Las academias de Taekwondo instaladas en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México, se han visto beneficiadas por la gran inseguridad que priva en la localidad toda vez que cada día ingresan más jóvenes interesados en adquirir conocimientos de defensa personal a fin de hacer frente al creciente número de delincuentes que vagan por las calles del municipio, quienes los sorprenden para robarles sus pertenencias o el poco dinero que portan, producto de su trabajo o el de sus padres.
Aunque saben que arriesgan sus vidas al enfrentarse personalmente a los delincuentes -a pesar de las habilidades en defensa personal que adquieren en la academia-, a las víctimas de la delincuencia no les queda de otra pues, aseguran, ni la policía municipal ni la estatal hacen nada en contra de los ladrones: “más bien parece que los policías están de acuerdo con los delincuentes, pues nos han detenido a los que somos víctimas y a los ladrones los han dejado libres”.
El municipio de Almoloya de Juárez fue identificado por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) como uno de los focos rojos de inseguridad en el Estado de México debido a sus altos niveles de delincuencia: robo a mano armada, de vehículos, al comercio, a transporte de carga; homicidios y secuestros, daño a la propiedad y abuso sexual, son los delitos que se cometen cada vez más en este municipio y en otros del Valle de Toluca, como Toluca, Zinacantepec, Metepec, San Felipe del Progreso y Temoaya.
Todos, esos municipios mexiquenses están gobernados por políticos afiliados al partido Morena, quienes en los hechos han dejado a sus gobernados en manos de la delincuencia y han demostrado que no aspiraron a ocupar las presidencias municipales para resolver las necesidades de sus gobernados, sino para satisfacer sus intereses particulares y de grupo político.
El próximo 31 de diciembre, los alcaldes mexiquenses del periodo 2018-2021 dejarán sus cargos, pero durante su administración, los alcaldes de filiación morenista negaron sistemáticamente introducción de infraestructura en las diferentes comunidades, como son los servicios básicos que debieron garantizar a sus gobernados. Ahora, el saldo es que los alcaldes morenistas dejando a sus municipios sin servicios de salud, sin agua potable y, en general, sin infraestructura urbana.
En Almoloya de Juárez, la gente solicitó el apoyo del alcalde Luis Maya Doro, pero durante su administración este solamente hizo cambios mínimos, como cambio de lámparas del alumbrado público y cortar el césped en espacios públicos.
En Toluca, el alcalde morenista Juan Rodolfo Sánchez Gómez, mantuvo a la capital como el segundo municipio más inseguro del Estado de México: 7 de cada 10 toluqueños se siente inseguro al usar el transporte público y transitar por las calles. Eso, a pesar de que el gobierno municipal realizó una inversión millonaria de renta de 500 unidades policíacas de lujo y con el equipamiento más avanzado; pero luego resultó que el Ayuntamiento no contaba con el personal para utilizar todo el “parque vehicular y los toluqueños solo veían las patrullas paradas en los módulos de vigilancia”.
En San Felipe del Progreso, uno de los municipios en los que habita la etnia mazahua, el presidente Alejandro Tenorio Esquivel utilizó el presupuesto público para asistir a congresos internacionales de “temas políticos”; en realidad, dicen, durante dos años y medio anduvo paseando por el mundo, pero con el presupuesto público. Por supuesto, jamás resolvió las apremiantes necesidades de los mazahuas: dejó al 30 por ciento de la población sin suministro de agua potable a pesar de la pandemia por Covid-19 y que una de las recomendaciones sanitarias es el constante lavado de manos. Este alcalde es calificado por los habitantes de su municipio como muy arrogante y despectivo hacia sus gobernados.
En Temoaya, Metepec, Almoloya y Zinacantepec, los alcaldes morenistas también dejan en el atraso a sus municipios al no dar apoyos al campo y abandonar la educación, al sector salud y dejar a sus habitantes en manos de los delincuentes.
En tan solo tres años, miles de mexiquenses del Valle de Toluca están pagando muy caro haber confiado en los políticos del partido Morena y haberlos llevado al poder municipal; ahora miles de mexiquenses han perdido la vida a manos de los delincuentes o por la pandemia de Covid-19 y también miles viven en condiciones precarias y sin la esperanza de que cambien su situación debido a que el gobierno federal desapareció el Ramo 23, del que salían los recursos para que los municipios pudieran hacer obra pública. Mucha razón tuvo Andrés Manuel López Obrador al decir que se hacía uso indebido de esos recursos y que generaban corrupción: en efecto, como muestra está el alcalde morenista de San Felipe del Progreso, Tenorio Esquivel, quien los gastó en puros paseos personales.
Pero la muestra de lo mal que gobierna Morena, no solo los encontramos en el Valle de Toluca, también lo vemos en Texcoco, Chalco, Nezahualcóyotl y, por supuesto, Ecatepec, municipio que ocupa el primer lugar en incidencia delictiva, en muertes por Covid-19 y falta de servicios.
El 1 de enero de 2022 los 125 municipios del Estado de México cambiarán de presidente municipal y muchos serán gobernados por alcaldes de otro sello político. A pesar de lo que pasa en el país, la gente todavía abriga la esperanza de que las cosas cambiarán para bien, lo cual estoy segura que no pasará, o no se hará realidad al 100 por ciento, porque los políticos tradicionales generalmente llegan al poder para satisfacer sus necesidades personales y de su grupo político, pero no las necesidades de la ciudadanía.
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