MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La necesaria educación de las masas

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En la introducción a su obra de la política y el Estado moderno, dice Gramsci que es el sentido común la filosofía las grandes masas, cuyo rasgo característico y fundamental es el de ser una concepción del mundo, disgregada, incoherente, inconsecuente, conforme a la posición social y cultural de las multitudes de las que constituye la filosofía. Según este autor, las grandes masas tienen una filosofía sin ser filósofos propiamente; es decir, piensan embrionaria y caóticamente sobre el mundo y la vida. Y agrega: los elementos principales del sentido común son suministrados por las religiones y por esto se encuentra más ligado íntimamente a la religión que a los sistemas filosóficos intelectuales. 

Reconoce, sin embargo, que en el sentido común predominan los elementos “realistas”, materialistas; es decir, el producto inmediato de las sensaciones elementales, lo cual no está en contradicción con el elemento religioso porque son elementos supersticiosos, acríticos.  

“El sentido común es siempre fruto de nuestro contacto y comercio directo, inmediato y continuo con el medio social y material que nos rodea. Esto implica que su fuente principal y casi única es la parte sensible de ese medio, aquella capaz de imprimir su sello en nuestros sentidos y ser así captada por ellos. Pero la ciencia ha demostrado que la realidad no es sólo lo fenoménico; que debajo de todo fenómeno, es decir, debajo de la superficie de las cosas hay siempre una realidad más profunda, la esencia, aquello que hace de la cosa lo que es y no otra distinta. Y ha demostrado también, que para llegar a ella y conocerla en cierta medida, el sentido común, e incluso la lógica formal son básicamente impotentes, entre otras razonas porque la esencia se mueve en un plano distinto, más profundo que el de las formas, y solo puede alcanzarse mediante un esfuerzo mental inmenso guiado por un método más potente y penetrante” (ACM).

Muy probablemente es éste hecho, lo que explica, por ejemplo,que los grandes conglomerados tiendan a ser presa fácil de los medios informativos, que, como escribe Camilo Taufic en “Periodismo y lucha de clases”, juegan el papel de direccionadores desde que la sociedad se dividió en clases sociales antagónicas y la comunicación (Del latín “communis”: lo que es común), función fundamental para la existencia de los seres humanos al hacer posible la actividad productiva colectiva, con la aparición del esclavismo pasó a convertirse en información (imposición de formas), pues quienes se dedicaron a hacer las cosas con las manos se cosificaron,y fueron reducidos a recibir órdenes y a contestar con monosílabos, mientras sus amos se dedicaron, además de al ocio, al cultivo del pensamiento y la oratoria; es decir, a la comunicación.

Y si bien es cierto que esta contradicción introducida en la comunicación por la propiedad privada de los medios de comunicación, derivada a su vez de la propiedad privada de los medios de producción, tendrá su solución completa en el necesario desarrollo social que devolverá el carácter común a los medios de comunicación, también es cierto que ya hoy con el  gran desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado, impulsadas por la cibernética, ciencia del orden y la comunicación, y el fenómeno económico de la globalización y las aparición de las redes sociales, se pone al alcance del individuo la posibilidad de expresarse y ser escuchado por amplios sectores de la población mundial, haciendo necesario, desde mi punto de vista, el dotar a las grandes masas de una concepción del mundo, de una filosofía científica, mediante el esfuerzo de realizar razonamientos críticos, que superen al sentido común, para aprender a conocer la realidad.

Por ejemplo, que no existe un individuo al margen de la sociedad y que la sociedad al no ser homogénea y por estar constituida de clases sociales como producto de la relación de propiedad o no propiedad que guardan éstas con los medios de producción; por la forma en que perciben la parte de la riqueza social y por su posición dentro del proceso de producción de los bienes materiales que necesita la sociedad para su existencia. Que cada clase tiene sus propios intereses y que, por tanto, primero: cada individuo pertenece a una clase. Segundo: esa clase tiene intereses concretos. Tercero: cada individuo debe saber a qué clase pertenece y conocer los intereses de su clase. Y, como necesaria conclusión, que cada individuo debe ocuparse en luchar por alcanzar los intereses de su clase.

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