En el archivo histórico de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) se pueden consultar las diversas ediciones que ha habido desde la generación de 1960. Cuántos los hemos tenido en nuestras manos, y era siempre un momento especial cuando nos los entregaban al principio de cada ciclo escolar.
En los últimos meses se ha criticado la desaparición tanto del libro de Matemáticas como el de Español para el primer año de primaria en la edición 2023 de los libros de texto. Las protestas de especialistas y padres de familia no han tenido mayor resonancia y aparentemente la SEP impondrá su nuevo modelo educativo a rajatabla, sin haber tratado de alcanzar antes un consenso con las diversas entidades federativas ni con los actores involucrados en la educación de los niños. El caso del libro de Matemáticas es lamentable por muchas razones.
Lo que se pierde al desaparecer el libro de Matemáticas del primer grado es una tradición de 63 años, a lo largo de los cuales la importancia asignada a la materia fue creciendo paulatinamente. Ahora, con los nuevos libros de texto para el primer grado, elaborados por la Dirección de Materiales Educativos de la SEP, no hay ninguno asignado a las Matemáticas. Ahora habrá dos libros con material educativo (Nuestros saberes” y Múltiples lenguajes) y tres libros sobre proyectos que el maestro puede organizar en el aula, en la escuela o en la comunidad.
Los dos libros de material educativo consisten en cápsulas de dos o tres páginas cada una, sin ningún orden discernible. Se pasa de las abejas al código braille, a ejemplos de algunas figuras geométricas, a cuestiones de igualdad social, etcétera. Es una desordenada Wikipedia de cápsulas didácticas.
La idea de la Nueva Escuela Mexicana es que el maestro ya no enseñe materias específicas, sino que trabaje en proyectos con los alumnos. El maestro selecciona de las cápsulas aquellas que se necesitan para el proyecto, por ejemplo, la cápsula 20, la 45 y la 53, y así los niños supuestamente aprenderán Español y Matemáticas. De pasadita, mientras resuelven problemas sociales.
La realidad es que en el libro Nuestros saberes, cuando mucho 11 páginas están dedicadas a algo que se pudiera llamar Matemáticas, además de que hay muchos errores conceptuales. Es inútil buscar en sus páginas un enfoque sistemático de los diversos temas que antes cubría el libro de Matemáticas. No hay una sola página con espacio para resolver ejercicios numéricos o geométricos.
No se necesita ser experto para saber que operar con los números y resolver problemas matemáticos no es algo que se aprenda en una mañana y ya. Hay que ejercitar y ejercitar (y ejercitar de nuevo) lo aprendido, con diferentes números y planteamientos hasta que se logra la destreza necesaria para resolver cualquiera de esos problemas de manera segura.
No hay materias, en los nuevos libros no encontramos más que fragmentos de la materia de Matemáticas, ésta desaparece bajo un cúmulo de “saberes” destinados a ser integrados en los proyectos “sociocríticos” propuestos en los tres libros de proyectos".
Lo fatídico de la Nueva Escuela Mexicana no es solamente que prácticamente elimina a las Matemáticas de los nuevos libros de texto, sino que todo eso se incrusta en un modelo que no es pedagógico sino político. De acuerdo con los documentos de la SEP, lo que se tendrá ahora en el salón de clases es una “ecología de saberes”, en donde el método científico no será preponderante. Se le contrapondrán “saberes” alternativos, “contrahegemónicos”, por ejemplo, los saberes de los pueblos originarios. Esas “epistemologías del Sur”, léase de los pueblos oprimidos, van a alfabetizar al pueblo y a concientizarlo al mismo tiempo. Son resabios de la “pedagogía del oprimido” de Paulo Freyre, ahora aplicado al nivel de todo un país como México.
El problema de la Nueva Escuela Mexicana es que va a dañar sobre todo a las clases populares. La clase media ya hace tiempo que huyó hacia las escuelas privadas y ahí los nuevos libros de la SEP acabarán en el bote de la basura. Para las Matemáticas las escuelas particulares van a usar cualquiera de los libros de muy buena calidad que venden editoriales mexicanas y extranjeras.
La brecha de aprovechamiento escolar entre las escuelas públicas y las privadas seguirá aumentando. De hecho, en México se podría decir que tenemos un apartheid educativo, que solo se profundizará ahora que la SEP decidió que los libros de texto gratuito fueran guillotinados. ¿Y le importa eso a los responsables de los materiales educativos?
La idea rectora de la Nueva Escuela Mexicana es, como dijimos arriba, la “ecología de saberes”, que no incluye necesariamente materias concretas, como el Español y las Matemáticas, sino consiste en estimular una aproximación intuitiva a la realidad a través de los proyectos sociocríticos. Es una ideología en la que no cabe el aspiracionismo ni el método científico. Las evaluaciones de aprovechamiento escolar o de los maestros se califican de punitivas. Las diferencias entre los estudiantes tampoco deben existir.
Una historia de los nuevos libros de Civismo, ya utilizados en 2022, ilustra muy bien las cosas: en una carrera de educación física entre cinco estudiantes, el que lleva la delantera se detiene para que lo alcance el que va en segundo lugar. Los dos esperan a los que van en tercero, cuarto y quinto lugar. Ya todos juntos, corren hacia la meta y al llegar se abrazan. En la Nueva Escuela Mexicana hay que nivelar el rendimiento escolar hacia abajo para que no haya disparidades, para establecer así una igualdad en la ignorancia.
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