Al iniciar el ciclo escolar 2022-2023 los maestros fueron convocados para empezar con la fase intensiva del consejo académico de educación media superior y el taller intensivo de formación continua.
Durante una semana abordaron temas como los principios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), las 4As, acercamiento al Marco Curricular Común de la Educación Media Superior 2022 (MCCEMS) para revisar las paradojas que dieron origen al mismo, sus características y el plan de trayectoria de 0-23 años, así como el trabajo colaborativo para la elaboración del esbozo del PMC.
Los educadores retomaron la importancia de la valoración diagnostica desde una perspectiva integral, en el marco de la NEM, como herramienta primordial para la generación de planes de atención y de acompañamiento para la mejora de los aprendizajes y el desarrollo integral de las y los aprendientes. Por último, se dio pauta para que el colectivo docente atienda las actividades propias de cada plantel.
Esta iniciativa de la NEM surge de la necesidad de dar cumplimiento a la reforma del artículo tercero constitucional, principios y fines de la educación en donde el Estado deberá priorizar el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el acceso, permanencia y participación en los servicios educativos. Además del carácter laico, gratuito, democrático y científico de la educación se incluye que deberá ser inclusiva, equitativa, integral, intercultural y de excelencia, estableciéndose un modelo educativo integral.
A la letra todo muy bien, pero es aquí donde los docentes agremiados a Antorcha Magisterial nos manifestamos y preguntamos a los que tienen las manos metidas en el nuevo plan educativo que antes de plantear una utopía, ¿Consideraron que en México más de 55 millones de personas viven en situación de pobreza? ¿Que 40 por ciento de los niños que deberían acudir a los niveles básicos de educación forman parte de este olvidado sector, que en tan solo un ciclo escolar más de un millón de estudiantes abandonaron la escuela porque se quedaron ante la fatal disyuntiva de: estudiar o morirse de hambre? Que además en México los profesores son uno de los sectores peor remunerados y con ello sumamos las demás problemáticas que se viven en el país, como: la seguridad, la violencia, los asesinatos etc.
En realidad, los padres de familia, los jóvenes y profesores no pueden pensar en la ciencia, en el arte como prioridad sin antes tener resueltas las necesidades más elementales, como lo es el pan, vestido, calzado, seguridad, etc. Esa es la raíz de los problemas educativos en nuestro país y que no se corrigen con un decreto en papel.
Un verdadero plan educativo en beneficio del pueblo comenzaría por ver la realidad, garantizando que todas las escuelas cuenten con la infraestructura necesaria para poder desarrollar sus clases, tener una alimentación gratuita, otorgando libros a todos los niveles, uniformes y todo tipo de enseres necesarios para la enseñanza, asegurando salarios dignos para los maestros, reeducando al educador.
Una vez garantizadas las condiciones es momento de pensar en educar verdaderos científicos que adquieran el conocimiento a través de la historia, economía, filosofía, etc. Educarlos en las artes como parte de su formación integral.
Finalmente, educarlos con sentido crítico ante los problemas políticos, hacerles conciencia de la desigualdad que se vive, crear en ellos un verdadero pensamiento para transformar la sociedad.
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