Hace ya casi un año que a consecuencia de la pandemia que padece el mundo entero incluido nuestro país; las clases presenciales fueran suspendidas y reemplazadas por las clases virtuales o en línea con las consecuencias que de ello se han venido derivando; debido al mal manejo de la pandemia por parte del Gobierno de la 4T; la situación, lejos de mejorar, tiende a agravarse cada vez más, lo que se revela en el incremento del número de contagios y decesos en el país que ha ido en ascenso; por lo que el retorno a las clases presenciales a corto plazo se ve todavía muy lejano. Esta crisis sanitaria ha provocado que tanto los salones de clase como los profesores, hayan sido reemplazados en muchos casos por la computadora, el teléfono celular, las tabletas y/o el televisor; y en muchos otros ni siquiera por estos dispositivos que han resultado pésimos sustitutos de la educación presencial, lo que ha provocado que miles de niños, adolescentes y jóvenes de educación primaria, secundaria, bachillerato y de nivel universitario, tengan que conformarse con recibir los trabajos enviados a través de los grupos de watzap o en el mejor de los casos a través de los padres de familia que acuden semana tras semana a recoger con los profesores los trabajos que habrán de realizar los estudiantes mismos con los que serán evaluados.
Estudios serios de especialistas aseguran que la salud mental y emocional de niños, adolescentes y jóvenes se está viendo seriamente dañada a consecuencia del enclaustramiento a que han sido sometidos y que limita su libertad para moverse; la interrupción de sus estudios de manera presencial y en muchos casos la pérdida del empleo.
En el caso de los estudiantes de todos los niveles del medio rural, además de las condiciones precarias, inadecuadas e insuficientes de la infraestructura educativa que padecen desde hace décadas, tienen que enfrentar las dificultades derivadas de la falta de conectividad a la internet, la falta de un dispositivo y desde luego a la carencia de recursos para afrontar los gastos derivados de la modalidad que ha adoptado la enseñanza en todos sus niveles. Todo esto, sin considerar que la educación virtual imposibilita la consulta oportuna y suficiente de los educandos con sus profesores misma que tampoco puede ser siempre reemplazada por los padres de familia que ni disponen del tiempo necesario debido a que tienen que trabajar, ni de la preparación académica suficiente para asesorar a sus hijos y ayudarles en la solución de las dudas que se les presentan a la hora de querer cumplir con las tareas y trabajos encomendados por sus mentores.
Otro de los fenómenos provocados por la crisis sanitaria es la pérdida del empleo, pues muchos jóvenes obligados por la precaria situación económica de sus familias, se veían en la necesidad de trabajar y estudiar, lo que implica que al perder el empleo se cancela la posibilidad de poder continuar con sus estudios obligándolos a la deserción y en muchos casos a emigrar a otros lugares en busca de un empleo que permita a sus familias afrontar las dificultades derivadas de la crisis sanitaria y económica que vivimos la mayoría de los mexicanos.
ésta es la cruda realidad que enfrentan estudiantes y maestros en las regiones huasteca y la sierra otomí-tepehua de Hidalgo a la que se suma la precaria, inadecuada e insuficiente infraestructura educativa que padecen muchas escuelas de nivel básico y media superior. Sólo a título de ejemplo tenemos lo que sucede en las telesecundarias y bachilleratos comunitarios de las comunidades de El Ocotal, Acuautla, San Antonio el Grande, San Ambrosio y San Gregorio. En estas dos últimas, no se cuenta con instalaciones propias por lo que tienen que funcionar en locales prestados que resultan insuficientes e inadecuados para la labor educativa aun en tiempos de pandemia, a pesar de la insistencia ante la autoridad municipal y el gobierno del estado para que sea atendida su demanda. En el caso de San Ambrosio para que se apoye en la compra de un terreno destinado a la construcción del bachillerato que hasta ahora ha egresado ya dos generaciones; y en San Gregorio para que se construya también el bachillerato en un terreno que la comunidad adquirió con sus propios recursos desde hace por lo menos tres años y que ya varios candidatos han hecho el compromiso de atender la petición lo sin que hayan cumplido hasta ahora la palabra empeñada.
Como puede desprenderse de lo señalado hasta aquí, la calidad de la educación antes de la pandemia era ya cuestionable; con la crisis sanitaria se ha agravado y está alcanzando niveles alarmantes de comprensión, aprovechamiento e interés por parte de los educandos e incluso de los propios padres de familia. Esta situación tiende a agravarse aún más, al no verse por ningún lado cuando podrán retornar a las aulas, pues hasta ahora los tres niveles de gobierno han mostrado nulo interés por atacar los problemas derivados de la pandemia y que están repercutiendo seriamente en el ámbito educativo. El Gobierno federal mintiendo y engañando a los mexicanos en relación con los estragos provocados por esta y politizando en favor de su partido la aplicación de la vacuna; el gobierno estatal de Hidalgo ignorando las demandas de todo tipo –incluidas las que tienen que ver con la educación– de sus gobernados y el municipio imposibilitado para atender la demanda debido a los recortes presupuestales y a la poca recaudación de impuestos entre sus escasos contribuyentes.
En estas condiciones, no debe haber ya ninguna duda para las grandes masas empobrecidas que son las que más están padeciendo; que los problemas que tienen que ver con la educación y el resto de sus carencias y necesidades, sólo podrán ser resueltos con la fuerza consciente, organizada y mayoritaria del pueblo trabajador, la misma que le permita conquistar el poder político por la vía democrática y desde allí, implementar una política que procure garantizar el bienestar para todos promoviendo el empleo, garantizando un salario bien remunerado, implementando una política fiscal progresiva que grave con más impuestos a quienes más ganan y reorientando el gasto social en favor de los más marginados hasta ahora. De no ser así, la pobreza, el abandono y marginación seguirán profundizándose hasta alcanzar mayores niveles que a nadie convienen y que muchos tampoco deseamos. No combatir la desigualdad en serio y seguir insistiendo machaconamente en que el problema fundamental de nuestro país es la corrupción, es estar engañando a los mexicanos y echándole leña al fuego. Que conste.
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