México vive momentos de crisis muy agudos en salud, política, economía, en lo social y ahora se suma también la crisis cultural; lamentablemente, el gobierno de la 4T no tiene ninguna intención de buscar propuestas serias para enfrentarlos, muy por el contrario, le ha dado un sesgo clientelar al manejo de los recursos, pero ahora quiere hacerlo de manera absoluta; por ejemplo, se ha destinado el presupuesto público a las obras que él "considera prioritarias", aunque no lo sean para todos, como los proyectos faraónicos que está empeñado en continuar: la refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya.
En el ejercicio 2020, la inversión financiera para dar continuidad a la construcción de la nueva refinería fue de 48 mil 500 millones de pesos, en Paraíso, Tabasco; 172 mil millones de pesos para las instalaciones del Aeropuerto en Santa Lucía, y el presupuesto de la construcción del Tren Maya es de 139 mil millones de pesos, además de la compra del estadio de beisbol en el estado de Sonora de 511 millones 690 mil pesos; todo esto se hace en lugar de estar preocupado por la contingencia de covid-19; López Obrador y su gobierno están distraídos en otras cosas que al país no le interesan, está derrochando los recursos de nuestra empobrecida nación, mientras la población se encuentra en medio de una emergencia sanitaria que afecta, como siempre, a los más pobres.
Estos proyectos presentados por la 4T fueron criticados en su momento por su poca viabilidad, además del alto costo que representaba para los mexicanos, lo que provocó que dejaran a todos los municipios del país sin obras de primera necesidad, como agua potable, drenajes, electrificaciones, etc.Sin embargo, en estos momentos de pandemia resulta más indignante que el presidente de la República no esté dispuesto a dar recursos para proyectos de este tipo y mitigar, creando empleos, el colapso económico al que nos estamos enfrentando, que suman a esta fecha la pérdida de más de 600 mil empleos; es decir, el presidente está destruyendo la economía del país con sus políticas de relumbrón a tal grado que deja a los médicos y enfermeras sin medicinas, sin lo necesario para prevenirse ellos ni para curar a los enfermos, lo cual dibuja un desastre nacional.
Por si fuera poco, a últimas fechas también en el terreno de la cultura hay desmantelamiento.El pasado 17 de abril el gobierno federal decretó la desaparición de los fideicomisos con un saldo de 740 mil millones de pesos, sin hacer ningún tipo de análisis de los mismos, los metió a todos en un costal, para desaparecerlos, según él porque había corrupción, pero lo hizo así nada más para quedarse con sus fondos y usarlos discrecionalmente en sus propósitos clientelares.Dentro de estos está la desaparición del fideicomiso que tenía el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) desde 1989.Ya en su primer informe, a AMLO se le criticaban las decisiones que ha tomado en el sector cultural y científico, pues no ha cumplido ninguna de las promesas que como candidato y como gobierno hizo a estos sectores.Por ejemplo, Alejandra Frausto secretaria de Cultura Federal, aseguró cuando tomó posesión de su cargo, que la cultura nunca más volvería a ser accesorio ni un adorno, sino que estaría en el centro y sería uno de los ejes de la política de "regeneración del tejido social" y del "bienestar del alma", pero la realidad ha sido otra; con lo que queda al descubierto, por parte del ejecutivo, la intención de desarticular toda la estructura política, económica y jurídica con la que contaba la comunidad cultural y artística.¿Qué van a plantear en sustitución del FONCA y cómo lo van a lograr? o ¿con qué estructura y en qué tiempo estiman que haya efectividad productiva en tales propuestas?
Siendo sinceros, no creo que esté destinado a resolver los problemas ya expuestos en materia de cultura, ¡mucho menos los problemas del alma!, que es muy amplia y diversa en nuestro país, la iniciativa de López Obrador pretende obtener el poder absoluto para decidir sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación "en caso de emergencia" (PEF), aun después de que la Cámara de Diputados (como representantes del pueblo) lo hayan discutido y aprobado.Con una iniciativa como ésta se anula el poder del legislativo en materia de presupuesto y se invaden gravemente las funciones que derivan de la división de poderes.
En efecto, México no va a ninguna parte con una doble dictadura, política y económica, al concentrar el poder presupuestal en la persona del presidente de la República.No cabe duda que modificar la Constitución, para que el presupuesto discutido y aprobado como facultad exclusiva por los diputados federales, que son los representantes populares en la materia, equivale a invadir atribuciones del poder legislativo por el ejecutivo y dejar en las manos de un sólo individuo la democracia, los gobiernos, los partidos y los derechos políticos de la ciudadanía para que una sola persona se convierta en el amo absoluto de todos y de todo.Aquí se ve claramente la ambición insaciable por monopolizar el poder por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena, para reelegir a sus diputados en el segundo trienio y aseverar la suya para el siguiente sexenio.
Ya son muchos los opinadores, como Beatriz Pagés, directora del semanario Siempre, de Organizaciones No Gubernamentales, la OXFAM México, el Consejo Coordinador Empresarial, etc., que coinciden en la idea de que López Obrador está desmantelando, lo mucho o poco que tenía el país; pues durante los quince meses que lleva en el cargo ha secuestrado ingentes recursos, destrozado la economía, violentado la división de poderes, anulado el pacto federal, la democracia, los órganos constitucionales autónomos y ahora, la salud de los mexicanos, entre otras muchas afrentas, como para poner en duda lo aquí expuesto.
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