El programa La Escuela Es Nuestra (LEEN) fue creado en 2019 con el objetivo de mejorar la infraestructura y equipamiento escolar por medio de transferencias monetarias directas al Comité Escolar de Administración Participativa de cada plantel beneficiado, integrado por padres de familia y docentes, tras la desaparición del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa. La asignación de recursos es en función de la matrícula total de las instituciones, teniendo como lítime 500 mil pesos por plantel: 0-50 alumnos, 150 mil pesos; de 51 a 150 alumnos, 200 mil pesos; y de 151 y más alumnos, 500 mil pesos.
Este programa contempla otros dos componentes: la ampliación de la jornada escolar para el desarrollo de habilidades musicales y mejorar la seguridad alimentaria de los alumnos.
El primer componente no suena nada mal, imaginémonos que cada escuela tuviera su coro u orquesta monumental, que cada niño dominara la técnica en algún instrumento o que fuera una realidad el entrenamiento vocal de la niñez mexicana, ¿Nada mal verdad?
Ahora viene la realidad de nuestro país, en México existen 223 mil 961 escuelas de nivel básico (INEGI 2020/2021), y por otro lado, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación de Empleo (ENOE), la población ocupada como músico asciende a poco más de 126 mil personas (que representan 0.3 por ciento de la población ocupada del país), es decir que existe un músico por cada mil habitantes, de estos, sólo 94 mil 122 están en edad de desempeñar la docencia, y si seguimos un poco más encontraremos que sólo el 2 por ciento habla lengua indígena. El 60 por ciento de los musicantes se concentran en Cd. De Méx., Puebla, Nuevo León, Veracruz y Chihuahua. Con una simple operación aritmética nos daremos cuenta que sería imposible destinarle un profesor de música a cada escuela.
A esto se le adiciona el costo por instrumento: guitarra unos 800 pesos; un violín, mil 300 pesos; trompeta unos 3 mil pesos, y así podemos seguir con los ejemplos. La realidad es que, sería imposible para un padre de familia dotara de estos insumos a su pequeño hijo.
Aseguro que la idea de los coros y orquestas parece ser una excelente idea y más cuando estudios de la OCDE, a través de la prueba PISA, han señalado que los mejores resultados en la educación no están asociados necesariamente con el incremento de horas clase, sino con el aumento de una jornada escolar que logre un equilibrio entre las clases y las actividades extracurriculares, como lo son la música, la danza, el teatro, la poesía, etc.
La administración del actual gobierno parece no tomar en cuenta la condiciones y realidad de nuestro país y pese a las irregularidades detectadas en su nuevo programa, este, ya va para su tercer año de operación. Los asuntos relativos a la educación siempre han ser motivo de análisis, reflexión y atención por parte de los gobiernos, así como las formas en que se aborda y las maneras en que se atienden, pero todo esto brilla por su ausencia en dicho proyecto.
Como podemos leer, lejos queda la realidad de coros y orquestas en La Escuela Es Nuestra. Por otro lado, respecto al tercer componente al que se refiere a la dotación de alimentos, nada se ha dicho hasta el momento y por el contrario ya son doce estados los que han expresado sus intenciones de dar continuidad a esta actividad: Cd. De Mex., Edo. De Mex., Puebla, San Luis Potosí, Querétaro, Yucatán, Chihuahua, Nuevo León, Guanajuato, Colima, Baja California y Michoacán. Esto sólo demuestra que los mismo titulares de gobiernos estatales, reconocen la necesidad de que exista un horario extendido, educación de calidad y alimentación balanceada para los niños y adolescentes.
Pese a que las autoridades federales se empeñan en describir a dicho programa como una opción para mejorar la educación básica, hasta el momento no se ven resultados palpables. La niñez y adolescencia mexicana exigen un cambio en el panorama del sistema educativo, una educación de calidad, que como se ha dicho antes, contribuya a poner fin a la enorme desigualdad que impera en todo el mundo.
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