A todos aquellos que conocemos la realidad en torno a los procesos democráticos no nos sorprendió en lo más mínimo lo ocurrido en las pasadas elecciones, pues como dijera alguien “fue lo mismo de siempre”, sólo que ahora la intervención directa del señor presidente de la República y de su partido Morena ha sido más franca y abierta. Sin ningún decoro se manipuló la voluntad popular por medio de los ya conocidos mecanismos de compra de votos, embarazo de urnas, condicionamiento de los programas sociales, etc., fue tan escandalosa la intromisión del Estado como descabellados los resultados de la contienda electoral, que dejaron fuera de los puestos de representación popular a políticos con amplia trayectoria y comprobado oficio de servicio. Muchos personajes que triunfaron no eran conocidos por los votantes, no tenían conocimiento de la problemática de los distritos ni de los municipios a los que aspiraban a gobernar, es más, ni siquiera viven en la región y, sin embargo, arrasaron en las urnas. Cómo se explica esta votación atípica, ¿cuál es la racionalidad en estos resultados irracionales?
Una de las primeras causas es el bajo nivel de politización de la mayoría de los mexicanos, que no han entendido que el voto es un arma para tomar el poder político de este país, y que el poder político, para servir a los intereses del pueblo, necesita estar en manos del pueblo. Esta falta de claridad es lo que permite a las clases gobernantes arrebatar el poder en cada proceso electoral, dejando a la masa de mexicanos a merced de los ricos de siempre.
Esto es precisamente lo que vemos hoy en día en el estado de Puebla, donde se comenta que miles de millones del erario se utilizaron para garantizar el triunfo del partido oficial en todo el estado. Sin embargo, a pesar de la gigantesca derrama económica los morenistas no lograron el triunfo en todos los lugares, como lo esperaban, y por ello, para lograr el sojuzgamiento de los poblanos a toda costa, el actual Gobierno morenista pretende dar un paso más en sus prácticas dictatoriales: se propone arrebatarle el triunfo a los pobladores de Huitzilan de Serdán y Ocoyucan.
En estos dos municipios la gente votó por auténticos representantes populares, no fueron determinantes aquí las máscaras de los partidos para definir el voto de la mayoría, quien realmente obtuvo el triunfo fueron los candidatos respaldados por sus hechos, su trabajo y su trayectoria política. Y este aparente milagro no es producto de la casualidad, sino del trabajo consciente de politización y organización que el Movimiento Antorchista viene realizado en estos municipios desde hace muchos años.
Y vino la disyuntiva para los gobernantes en turno, ¿los dejamos ganar o les arrebatamos el triunfo? La decisión fue clara y los mecanismos están a la vista: impugnar -no importa que sea extemporáneamente-, calumniar, usar facciosamente el control de autoridades electorales, etc. “En la guerra y en el amor todo se vale” solo que los morenistas no tienen en cuenta un factor determinante, la decisión inquebrantable del pueblo. No permitiremos el robo de nuestro triunfo, los pueblos en cuestión y su organización Antorcha Revolucionaria están prestos a la defensa. Ya estamos trabajando para advertir a los tramposos y eternos abusadores de la indefensión de los ciudadanos, que no podrán perpetrar la agresión, porque en contra de sus abusos esta la decisión de los pueblos y su organización a nivel nacional.
Ya realizamos una marcha (huitziltecos y ocoyuquenses) a la ciudad de Puebla con un total de 7 mil personas, estamos difundiendo volantes a todo lo ancho y largo de la república para dar a conocer el intento de atraco, y también estamos haciendo uso de todas nuestras redes sociales, y si se hace necesario, marcharemos desde Huizilan y Ocoyucan a la capital del estado para que sea del conocimiento de toda la nación el abuso de poder que está ejerciendo el gobierno poblano representado por Miguel Barbosa Huerta.
No nos harán retroceder, no aceptaremos imposiciones, lucharemos hasta el final, los pueblos tienen el derecho de elegir a sus gobernantes y lo defenderán, la democracia no debe ser papel remojado, debe aplicarse y respetarse en toda su extensión y profundidad. ¡Viva el triunfo de Ocoyucan y Huitzilan de Serdán!
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