Rausel Cervantes Huertas continua sin atender las demandas y solicitudes de apoyo de los campesinos pobres del municipio de Joquicingo.
Por ello, más de 600 campesinos de las cinco comunidades del municipio marcharon de la unidad deportiva hasta el palacio municipal en demanda de ser atendidos por el alcalde, pero nuevamente Rausel se escondió y no dio la cara; su falta de diálogo y compromiso rallan en el despotismo, su indolencia es una ofensa para los más pobres del campo que acuden como es su derecho a pedir apoyo a las autoridades toda vez que el precio de los fertilizantes está tan caro que una familia que vive de sembrar maicito y un poco de chícharo, está claro que no los podrá costear.
Pero eso no lo entiende Rausel, su comportamiento más que de presidente de todos los joquinguenses, es de cacique que usa los recursos públicos para apoyar solamente a su gente. Esto lo decimos porque, previo a la marcha de los antorchistas, el Ayuntamiento, secretamente, sin convocatoria ni aviso, se dio a la tarea de repartir algunos bultos de fertilizante con el claro propósito de disolver la marcha.
El simulacro fue de la siguiente manera: en la cabecera municipal, de buenas a primeras, en casa de la síndico se comenzaron a repartir algunos bultitos de fertilizante; cuando se corrió el rumor, la gente acudió, pero al llegar los retacharon porque dijeron que el dichoso fertilizante ya se había acabado. La gente se molestó porque les pidieron un montón de papeles y cartas de agradecimiento, pero, cuando por fin reunieron el expediente, les dijeron que ya no había abono. Otros, francamente indiferentes expresaron que eran muchos papeles para un solo bulto de abono.
En Techuchulco repartieron algunos bultos directamente en los domicilios, calladitos y sin hacer aspavientos para que la gente no se acercara a pedir; creo que de los miembros de Antorcha solo le dieron al profe Toño. Y en el Guarda lo repartieron de noche para que no fueran de pedigüeños los de Antorcha, ¿A quien se lo dieron? ¡Sepa Dios! Hicieron las cosas como ladrones.
En total, se repartieron cerca de nueve toneladas; el tramposo simulacro es a todas luces insuficiente, solo apoyaron a 140 personas de las más de tres mil que lo necesitan y solo dieron 50 kilos cuando un campesino requiere una cantidad arriba de los 900 kilos.
El tramposo simulacro de reparto llevaba el claro propósito de mal informar a la ciudadanía y que todos se fueran con la finta de que él ya había cumplido. El burdo engaño no prosperó a pesar del revuelo que le dieron en redes sociales y la gente sí se juntó para la marcha, la cual se realizó ordenada y pacíficamente y concluyó en el zócalo municipal con un animoso y nutrido mitin en donde se denunció públicamente la falta de voluntad política de Rausel Cervantes Huertas y de su cabildo.
El repudio que esta administración está logrando entre la ciudadanía es por el uso faccioso de los recursos públicos, por su actitud déspota y porque no les importa ayudar a la gente y menos a los campesinos. Esta actitud es ofensiva, lastima y enardece a los campesinos. Entienda, por favor señor Rausel, y póngase a trabajar: hay problemas serios y usted parece no darse cuenta. La gente tiene problemas graves de salud, arregle la unidad médica, se necesitan doctores, se necesitan medicinas; que haya atención de salud mental, hay gente que sufre cuadros peligrosos de depresión que está pidiendo ayuda a gritos y si no se atienden la gente tiende al suicidio. ¿Es tan difícil de entender esto?
Señor presidente, también urge que ponga señaléticas de tránsito en nuestras carreteras: son constantes los accidentes que bien pudieran prevenirse si hubiera señales de tránsito correctas que orienten a los conductores, de este modo se podrían evitar accidente fatales como el ocurrido en El Guarda con el bus que se desbocó al quedarse sin frenos en la pendiente.
La gente en su desesperación puso grandes piedras para desviar el tránsito pesado, ya que usted no lo hace que es quien maneja los recursos públicos. Sepa señor presidente que la negligencia por ignorancia o por omisión de las autoridades públicas, termina más temprano que tarde costando vidas humanas.
Por nuestra parte, vecinos de Joquicingo, seguiremos denunciando la falta de solución al problema de los campesinos. Es claro que le molestan nuestras pintas, es claro que le encabritan nuestros escritos, pero no decimos mentiras, es la puritita verdad y todos ustedes lo saben.
Nosotros seguiremos con nuestro plan de lucha y ya ni siquiera es por el fertilizante; es por justicia, por un trato digno para las personas; para que haya salud, para que vivamos seguros, para que mejore el nivel de vida de los ciudadanos. Para que el señor presidente no se burle de los campesinos, para que se haga un uso correcto de los recursos públicos.
La gente ya comenta, señor Rausel, que, ¿De dónde las dos camionetotas del año que se acaba de comprar?, la blanca y la 4x4 que ni placas tienen todavía.
Su actitud derrochadora es de nuevo rico en el pueblo, es insultante y ofensiva. Mientras más de seiscientos campesinos demandaban su presencia urgidos por el hambre, usted estaba plácidamente dormido después de la fiesta excéntrica y atronadora que le celebró a su mujer por su cumpleaños. ¡Magnifico! De ese tamaño es la preocupación por los problemas del pueblo.
¿Para eso querían gobernar señores del verde? ¿Para eso señor Alan Solano quería llegar a ser regidor? Opino de usted que ayudaba más cuando era un simple empleado del Club Rotario con su amable tarea de tomar fotografías, que ahora que es un inflado regidor municipal.
Allá ustedes y su conciencia. Pero tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe y no vaya a ser que un día de estos el pueblo se canse y pase lo que no queremos que pase.
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