Los problemas se agudizan más en nuestro país: mayor inseguridad, más violencia contra políticos en este proceso electoral y una mala planeación en la vacunación de los mexicanos, los más recientes; pero también siguen en aumento la pobreza y la marginación de la población y esto se profundizará más porque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) acaba de dar a conocer que el desempleo se incrementa en 2.4 millones mexicanos, algo que sin duda seguirá afectando a la economía de las familias.
Si a esto le agregamos que los productos de la canasta básica siguen elevándose y se vuelven inalcanzables; o, por ejemplo, que la tortilla ha incrementado un 10 por ciento en tan solo un mes y el maíz en 105 por ciento en comparación con el 2020, el segundo semestre de 2021, tras el proceso electoral, será más complejo y difícil en la vida de la población; por su parte el Gobierno federal no se ve que vaya a tomar medidas para que la economía del país crezca y se recupere.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Inegi, del primer trimestre enero-marzo de 2021, da a conocer que hay una población desocupada, en términos absolutos, de 2.4 millones de personas; cifra que si se le compara con el mismo trimestre del 2020, es superior en 455 mil personas. ¿Primero los pobres? Sí, primero, pero los más perjudicados.
¿Por qué hay desempleo y a qué se debe? Sin duda tiene que ver con los efectos y daños colaterales de la pandemia por la covid-19, sólo que agravados porque el gobierno morenista jamás, ni en plena pandemia ni en el proceso de vacunación, ha podido implementa una estrategia que evitara que la economía cayera y que las empresas grandes, medianas o chicas, cerraran; el mismo Inegi ha señalado que al menos 106 mil personas han cerrados sus negocios, afectados todos, por el Covid; la razón: bajas ventas, menor rentabilidad, deudas, quiebras en insumos muy caros.
Sin embargo, solo en ocho entidades del país (Nayarit, Oaxaca, Campeche, Yucatán, Coahuila, Zacatecas, Durango y Chiapas) han restablecido sus niveles de ocupación laboral pre pandemia, generando una leve recuperación económica que puede ser inestable ante un nuevo cierre de actividades generado por una nueva oleada de casos de covid.
Pero, quienes han encabezado la recuperación económica han sido los trabajadores informales, pues el 94 por ciento del empleo generado desde mayo de 2020 es informal: 9 de cada 10 personas tienen más dificultades para adquirir lo necesario para sus hogares, entre ellas la canasta básica que incrementó 11 por ciento en los últimos dos años de lo que va el sexenio de AMLO.
Y, al primer trimestre de 2021 (1T2021), 22 millones de trabajos fuera del ramo agropecuario son informales: 58 por ciento de trabajadores perteneciente a ese ramo. La pandemia generó nuevas personas en situación de pobreza laboral, fuera de cualquier reconocimiento por la ley para adquirir los mismos beneficios de un trabajador formal; Y lo que también reflejó fue la brecha de desigualdad en materia de género, porque la informalidad laboral fue mayor para mujeres que para hombres.
Seis de cada 10 personas que trabajaban en un micronegocio con local, ahora lo hacen sin un inmueble por los altos costos que requieren para sostenerlo, influyen el pago de servicios y mantenimiento. Sin duda, el panorama se ha tornado más costoso para las familias y sus dependientes económicos que se suman a las líneas de pobreza, y más para las que ya vivían en ella; ahora los pobres se vuelven cada día más pobres: pobreza extrema.
Y si a resultados nos vamos, la 4T eliminó lo poco que ayudaba a los mexicanos a sobrevivir. Los programas, por insignificante que fuesen, generaban un impacto social minúsculo en comparación con el olvido en la que se encuentran millones de mexicanos que a pesar de trabajar más de una jornada completa, sus ingresos son insuficientes, y por tanto deben buscar más fuentes alternativas de ingresos.
En síntesis, la política obradorista solo es un espejismo que ve realidades donde no las hay; que no ve pobreza y 7 marginación donde sí las hay. Mientras el gobierno no reoriente el gasto público a las verdaderas necesidades, los costos seguirán siendo los mismos para los de siempre. El presidente se ha distanciado de "su base" que lo llevó al poder, es hora de bajarlo y cobrar las cuentas. El México post-pandemia torna un panorama de oscuridad y con síntomas de un estallido social.
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