Toda la euforia ha pasado; ahora el futuro se ahoga en un charco de lodo que la contienda política dejó acumular; la democracia de las élites volvió a poner al pueblo hasta el final dejándole solo las siguientes alternativas: vota por quien te ponemos al frente, no pienses, no juzgues, no digas nada, sólo vota, y si no quieres por inercia o costumbre, te pago tu voto.
Y así, con esa vieja forma tan criticada por los morenistas, pero ahora aplicada por ellos, se desarrollaron las votaciones, unas votaciones de Estado, dictatoriales, unipersonales que sometieron a la gente (sin darse cuenta en muchos casos) a una minoría que la explota, corrompe y condena a más pobreza.
Los vencidos parecen tener un acuerdo de silencio pactado con los vencedores, ahora los dos grupos en el poder parecen tener un discurso muy diferente a sus actos, como apuntó el dirigente nacional del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán, en su artículo más reciente: Y “para documentar nuestro optimismo”, como solía repetir irónicamente Carlos Monsiváis, cierro mi comentario con dos citas recientes. El Financiero del 10 de junio: “Salvador Camarena sostuvo que ante el resultado de las elecciones, vamos a ver una diáspora política”. Y más abajo: “Además, destacó que la clase política mexicana no es confiable, por lo que no hay una alianza que contenga al actual titular del Ejecutivo”. Por su lado, el Universal del 11 de junio informó: “Priistas exigen renuncia de Alejandro Moreno a la dirigencia del PRI; alertan alianza con Morena”. Y hay más; pero creo que con esto basta para demostrar que no soy yo quien inventa el riesgo y sus causas, ni el único alucinado que avizora un futuro poco promisorio a raíz de la elección del 6 de junio. El tiempo tiene la última palabra.
El maestro Aquiles hace un análisis profundo acerca de las elecciones pasadas, y con argumentos irrebatibles nos señala un futuro en el cual los intereses de la patria quedan fuera de la jugada, y por supuesto también el pueblo, simple espectador y principal afectado en las tomas de decisiones.
Al pueblo mexicano sólo le queda esperar, y seguir sintiendo como la realidad le asfixia sus aspiraciones y metas, quizás eso le sirva para despertar, pero resultaría peligroso un despertar espontáneo, sin dirección, esto podría llevarlo por un sendero más peligroso y lleno de trampas, podría hacerlo chocar con la fuerza del estado, el cual nos ha dado una lección que no podemos obviar, y es que lograron avanzar pese a todas las predicciones, pues “haiga sido como haiga sido” ganaron, lo que nos debe dejar claro que Estado es uno, muy a pesar de sus diferencias y posiciones políticas. ¿Qué no harían para frenar por completo las verdaderas aspiraciones del pueblo organizado?
Vale mejor continuar con la organización de las masas, con la educación política, vale seguir las enseñanzas de nuestro líder nacional, y prepararnos para la lucha democrática, pues como se ve, los tiempos difíciles apenas comienzan.
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