MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Militarización en marcha: peligrosa, innecesaria y reveladora de la incapacidad de la 4T

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De acuerdo con algunas definiciones, “militarizar” significa someter a una población, una actividad, un servicio o lugar a la disciplina, el espíritu o las costumbres militares. Dicho de otra manera, se trata de poner por encima del poder civil al poder militar, en actividades que en estricto sentido no le competen y, por otro lado, adecuar el marco de las leyes vigentes para “justificar” esta injerencia. Generalmente, se acepta que, en situaciones específicas, cuando la integridad política, económica o territorial de un país peligra, es justificado recurrir al ejército para que tome el control en algunas áreas de interés nacional; sin embargo, la línea entre la necesidad de militarizar y una dictadura militar es muy delgada, y no olvidemos que muchos gobiernos castrenses, como los que dominaron durante un tiempo en América Latina, se establecieron alegando que la patria estaba en peligro y había que salvarla de las garras de los comunistas.

En nuestro país, hace rato que muchos analistas y actores políticos, sobre todo de oposición, vienen alertando que, durante el gobierno de la 4T, avanza un proceso de militarización injustificado, que huele más bien a un intento de cooptar a la jerarquía castrense para que este gobierno se mantenga en el poder más allá del sexenio. Y dan como pruebas el que nuestras Fuerzas Armadas, tradicionalmente apegadas a su deber esencial, que es defender la integridad de nuestro territorio ante las amenazas externas, y ejemplares en su respeto al hilo constitucional durante casi 100 años, ahora se dedican a la construcción de sucursales del Banco de Bienestar, del Aeropuerto “Felipe Ángeles”, así como de otras obras, además de realizar tareas que le corresponden a la policía, a pesar de que López Obrador prometió regresar al Ejército a sus cuarteles cuando él llegará al poder.

Desde mi modesto punto de vista, creo que quienes señalan la militarización están en lo correcto. No hay más que ver la creciente influencia de los militares en este gobierno, en actividades que serían inconcebibles en otros sexenios y tareas de seguridad, que empezaron a hacer desde los tiempos de Felipe Calderón, pero que fueron criticadas con virulencia por quienes ahora detentan el poder. 

La militarización, además de ser innecesaria, es peligrosa. Pienso que casi todo el mundo está de acuerdo en que nuestras Fuerzas Armadas tienen un prestigio bien ganado entre la población y que es sano para el país que así sea, porque esto le da fortaleza a nuestras instituciones y a México en general. Y precisamente por eso, el sentido común nos aconseja que debemos mantener ese prestigio en bien de todos, cosa que no parece importarle al inquilino de Palacio Nacional, quien ha convertido al Ejército en policías y administradores de recursos, lo que los expone a quedar manchados con la corrupción, que él mismo mandatario dice combatir.

Pero la militarización es algo más: es la evidencia de que López Obrador no ha sido capaz de disminuir los niveles de violencia ni de garantizar que se realizarán sus obras millonarias sin que la corrupción salga a flote. En suma, la militarización es injustificada, peligrosa y revela la falta de capacidad de la 4T. 

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