MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La legalización de la marihuana y los avances de la democracia

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Hace unos días por el Secretario General de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), ángel Gurría declaró que en México hace falta una segunda etapa de reformas estructurales en dónde se "incluyan una reforma del Estado de derecho, la justicia, la lucha contra la corrupción y la transparencia". Este señalamiento del directivo cabeza de un importante organismo internacional, pasó prácticamente desapercibido por los medios de comunicación, no hubo mayores comentarios, ni tuvo mucha resonancia mediática. Este hecho contrastó con la respuesta por parte de los poderosos medios de comunicación y de los connotados integrantes del Gabinete presidencial, integrantes destacados del Poder Legislativo, de varios gobernadores y líderes nacionales de los Partidos políticos que dieron ante la noticia de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el hecho de que esa máxima instancia judicial del país amparó a cuatro personas que solicitaron protección de la justicia federal para ejercer "su derecho de utilizar la marihuana con fines recreativos". Todos estos personajes de la política nacional, con distintas variantes, pero coincidiendo en la esencia del planteamiento, han expresado en que es "positivo" que se abra un debate nacional que discuta la posible legalización de la marihuana con "fines lúdicos" para proteger los derechos de los ciudadanos mexicanos. Dos ideas centrales están manejando los panegiristas del impulso de este "debate nacional" sobre las supuestas bondades de la legalización de la siembra, cultivo y consumo individual de la marihuana "con fines lúdicos": primero, con la legalización de este tipo enervante, se amplían los derechos humanos y mejora el sistema democrático del país; segundo, se atacan las bases económicas de la existencia del narcotráfico (la idea de que al legalizar la droga se logra abatir el precio de la misma y, por tanto, se elimina el atractivo como negocio que deja muchas ganancias).

¿Es casual acaso esta coincidente alharaca de los actores principales de la política nacional sobre la legalización de la marihuana? Y también ¿Es casual esa gran difusión y cobertura mediática que recibió la noticia sobre la resolución de la SCJN? ¿Tendrá esas bondades que los ensalzadores de la misma le atribuyen a esta "legalización".

DSA

Es claro, amigo lector, que es una auténtica falacia proponer como una vía para ir acabando con el crimen organizado el legalizar la droga, pues las causas de ese crimen no se pueden eliminar con disposiciones "jurídicas", con nuevas leyes, etc.; El crimen organizado tiene como causas esenciales la existencia de la pobreza en que está hundida el 75 por ciento de la población, el desempleo (abierto o disfrazado) que azota a dos terceras partes de la población en edad y con capacidad de trabajar, la gran desigualdad social que vapulea todos los días a la mayoría los mexicanos, los cuales observamos que, mientras unos cuantos privilegiados concentran la riqueza social, acumulando enormes fortunas, la inmensa mayoría de los mexicanos gana salarios miserables, vive en pocilgas, covachas, vive en colonias o comunidades que carecen de los más elementales servicios como agua, drenaje, pavimentación, con escuelas o centros educativos que ni baños tienen, etc., etc. Que no nos quepa duda, el crimen organizado sólo se puede combatir acabando con sus causas socioeconómicas. En cuanto a la supuesta ampliación de los derechos humanos y "mejora" de nuestra democracia cabe preguntar ¿Y el derecho a un salario justo y remunerador cuándo se va a respetar? ¿Cuándo se respetará el derecho a la atención a la salud de calidad, cuándo se va respetar el derecho a una educación de calidad para todos los mexicanos? No cabe duda, la algazara desatada por la "legalización de la marihuana" es sólo un distracción más para que el pueblo se trague la "rueda de molino" de que nuestra democracia "avanza y mejora", aunque, en los hechos la situación social y económica de la mayoría de los mexicanos empeore cada día; aunque en los hechos todos los días los derechos más elementales como el derecho al empleo, el de vivienda, el del salario remunerativo, el de la educación y atención de la salud, queden hechos añicos.

La "legalización de la marihuana" es una manifestación grosera de esas campañas con las que las clases poderosas quieren engañar a la ciudadanía; pretende hacernos creer a los mexicanos que, con estas medidas se "amplían nuestros derechos", se nos dan más "libertades" y la sociedad se hace "más humana". Pero, al mismo tiempo, un día sí y otro también, se tratan de acotar o eliminar por parte de esas mismas clases, los derechos de expresión, de organización y de manifestación; ahora es cotidiano escuchar a cualquier funcionario o gobernante decir: "deben regularse las manifestaciones públicas porque afectan a terceros". Se trata, pues, de permitir a los individuos todo aquello que sólo les afecte a sí mismos, aun con la autodegradación; "tú tienes derecho a hacer lo que quieras con tu cuerpo", reza esa apologética idea de las "libertades individuales"; en eso consiste el "perfeccionamiento" de la democracia mexicana: "ampliar las libertades individuales inofensivas para el estatus sociopolítico y, al mismo tiempo, limitar aquellos derechos que sirven de armas al pueblo para defenderse de injusticias y arbitrariedades.

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