Como es del conocimiento de los amantes del futbol, Inglaterra es el lugar en donde se establecen las primeras reglas, por esta razón se le atribuye ser la cuna del futbol, haciendo un recuento de la historia podemos confirmar que fue a mediados del siglo XIX. Desde su nacimiento el futbol fue considerado como una actividad deportiva netamente masculina, a pesar de que desde su origen existieron grupos de mujeres que lo practicaban. Sin embargo, fue hasta el siglo XX que el futbol femenino comenzó a proyectarse y a tener una afición en cantidad y calidad cada vez más grande.
Esta aparición de las mujeres en los estadios y campos deportivos originó un proceso de transformación cualitativa y cuantitativa que obligó a la sociedad a abrirles un espacio en un deporte que inicialmente fue pensado solo para varones.
La llegada de mujeres al futbol significo para este y para ellas un terreno de nuevas posibilidades y por supuesto también de restricciones.
El futbol logro un fuerte impacto en las mujeres y también en la sociedad dándoles acceso a nuevas formas de expresión, de sentir, de actuar y vivir más allá de la femineidad hegemónica, entendida como el conjunto de características asignadas a las mujeres como naturales, innatas e inherentes al género.
En las instalaciones del Instituto Deportivo Salvador Díaz Mirón se encuentra entrenando a diario el selectivo de futbol femenil, tomando en cuenta las medidas necesarias para salvaguardarnos de la covid-19.
El entrenamiento psicológico se puede considerar como una forma más de entrenamiento (García y Jerez, 2012) que incide directamente en los procesos de formación de los deportistas y ha de basarse, por un lado, en el aprendizaje de habilidades y estrategias psicológicas que permitan afrontar de forma más adecuada las diferentes situaciones de juego, y por otro, en el fomento del bienestar psicológico del deportista que le permite crecer y madurar como persona (Olmedilla, Bazaco, Ortega y Boladeras, 2011).
La autoconfianza en los diferentes selectivos es imprescindible para que el trabajo se realice correctamente, pues la seguridad crea una actitud coherente y sin cambios bruscos, es decir, influye en la toma de decisiones a favor del equipo e individualmente.
Desde la primera generación, el equipo a contado con jugadoras que desafortunadamente enfrentan problemas para identificarse a si mismas como competentes, por lo que tienen temor a cometer errores y a ejecutar de forma incorrecta las actividades que se practican en el terreno de juego, la autoconfianza puede optimizar todo su talento aunque pero también es fundamental para que las jugadoras se sientan realmente integradas y de esta manera hagan suyos los objetivos de todo el equipo femenil propuestos en la planeación de entrenamiento deportivo creada por los directivos y el cuerpo técnico.
Para solucionar esta situación es importante saber la correlación que existe entre la autoconfianza y la eficacia en la realización de tareas y determinar el nivel de autoconfianza que poseen las jugadoras del equipo.
En mi opinión concluyo que debemos darle más importancia a este aspecto psicológico. Por medio de aplicación de pruebas específicas para evaluar y conocer distintos aspectos como el nivel de dominio de las habilidades psicológicas básicas (autoconfianza). Evaluando a las jugadoras dentro y fuera del ámbito de la práctica deportiva. Poseer un programa de intervención en el caso de ciertas actitudes (con las compañeras, adversarias, entrenadores, árbitros, etc.). Reuniones periódicas para informar de los aspectos más relevantes observados a nivel individual y colectivo.
Mis propuestas tienen el único fin de beneficiar el rendimiento de los selectivos del plantel, pero en especial el de las jugadoras del equipo femenil de futbol porque estoy segura que con la autoconfianza se podrá estimular positivamente el proceso de trabajo, se aumentará el rendimiento físico y deportivo y como consecuencia se desarrollará un ambiente positivo en los entrenamientos y en los enfrentamientos deportivos.
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