Afortunadamente el pasado domingo17 de abril, en la Cámara de Diputados se detuvo la Reforma Eléctrica propuesta por el Ejecutivo, que dicho sea de paso es la primera vez que se rechaza una reforma constitucional de un presidente debido a que era dañina para el medio ambiente y traería una serie de medidas que perjudicaban la economía del país y que, en consecuencia, amolaría más a los más pobres que somos casi todos los mexicanos.
Para aprobarse, requerían 333 votos para modificar la Constitución, pero solo votaron a favor de ella 275 diputados de Morena, Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM); los votos en contra fueron 223 que emitieron los diputados del Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Movimiento Ciudadano (MC), o sea 498 votos válidos y cero abstenciones. Debido a que la propueta en torno a la Ley de la Industria Eléctrica del presidente López no fue aprobada por mayoría calificada, fue desechada por la Cámara de Diputados.
Al otro día los morenistas salieron con un discurso triunfal por la aprobación de la nombrada “Reforma Minera” que nacionalizó el Litio, con lo que intentaron recuperar la narrativa exitosa de la “4T” y así ocultar la derrota que sufrió el presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo de la reforma eléctrica que, por cierto, al presidente no se le acababa el coraje.
La realidad es que la ley sobre la explotación del Litio ya existía y está enmarcada en el artículo 27 de la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos: “La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación…”; o sea, los diputados de Morena nacionalizaron algo que ya nos pertenece desde 1917. ¿El pueblo pobre gana algo con esta reforma? ¿El gobierno tiene los recursos suficientes para crear una empresa y explotar este importante mineral? ¿Por fin el Estado en manos de Morena generará empleos? Lo quiero ver.
El caso es que la sesión del lunes 18 de abril se quedó sin la mitad de sus integrantes en la votación; la “nacionalización del Litio” solo fue votada por Morena, PT y el PVEM. Los partidos opositores abandonaron el recinto legislativo y se abstuvieron de votar, a lo que denominaron “resistencia democrática”.
No obstante, llama la atención la convocatoria hecha por la senadora y el diputado de Morena, Citalli Hernández y Mario Delgado, respectivamente, a “quemar públicamente” a los diputados que votaron contra la reforma eléctrica, incitando a sus seguidores y chairos a la violencia verbal y física, algo totalmente reprobable en una democracia, esa que tanto dicen pregonar.
En una sociedad tan diversa como la mexicana, es normal pensar diferente y, para ponernos de acuerdo, es necesario el diálogo. Eso es democracia. No por diferir con el presidente, o con los morenistas, se es un traidor a la patria; pero, sí lo son quienes actúan con incongruencia.
Los que realmente traicionan a la patria son los que dejaron a millones de enfermos sin medicinas, lo que hicieron que aumentaran a 3.8 millones el número de pobres en México, los que usan la política de “abrazos, no balazos” y dejan que suba la ola de inseguridad; ahora tenemos más 100 mil homicidios y 25 mil 457 mujeres desaparecidas. Los traidores son los que dejaron a 15 millones de mexicanos sin acceso a la salud, los que fracasaron con su política para combatir la pandemia por covid-19 y dejaron en el desamparo a las familias de 324 mil fallecidos y 5.7 millones de casos por esa enfermedad.
Esos diputados traidores son los de Morena, del PT, y del PVEM, salvo honrosas excepciones como la legisladora Alexis Gamiño que votó en contra a pesar de la imposición y sufrió la represalia al ser expulsada del Partido Verde. ¿Por qué los diputados de esos partidos se afanan en decirse representantes de la patria? En los hechos se conducen como seguidistas de un gobierno autoritario que demuestran que vivimos el preludio de un gobierno de corte fascista al impulsar un linchamiento mediático en contra de los diputados que no están a favor de los dictados de López Obrador. Eso no es ser demócrata, eso es ser fascista.
Esos diputados traidores gastan su energía en atacar a sus opositores políticos, pero no instrumentan medidas para combatir la inseguridad: un estudio reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), titulado “Percepción Social sobre Inseguridad Pública a Nivel nacional”, indica que a marzo del 2022, más del 66.2% de la población mayor a 18 años considera sentirse inseguro en su ciudad. De ese universo estadístico el 71.1% de mujeres y el 60.4% hombres perciben la inseguridad como nunca antes.
Tan solo en el municipio de Chimalhuacán, el rubro de la incidencia delictiva aumentó en un 47% en este primer trimestre del año en comparación con el primer año de la administración pasada en 2018, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Asimismo, en cuatro meses del 2022 los delitos cometidos incrementaron hasta un 8% con respecto al año anterior.
Morena prometió un cambio, pero hoy vemos que todo va bastante mal, la gente empieza a opinar que la inseguridad sigue en aumento aunado a otros graves problemas. Entonces, ¿quiénes son los verdaderos traidores de la nación?
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