Sin propia independencia, sometido y prácticamente entregado al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se puede observar al Poder Legislativo federal, en donde la mayoría de hombres y mujeres, diputados y senadores pertenecientes al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y otros partidos aliados, se mantienen de rodillas ante el Poder Ejecutivo, en una descarada confabulación que transgrede los más elementales principios de la democracia.
Porque basta escuchar la “recomendación” proveniente del promotor de la 4T cada vez que envía una iniciativa a la Cámara de Diputados, exigiendo -que no solicitando- su aprobación sin que se le quite una coma.
Es decir, si el presidente de la República va a enviar a sus corifeos lo que se le pega su regalada gana, sabiendo que sus iniciativas serán aprobadas sin siquiera ser revisadas para saber el impacto ya sea negativo o positivo que éstas tendrán en el país, no tiene entonces caso alguno que las envíe, ni que exista en México el Poder Legislativo federal.
Porque se supone que a los diputados federales y senadores del país, no los pone el presidente, sino que se deben al pueblo que votó para que los representara en la más alta tribuna de la Nación, para que sirvieran de contrapeso o equilibrio a los otros dos poderes tanto el Ejecutivo como el Judicial.
Pero en México no sucede eso, la democracia ha sido pisoteada vilmente por la voluntad de un solo hombre, de un mandatario que se siente con derecho de manipular la independencia que deben tener los legisladores federales, pero que hoy no existe al ser mayoría los de Morena, que a decir verdad, es una fracción partidista también propiedad del presidente.
Tanto la Cámara de Diputados como el Senado de la República, se encuentran entregados a la voluntad o capricho de López Obrador, mismo que promueve su imperialismo maniatando a los organismos independientes, secuestrándolos para no tener contrapesos, para que nadie le impida realizar sus faraónicas obras que según él estarán marcando su sexenio, tampoco que alguien tenga la osadía de poner fin a la maquinaria electoral a su servicio con los llamados “siervos de la nación” que pretenden a toda, costa, aun echando mano de la vacuna de la covid-19, obtener buenos resultados en las urnas llegado el 16 de junio, donde perder la mayoría del congreso, sería tanto como destinar al mandatario mexicano al fracaso.
Después de las iniciativas provenientes del ejecutivo, que se han aprobado por diputados, diputadas, legisladores y legisladoras al servicio de la 4T, con negativos resultados para los mexicanos, se puede advertir que el país está sumamente lastimado, no tan solo en su salud, sino también en economía y seguridad, con mayor desempleo y mayor miseria extrema, con pobreza y hambre.
La más reciente, la que se refiere a la Ley Energética, es otra ocurrencia más del Emperador mexicano, esa que tampoco fue revisada por las mayorías tanto del Senado como de la Cámara Baja, donde tampoco se le quitó una coma, pero que estará resultando de amplio perjuicio para la población.
Vendrán otras iniciativas más del señor López Obrador, aún queda tiempo a sus corifeos de San Lázaro para seguirlas aprobando, traicionando así la confianza de quienes votaron por ellos en las urnas a quienes no toman en cuenta porque para ellos lo único que vale es quedar bien con su amo, el Presidente.
Por ello es que los antorchistas lanzamos el llamado constante a los mexicanos para que no se caiga en el error de seguirle brindando nuestra confianza en las urnas a los morenistas, porque hacerlo sería tanto como seguir esclavizados o bajo el yugo de un mandatario absolutista que se ha abrogado el derecho de secuestrar a los otros dos poderes de la Nación.
Si López Obrador pierde la mayoría en la Legislatura federal en la elección venidera, a partir del primero de septiembre de este año las cosas se le estarán poniendo color rojo hormiga al mandatario mexicano, por ello le será urgente sacar todas sus ocurrencias y no dejar nada en el congelador legislativo.
Albazos legislativos estarán presentes, que estarán eliminando al Instituto Nacional de Acceso a la Información, mandando a la fregada la rendición de cuentas y la transparencia, mientras que se descalabra la libertad de expresión mediante la censura en diversos ámbitos.
La tensión en Palacio Nacional es evidente pues sus ocupantes saben perfectamente que están en el umbral de una elección que podrían perder y de esa manera el poder que ostentan actualmente se les escurrirá de las manos.
Lo cierto es que México no se verá impulsado hacia el progreso mientras persista el mandato del Ejecutivo sobre el Legislativo, con una democracia inexistente donde al pueblo se le manda a la fregada para seguir a ciegas las órdenes del promotor de la 4T.
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