Existe un pasaje que trata de un hombre de negocios que en una ocasión dijo al poeta inglés Robert Graves: «No hay dinero en la poesía», a lo que él respondió: «No, pero tampoco hay poesía en el dinero». Creo férreamente que el capitalismo, en su período de decadencia, fue profundamente hostil al arte. Los capitalistas ven el arte como ven todo lo demás: como una mercancía. Conocen el precio de una obra de arte, pero no tienen idea de su verdadero valor. Para ellos, el arte y los artistas son para comprar y vender como cualquier otro producto.
En el pasado, algunos hombres ricos, como Los Medici, una poderosa e influyente familia del renacimiento en Florencia, eran generosos patrocinadores de las artes. También es cierto que tenían tanto dinero que no sabían en qué más gastar, pero al menos algunos de ellos tenían algún interés en el arte y mostraban cierto aprecio por las obras que habían pagado. Hoy en día, para cualquiera de esos ricachos que quiera pagar millones por alguna obra de arte, del tipo que fuese, lo harán por el mero afán de gastar y sentir el placer de todo su poder adquisitivo.
Dentro del capitalismo, la sociedad mexicana, el arte parece no tener cabida, pues pese a que somos un país inmensamente rico por la que herencia cultural que nos caracteriza, somos un país con muy poca inversión económica para éste importante sector. La escritora Viri Ríos, dice en su libro “No es normal” que el gobierno de México invierte poco a la cultura. Asegura que se invierte menos en sus creadores y sus públicos que en muchos países latinoamericanos incluyendo los estados más pobres. Con un gasto de apenas el 0.12 por ciento del Producto Interno bruto (PIB) en cultura, México tiene menor inversión en este sector que países como Colombia y Guatemala.
El presupuesto del gobierno federal ha ido a la baja en los últimos años. En 2019, sufrió recortes de más de mil millones de pesos. Para el 2020, el presupuesto se incrementó en términos reales el 2 por ciento pero la letra pequeña en subsidios, gastos de operación y otras actividades culturales, se redujo hasta en 40 por ciento. Un año después, para el 2021, sucede lo mismo y si comparamos los 18 mil 400 millones de pesos asignados a la cultura por López Obrador, la reducción llega al 5 por ciento menos que el último año de Peña Nieto y un 35 por ciento menos al de Felipe Calderón.
Invertir en Cultura propicia al desarrollo humano y es el motor del crecimiento económico. Desafortunadamente, los ricos de éste país y gobernantes han desechado esta premisa.
A los artistas mexicanos nunca les llegará recurso federal para poder promover el arte de la rama que sea, pues se cierran las posibilidades a todos aquellos que no cuentan con un recurso para poder pagar una buena escuela dónde al estudiante se le de la oportunidad de desenvolverse en alguna disciplina artística.
Por eso, todos aquellos que producen algún tipo de arte con sus recursos, deben venderlo para poder sobrevivir, deben llevar al mercado su obra para que les sea comprada no por lo que vale sino por el precio que se le asigne que le pueda permitir al artista comer y vestir.
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