Las universidades para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJG), fueron legalizadas por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mediante un decreto publicado en junio de 2019 en el que justificó la formación de una red de universidades comunitarias para abatir la marginación educativa que se cebaba en los sectores más marginados del país.
Así, sin ningún diagnóstico sobre las verdaderas causas y problemas de la desigual acceso y resultados en la educación, sino con una decisión como de iluminado, a golpe de decreto, la 4T legalizó las universidades que había fundado Morena desde 2016 y creó las UBBJG. Sus resultados actuales muestran cómo su creación fue hecha al vapor y sin un gramo de responsabilidad, sino para satisfacer los intereses formados de un sector de su partido.
Para el ciclo 2021/2022, de acuerdo con los documentos expuestos en la página web de las UBBJG, se reporta a 37 mil 585 alumnos distribuidos en 145 sedes (aunque en el Cuarto Informe de AMLO dijo que habría más de 64 mil estudiantes, no es incongruencia, es mentira el informe); en promedio 260 alumnos por sede. Aunque hay una gran disparidad entre las sedes; por un lado, existen 24 sedes (15 por ciento) que tienen menos de 100 alumnos, la más pequeña es de solo 28 alumnos y se halla en Yahualica, Hidalgo, y; por otro lado, hay 2 sedes con más de mil alumnos: Tacámbaro, Michoacán (1,181 alumnos) y Juan R. Escudero, Guerrero (2,054). Más de una tercera parte de las sedes se encuentra en los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y la Ciudad de México.
A pesar del respaldo del Gobierno federal para los aspectos institucionales y de recursos, las demandas de maestros y alumnos de estas universidades exhiben gravísimos problemas de funcionamiento.
No hay ni profesores, ni aulas, ni clases. Los estudiantes han reclamado: “queremos maestros y clases de verdad”. Denuncian situaciones, como en la sede de Ticul, de estudiantes de Medicina Comunitaria que, de las ocho materias registradas en el plan, solo están tomando dos.
La otra demanda es la de infraestructura. Hacen falta instalaciones apropiadas y suficientes para atender a los estudiantes que ya se hallan inscritos. Hay planteles que no cuentan, siquiera, con un terreno. Los egresados se hallan en el limbo. Se estima que para 2022 había ya 600 egresados de las UBBJG; sin embargo, existen denuncias de que por falta de protocolos de titulación o sin ninguna explicación de por medio, ya cubiertos los requisitos, el organismo se ha mostrado incapaz de entregar los títulos en cuestión. En 2020 se hizo notar que algunas sedes y carreras eran ilegales, operaban sin Registro de Validez Oficial de Estudios (RVOE), lo que explicaría lo que sucede ahora.
Los profesores contratados por las UBBJG también han denunciado irregularidades. Los contratos son temporales y por prestación de servicios profesionales, lo que los condena a no poder exigir los derechos laborales que por ley corresponde a los trabajadores asalariados. Las UBBJG solo tienen asignadas 24 plazas, ninguna referida a la docencia.
Pero, por si esto fuera poco, varios profesores contratados en las UBBJG denunciaron ante la Secretaría de la Función Pública a la Doctora Raquel Sosa, la directora del Organismo Coordinador, por descuentos a los sueldos de los profesores, así como desvíos de recursos. Por lo que fue condenada, en su momento, la maestra Delfina.
Por otro lado, hay una falta absoluta de información sobre el uso que se ha hecho de los cuatro mil millones de pesos (mdp) programados por el Gobierno federal para las UBBJG entre 2019 y 2022. No hay información sobre el pago de sueldos a los profesores, ni de gasto corriente de las sedes. Tampoco se conoce la titularidad de los terrenos y edificios que municipios y otros organismos les han donado, pues a nivel patrimonial, las UBBJG aparece en ceros. La callada más absoluta ha sido la respuesta a las solicitudes de información sobre las UBBJG.
Las UBBJG son una farsa más, una grosera engañifa de la 4T, que simula resolver un problema sin siquiera rozar su superficie. Los estudiantes de las UBBJG deberán unirse, exigir educación de calidad que les permita conocer, a fondo, los problemas y el desarrollo científico más alto de su profesión.
Pero, han de saber también, que ni la 4T ni el modelo neoliberal, que sigue vigente a pesar del falso carácter popular de su gobierno, tienen la capacidad de resolver la pobreza y la desigualdad del México que viven sus comunidades, que en materia de un verdadero gobierno para el pueblo falta mucho por hacer y no será sino obra de un pueblo educado políticamente, con consciencia de que la desigual distribución de la riqueza es la verdadera causa de su miseria.
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