La conquista española en México trajo muchos cambios en la sociedad, entre ellos, la planificación y la nueva lindeza de ciudades mexicanas que hoy en día conservan la mejor arquitectura colonial. Grandes edificaciones, fachadas llenas de detalles y calles coloridas, son algunos elementos de esas ciudades mexicanas que destacan por su impresionante arquitectura.
Además de su valor histórico, la arquitectura colonial refleja el crecimiento y la transformación del país, así como la propia evolución de estilos como el barroco y el neoclásico. A continuación, enlisto algunas ciudades con la mejor arquitectura colonial: Morelia en Michoacán, Zacatecas, Oaxaca, Mérida en Yucatán, Guanajuato, Querétaro y no podía faltar la más querida por mí, Puebla de mis amores.
Definitivamente, Puebla es una de las urbes con la mejor arquitectura colonial. Al ser una de las más antiguas, tiene gran cantidad de edificios religiosos y civiles que son parte del patrimonio cultural. En el Zócalo, se pueden apreciar casonas con talavera e iglesias con estilo barroco. La catedral, el palacio municipal, la casa del Alfeñique y el callejón de los sapos, son ejemplos de esa arquitectura. Sin embargo, la Biblioteca Palafoxiana es el mayor atractivo, al ser la primera biblioteca pública del continente y conservar el mobiliario original.
Y al interior del estado nos encontramos con un caluroso y hermoso municipio lleno de tradición e historia, reconocida entre las 25 finalistas del City to City Barcelona FAD Award 2013: Tecomatlán, Puebla, en la Mixteca Poblana. Lo mejor de Tecomatlán es que puedes andar por la pequeña ciudad caminando, no necesitas de un carro para poder explorarla, el hermoso municipio, caracterizado por sus calles grabadas en concreto, su gente amable y la tranquilidad de una estancia placentera debido a sus paisajes únicos, es un lugar que lo tiene todo para disfrutar: cultura, historia y naturaleza, en ella hallamos un lugar colmado de costumbre, paz y emblemática fuerza como lo es la Iglesia de San Pedro con su arquitectura colonial.
La iglesia parroquial de San Pedro, joya del barroco, ícono de la arquitectura colonial y construida entre el siglo XVI y XVII, ha sido remodelada en una ocasión con ese espíritu. Data de los años 1578 y 1680, muy original y digna de admirar, se trata de la Iglesia dedicada al culto del santo patrono del pueblo, San Pedro Apóstol. Desde lejos se aprecia a simple vista la enorme influencia prehispánica que predomina en su frontispicio, con múltiples elementos como la figura del tecuani.
En los detalles del templo se encuentran gran cantidad de vírgulas y el ícono de flor, entre otros símbolos precolombinos. De igual manera las imágenes de los ángeles y personajes antropomorfos que presentan rasgos somáticos netamente indígenas. Lo que lleva a pensar que fueron los artistas autóctonos quienes llevaron a cabo tan original obra, además de que contaron con la relativa libertad para plasmar su imagen, sentir y formación cultural.
En lo que respecta a los antecedentes de esta parroquia, poco se sabe. Aunque de acuerdo con los archivos de la región Mixteca que obran en los expedientes del presbítero, el licenciado en Historia y Premio Nacional de Periodismo, Senén Mexic, cronista que fue sacerdote de la Orden Carmelita, en 1775 ya contaba con auto de elevación, así como su archivo parroquial. Dicho asentamiento se encuentra ubicado junto a la orilla del río Mixteco.
El pueblo de Tecomatlán fue cuna del reverendo padre Manuel Orta y Rebollar, quien murió en Mariscala, Oaxaca. Durante la administración de la parroquia del padre Pedro Andón y Ávila, oriundo del vecino pueblo de Piaxtla, funcionaron los entonces famosos Colegios Católicos, distribuidos de la siguiente manera: dos en Tecomatlán, dos en Progreso, tres en Ilamacingo, uno en Yetla, dos en Olomatlán, y uno en Peña Colorada.
La iglesia pertenece al Barroco Mexicano entre los siglos XVI y XVII, y está construida de tal manera que de oriente a poniente representa una cruz. Hoy admiramos la belleza de esta gran obra en todo su esplendor.
La iglesia de Tecomatlán se transformó en catedral, templo de los más importantes de la Mixteca poblana por el trabajo arquitectónico que tiene, en el que se rescatan importantísimos detalles de pinturas y acabados antiguos tanto del exterior como de su interior, obra que se realizó con recursos federales gestionados desde la Cámara por los diputados antorchistas. La iglesia estaba hasta hace algunos años al interior y exterior en muy malas condiciones, pero hoy podemos apreciar todos los acabados y baños de oro de su remodelación total. Digno de ser un santuario como patrimonio cultural, intangible e inmaterial de la humanidad.
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