterarse de las burlas que se hicieron al hijo menor de López Obrador por su sobrepeso. En la foto que se tomaron en un partido de beisbol se ve al hijo del presidente claramente con un problema de sobrepeso, cosa que el propio presidente aceptó en su mañanera, por eso en las redes sociales se le fueron con todo.
Ahora los que tienen en el olvido a la niñez, de repente, se convirtieron en defensores de los niños, y pidieron que con los niños no. Una hipocresía total.
López Obrador, como es su costumbre, no perdió oportunidad para atacar y desprestigiar a sus adversarios tachándolos de cobardes, y dijo que el problema es con él, no con el hijo. Cada quien, por su cuenta, los presidenciables de Morena, como Marcelo Ebrard, tampoco perdieron tiempo y trataron de quedar bien con el presidente defendiendo al niño.
Creo que todo mundo está de acuerdo en que la discriminación no se debe tolerar en México, y menos cuando es hacia los niños, pero lo cierto es que Andrés Manuel López Obrador solamente se pone furioso y defiende a capa y espada cuando se trata de sus hijos y sus incondicionales, cuando se trata de otros, y más si son aquellos que no simpatizan con su 4T, él mismo encabeza campaña de discriminación, burlas y de difamación en su contra.
Fifís, conservadores, mafias del poder, intermediarios, son algunas de las calificaciones que ha dado a la oposición, organizaciones sociales, lideres populares y, ahí sí, no hace distinciones, mete a todos en el mismo costal como si todos fueran iguales. Acuérdense cuando le decía “chachalaca” a Fox, “pelele” a Meade, y “comandante borolas” a Felipe Calderón.
También cuando atacó a los periodistas llamándolos chayoteros. Ahí, ninguno de sus corifeos dijo nada, simplemente porque es hacia sus adversarios, y ahora que se burlan de su hijo gritan a los cuatro vientos que es cobardía, y que no se debe de tolerar. No estoy justificando el ataque hacia su hijo, pero dicen por ahí que el que se lleva, se aguanta; si el presidente y sus seguidores quieren realmente que se respete a los niños, aunque no sean hijos de funcionarios, deben empezar por respetarlos ellos mismos y no ser tan hipócritas abusando del poder que tienen. O ¿será que nada más sus niños valen y los demás no? Que nos hablen claro, porque eso también es discriminación.
En México y en el mundo entero, la discriminación hacia la niñez es un problema grave que no se limita solamente a las burlas y el uso de la violencia tanto físico, como verbal y psicológico, sino que va más allá y navega en el terreno de lo económico, y es un problema más de fondo y de esto muy poco se habla o sólo se toca por encimita, pero eso no cambia el carácter agresivo que tiene sobre los niños. Nadie hace algo serio para erradicarla. Con respecto a los millones de niños mexicanos que todos los días sufren discriminación de este tipo, a ellos ¿Quién los defiende como al hijo del presidente? Nadie. Los sufrimientos de ellos pasan desapercibidos porque no tienen acceso a grandes medios, no tienen poderosos padrinos políticos que hablen por ellos ni padre en el poder que se ponga furioso cuando sufren alguna humillación.
Estoy hablando del trabajo infantil, lo que conlleva a tocar el problema de la explotación a los menores de edad. Esta situación es perjudicial para los niños porque influye directamente en su futuro y los limita solamente a seguir bajo el yugo de los patronos y ser los eternos obreros que darán continuación al proceso de generación de plusvalía para las grandes empresas de este país.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo infantil se define como “el trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. El trabajo que es peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral de los menores. O el trabajo que interfiere con su escolarización puesto que: les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo". Y esto es mucho más grave, un crimen diría yo, en comparación con las burlas que recibe el hijo del presidente.
Unos datos para dimensionar el problema. Según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, realizado por el INEGI, de los 28.5 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años que residían en México, 2.2 millones trabajaron. De estos, dos millones trabajaron en ocupaciones no permitidas, hicieron trabajo donde está prohibido emplear a los que están debajo de la edad mínima para trabajar (menos de 15 años), o bien, a los trabajos que se consideran peligrosos, además implica un riesgo.
De estos niños que laboraron en alguna actividad no permitida, 55.9 por ciento lo hizo en ocupaciones peligrosas y 44.1 por ciento tenía menos de 15 años. De quienes realizaron ocupaciones no permitidas, 43.5 por ciento aportó ingresos a su hogar, 29.2 por ciento no lo hizo porque no recibió remuneración. El 29.1 por ciento de los menores que realizaron ocupaciones no permitidas, lo hicieron porque su hogar necesita de su trabajo y de su aportación económica. Tres de cada diez niños, niñas y adolescentes (29.2 por ciento) trabajaron en el sector agropecuario, 25.0 por ciento en servicios y 22.8 por ciento, en comercio; siendo estos sectores los que concentraron mayoritariamente a la población ocupada en actividades no permitidas. Y sí, por eso es frecuente ver niños de origen humilde cargando grandes cubetas con tomate, chile, pepino, etc. en los campos de Sinaloa, BC y Sonora, dejando a un lado la escuela y el disfrute de su niñez. Cada día el numero crece.
La injusta distribución de la riqueza en nuestro país genera la pobreza de millones de mexicanos y esto a su vez provoca otros problemas y uno de tantos es, el tema que nos ocupa. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que por cada punto que aumenta la pobreza, el trabajo infantil incrementa 0.7 por ciento. En México, la pobreza creció 9.1 puntos en 2020, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al pasar de 41.5 a 50.6 por ciento.
Eso significa que al menos 210,000 niñas y niños más comenzaron a trabajar conforme fue avanzando la pandemia de covid-19, eso implica que la población menor de edad que labora sería ya cercana a 3.5 millones (https://www.eleconomista.com.
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