La semana que termina, los primeros días de septiembre, en el país se ha considerado el más negro del año porque es cuando la naturaleza se ha ensañado con la población. Vimos las tormentas, vientos, desbordamiento de una presa, un temblor con cientos de réplicas, deslave de cerro, etc., sin dejar de mencionar los huracanes que se presentaron en el mes de agosto.
Los estados con mayor número de damnificados, son los del sureste, Puebla, Veracruz, Estado de México, Hidalgo, Guerrero, Oaxaca, Colima, Jalisco, Sinaloa, Baja California Sur, etc.
Los medios de comunicación nacionales, estatales, regionales, municipales y las redes sociales han dado a conocer historias desgarradoras, dignas de hacer una película de ellas, de todo el tormento y sufrimiento han tenido que vivir cientos de miles de mexicanos que en un abrir y cerrar de ojos perdieron su patrimonio que les costó toda una vida levantar, además de pérdidas humanas que no se podrán recuperar.
Muchos se preguntan: ¿Quién es el responsable? ¿Quién va a pagar o ayudar con las pérdidas materiales? ¿Se pudo evitar la tragedia? Si bien es cierto a nadie se le puede responsabilizar de los desastres naturales y tampoco se pueden evitar, lo cierto es que casi nada se hace por parte de las autoridades respectivas de los tres órdenes de gobierno para evitar que las familias se asienten en lugares de alto riesgo, ya que tarde que temprano la naturaleza les cobrará la factura, muchas veces no se puede quitar a las personas de esos lugares pero la autoridad no hace nada para realizar obras de infraestructura o complementarias para evitar o disminuir al mínimo las pérdidas materiales y humanas. Por tanto, las autoridades tienen una alta responsabilidad en los sucesos comentados y muchas pérdidas se pudieron evitar.
Pero donde no tienen para dónde hacerse los gobernantes, es en relación a quién va a ayudar a los que perdieron todo su patrimonio familiar, es aquí donde, con todo lo que hemos vivido, en estos días la realidad toca la puerta del licenciado Andrés Manuel López Obrador, porque fue él quien ordenó la desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), con el argumento tan trillado de corrupción en el pasado en este organismo, como dicen los abogados, aceptando sin conceder, ¿dónde están las pruebas?, ¿quién está en la cárcel por esas prácticas? Nada de pruebas y ningún funcionario en la cárcel. Lo que tenemos en los hechos son cientos de comunidades y miles de mexicanos esperando una mano que les dé cobijo y que les apoye en estos momentos de desgracia.
La gran mayoría de ciudadanos somos testigos de lo traumático y lentísimo que resulta acceder a los apoyos que pueda ofrecer el gobierno, como ejemplo el caso de Guerrero, donde sufrieron pérdidas materiales y humanas por el temblor, en medio de un periodo de cambio de gobierno estatal, es decir donde se presta para eludir la responsabilidad, sin recursos estatales por las razones señaladas, aún no se da la declaratoria de desastre natural para que el gobierno federal pueda brindar la ayuda necesaria, sin dejar de señalar que el Gobernador Astudillo lleva una excelente relación con el titular del ejecutivo federal, pero independiente de ello están las construcciones derrumbadas, otras que están en riesgo de caer, muertes derivadas del temblor, carreteras con derrumbes y más.
Pero lo mismo viven los vecinos de las colonias de Ecatepec en el Estado de México y, lo último, los vecinos del cerro del Chiquihuite en Tlalnepantla, esto el día viernes 10, solo por citar los hechos que se han vuelto tendencia nacional, pero no son los únicos.
Una vez más la fuerza de la razón dice que el Fonden no debió desaparecer, ya que era una herramienta eficiente para brindar ayuda, sin necesidad de acudir con las dependencias federales ni con el presidente de la república para ayuda; bastaba con solicitar la declaratoria de desastre ante la Secretaria de Gobernación para acceder a los recursos de todo tipo. Como siempre, en estos hechos los pobres son los más perjudicados, los que tendrán que rascarse con sus propias uñas y si alguna ayuda les llega será de sus hermanos de clase, ya que son los más solidarios en los momentos de desgracia.
Al gobierno de la 4T una vez más la realidad lo rebasa y le dice que su política de gobierno y frente a desastres naturales, esta reprobada, como dice alguien “la realidad tiene otros datos”.
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