A fuerza de mañaneras, a fuerza de discursos tras discurso en esta ciudad, en esta comunidad, en este puesto, por aquí, por allá, la imagen del presidente de la República y su 4T han permeado en la mente de los mexicanos como un movimiento que revolucionará al país y mejorará la vida de los mexicanos. Sin embargo, este discurso es eso, un simple discurso. Las verdaderas intenciones de la 4T se hacen visibles, año con año, en las discusiones de la Cámara de Diputados en donde se discute el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF). Este año no es la excepción.
En este momento transitorio entre clases en línea y clases presenciales, en un México que ha pasado a ondear el verde en la mayoría de los estados en medio de un repunte de Covid que amenaza la salud de los menores de edad quienes, en teoría, forman parte de la población que no ha sido vacunada, ¿qué propone Morena, encabezada por López Obrador, para la educación el año siguiente?
El PPEF, para el 2022 le otorga el 16.85 % a los recursos educativos, el 2.94 % a la educación superior y el 1.05 % a la ciencia y tecnología el 0.20 %. Si lo comparamos con el año pasado, donde los porcentajes eran del 18.11 %, 3.20 % y 1.09 %, respectivamente, es observable un decremento en este rubro y, aunque pudiera argumentarse que en términos absolutos existe un incremento, este no es suficiente para resarcir los recortes presupuestales que existen desde el 2018. Por otra parte, con este presupuesto, ¿se pueden adecuar todas las instituciones para prevenir los contagios en las aulas cuando los niños y jóvenes regresen a clases?
El gobierno federal mantiene como prioridad en materia educativa las Becas Benito Juárez para el 2022, sin embargo, ¿qué tan prudente o conveniente es esto?
A programas asistenciales se le han asignado 67 millones 200 mil pesos (3.2 % más que el asignado para este año) de los 364 millones 500 mil de pesos para materia educativa, es decir, el 18.4 %. La 4T, como en sus inicios, sigue con su discurso de dar dádivas a los “más necesitados”, en lugar de invertir en aquellos rubros que mejoran, en mayor medida la calidad educativa las siguientes generaciones. ¿Por qué en lugar de repartir dinero no se invierte en la infraestructura de las escuelas, no se invierte en escuelas de tiempo completo, no se invierte en equipar las escuelas para evitar los contagios entre los jóvenes?
Aquí se revela la preocupación y los verdaderos intereses de nuestro máximo representante y sus seguidores, quienes lo secundan en la cámara de diputados. No es el interés por mejorar las condiciones educativas en todos y cada uno de los rincones del país, si no crear entre los jóvenes y los padres de familia un sentimiento de “agradecimiento” porque al fin existe un presidente que se preocupa por “regresar” al pueblo el erario, por darle a los pobres de México, a fin de que en próximas elecciones sean ellos los elegidos para continuar con su “transformación”. No se alcanza a vislumbrar que este apoyo pasajero no permitirá que todos los educandos transformen sus mentes al tener mejores condiciones en las escuelas, al tener laboratorios de primer nivel, bibliotecas ricas en libros, al tener maestros con la mejor preparación del mundo. En México se invierte en apoyos asistenciales electoreros en lugar de invertir en educación. Así la transformación de cuarta de nuestro México. Si esto no es suficiente, esperemos las evaluaciones de organizaciones internacionales en próximas fechas. A las pruebas me remito.
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