MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las obras del año 2015: el mejor regalo del gobierno antorchista para los chimalhucanos

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Hace unos días presentó su informe de gobierno del 2015, el Ing. Sergio Díaz Espinoza, alcalde interino de Chimalhuacán y comprometido militante antorchista. La verdad sea dicha, el contenido de las obras realizadas me impactó muy favorablemente, no obstante que desde el año 2000 a la fecha todas las administraciones han efectuado acciones trascendentes que han ido transformando, para bien, el rostro de Chimalhuacán. ¿Qué me llamó la atención del informe del compañero Sergio Díaz? En primer lugar que, a diferencia de otros ayuntamientos mexiquenses (que están igualmente en el tercero y último año de gobierno de las administraciones municipales), en Chimalhuacán se hicieron obras todos los días: chicas, medianas y grandes, en tanto que en los demás municipios (excepto Ixtapaluca, el otro gobierno antorchista en el Estado de México), prácticamente no se hizo nada. Marrulleramente, la gran mayoría de los alcaldes de la entidad, argumentaron que en el primer semestre del año no harían obras "porque la ley electoral" se los impedía; y luego, ya que quedaron atrás las elecciones de junio pasado, todos, a una sola voz, dijeron que tampoco harían obras en el segundo semestre "porque se vine el cierre presupuestal del año y del trienio, y porque ya no hay dinero". ¡Así, con ese descaro y cinismo!

En segundo lugar, he aquí una síntesis apretada de lo hecho este año en obras de infraestructura básica en Chimalhuacán: se invirtieron 120 millones de pesos en obras de drenaje pluvial para evitar las inundaciones (en cárcamos, presas de gavión y muros de contención); se hicieron obras de agua potable, sobre todo en el Ejido de Santa María, por 113 millones de pesos, entre las que destacan dos gigantescos tanques de agua; se realizaron 54 obras de electrificación por 40 millones de pesos; se pavimentaron o encementaron 303 calles, casi una calle por día; se rehabilitaron, forestaron y se dio mantenimiento a 943, 806 metros cuadrados de parques, jardines y áreas verdes (equivalentes a 94.7 hectáreas), cuando en el año 2000 no existía prácticamente ninguna área jardinada salvo la plaza del palacio municipal; se invirtieron 80 millones de pesos en 101 obras para mejorar la infraestructura de 96 escuelas; se le dio mantenimiento a 28 mil lámparas de alumbrado público y se colocaron 3 mil nuevas lámparas. En síntesis, Chimalhuacán es, hoy por hoy, ejemplo nacional de cómo se abate en muy corto tiempo el rezago en materia de infraestructura urbana básica.

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En tercer lugar, destacan varias obras de gran impacto que van más allá de lo básico y que proyectan a Chimalhuacán como una ciudad moderna. Me refiero, en educación, a la inversión de 50 millones de pesos en la construcción del segundo edificio de la Normal "Ignacio Manuel Altamirano" y de la Casa del Estudiante "Gonzalo López Cid" (con capacidad para 150 alumnos); al logro de 20 hectáreas para la Universidad Politécnica y 56 millones de pesos para la primera etapa de su construcción. En materia de salud, es relevante que el CRIS haya inaugurado su cuarta etapa de equinoterapia, que no tiene ningún otro CRIS en el Estado, y que se haya iniciado la construcción del hospital de San Agustín con 40 millones de pesos. En deporte y recreación, nos enorgullece el parque acuático que se inauguró en el cerro Chiamalhuache con un costo de 90 millones de pesos y que 400 deportistas de nuestro municipio fueron seleccionados para competir en la olimpiada nacional. En el terreno cultural, resalta el teatro auditorio de la escuela superior de Bellas Artes (66 millones invertidos), la adquisición de 8 hectáreas y construcción de mega velaría para la Feria Cultural y Artesanal, con un costo de 150 millones de pesos, y a donde asistieron 1.5 millones de visitantes en su pasada edición, la única feria verdaderamente popular, familiar, cultural, gratuita y segura de todo el Valle de México. Asimismo, se inauguró este año la plaza de la identidad, en la cabecera municipal, con la mejor fuente danzarina iluminada del Valle y está por inaugurarse el moderno y funcional Teatro Auditorio "Nezahualcóyotl", con capacidad para 1,700 espectadores que prestará un gran servicio en la práctica y difusión de la cultura, y que no posee ningún otro ayuntamiento del Estado de México. Ambas inversiones rondan los 250 millones de pesos.

Sin falsos optimismos y sin caer en el mito de Pigmalión, Chimalhuacán (y muy de cerca Ixtapaluca, del cual hablaré en otra ocasión), es ejemplo nacional de cómo se gobierna en favor del pueblo, de cómo sí se puede combatir a la pobreza en uno de los cuatro ejes del nuevo modelo económico que plantea el Movimiento Antorchista, o sea, en la aplicación del presupuesto, del gasto público, con honradez y con verdadero amor al pueblo. Por eso, los cinco alcaldes antorchistas que hemos pasado por la responsabilidad de haber compartido el alto honor de representar a Chimalhuacán en estos 15 años, observamos con satisfacción que los gobiernos de continuidad, de sana continuidad trienio tras trienio, sí dan resultados, mismos que están a la vista de todos los chimalhuacanos y que, al término de cada año, son el mejor regalo de Navidad y de Año Nuevo que le podemos ofrecer a nuestro pueblo, en otra época, el municipio urbano más atrasado y olvidado del país.

Hay otra buena noticia para los siguientes tres años: la compañera Ingeniera Rosalba Pineda Ramírez, presidenta constitucional de Chimalhuacán, seguramente que honrará y cumplirá con sus compromisos de campaña. Con ello, pondrá su granito de arena para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, pues Rosalba pertenece a la misma estirpe de luchadores sociales antorchistas forjados y probados a lo largo de décadas. Ella también sabe que tomará su puesto no para enriquecerse ni envanecerse sino para trabajar más y mejor. Y la sabe hacer, de eso estoy seguro. Pero eso sí, nunca se nos olvide que un buen gobierno depende no solamente de un buen gobernante. Eso ayuda pero no basta. Se requiere, ante todo, de un pueblo educado y organizado que esté dispuesto a respaldar a sus gobernantes (y a criticarlos cuando sea necesario), que opine y que participe activamente en la construcción de su propio destino. Esta es la clave, la educación y organización del pueblo, para alcanzar no solamente un Nuevo Chimalhuacán sino un Nuevo México.

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