Después de que el Poder Legislativo aprobara, sin ninguna modificación, la reforma eléctrica presentada por el Ejecutivo, y de que incluso se publicara en el Diario Oficial de la Federación, el Poder Judicial se atrevió a implementar resoluciones jurídicas que suspenden la entrada en vigor de dicha reforma. De inmediato y al unísono se manifestaron distintos actores políticos críticando a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y ante ese último resquicio de independencia y autonomía el presidente reaccionó como todo un Hitler del siglo XXI: el viernes 12, durante su conferencia matutina, dijo que solicitará que se investigue a los jueces que atienden los asuntos del sector energético al sospechar posible complicidad con particulares.
Por su parte, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), Arturo Zaldívar, señaló por medio de su cuenta de twitter que “las y los jueces federales actúan con independencia y autonomía. El CJF garantiza que puedan ejercer su función con absoluta libertad. Sus fallos pueden ser recurridos, pero siempre respetados bajo la óptica de la independencia judicial”.
De manera un tanto irresponsable y sin sustento alguno, el primer mandatario dijo que estos jueces surgen cuando se lleva a cabo la reforma eléctrica para proteger a las empresas particulares y extranjeras, no para proteger el interés nacional. Y advirtió que solicitará que la Judicatura del Poder Judicial haga una revisión del proceder de estos jueces porque, remató, sería el colmo que el Poder Judicial del país estuviera al servicio de particulares.
Ante esta amenaza y a través de redes sociales, jueces y magistrados federales como Carlos Soto señalaron por sus cuentas de Twitter que el trabajo de los jueces no debe ser motivo de persecución y cerró diciendo “habría que aclarar que los jueces de Distrito y los magistrados de Circuito no somos subordinados de las empresas particulares, sino garantes del orden constitucional y de los derechos fundamentales”.
Muchos usuarios de las redes sociales se han volcado en apoyo de estos valientes integrantes del poder judicial y han manifestado de diversas maneras su gran indignación por la actitud, por demás fascista, del primer mandatario.
Realmente es deplorable que, precisamente, lo que más criticaba AMLO de los sexenios anteriores, él lo esté implementando de manera abierta y descarada, sin pudor alguno. Estos graves hechos, no hacen mas que evidenciar aún más la tendencia dictatorial del actual régimen. Tal situación, en la que el Ejecutivo ha absorvido totalmente al poder legislativo y ahora pretende controlar a su antojo también al poder judicial, nos hace recordar el chiste aquél en donde un presidente pregunta la hora y alguien le contesta “son las que usted guste y mande señor”.
Ojalá que la simpatía y el apoyo hacia estos magistrados y jueces se multiplique ya, y, de ser necesario, que el pueblo salga a las calles a defender uno de los principales fundamentos de nuestra, de por sí endeble, democracia: el equilibrio entre los tres poderes del estado. Para ello, por cierto, también habrá oportunidad de hacerlo en las urnas este próximo 6 de junio.
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