La pequeña chispa de la juventud, comienza a volverse llamarada. En días recientes, jóvenes estudiantes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) acapararon algunas de las noticias más importantes de los medios de comunicación a lo largo del país, con dos acontecimientos; el primero, la realización de su VI Congreso Nacional, donde acudieron aproximadamente cuatro mil estudiantes de todo el país y de distintas instituciones de nivel medio y superior, con la finalidad de elegir a su Comité Directivo; a dicho evento acudió el pensador e ideólogo más grande que tiene México, Aquiles Córdova Morán, que además, como ya es conocido por todos, es el secretario general del Movimiento Antorchista Nacional.
El maestro, como le decimos todos de cariño, es un hombre que ha realizado incontables análisis de la situación social no sólo de México, sino del mundo, un hombre que es capaz de hacer y emitir juicios concretos y basados en la realidad que millones tratan de ignorar y de hacer que otros más ignoren; él es responsable de haber formado a la única organización que trabaja realmente, en favor de los más desprotegidos de nuestra patria.
Y me he animado a hacer esta breve declaración porque cuatro días después de este acontecimiento, un hombre que se dice ser periodista del estado de Puebla, Fernando Maldonado, publicó su columna en el medio digital parabolica.mx, titulada “La violencia como lucha de clases”, donde sin tener conocimiento de causa, acusó al dirigente nacional del antorchismo de “llamar a radicalizar la estrategia de lucha que tiene como fin último conservar privilegios del pasado”, esto, luego de la conferencia impartida a los jóvenes donde les habló, precisamente, de la necesidad de encabezar la lucha estudiantil para lograr mejores condiciones en el sector educativo.
Tal parece que Maldonado es de aquellos que piensan que los jóvenes son incapaces de formular sus propios criterios y que son únicamente un arma para organizaciones políticas; sin embargo, en el antorchismo nacional vemos las cosas de diferente manera, pues nosotros hemos creído siempre, que son precisamente los estudiantes, los que el día de mañana deberán encabezar la lucha por una patria más justa; y esa lucha ha comenzado ahora, aunque a muchos les cause resquemor e incomodidad al ver cómo aquel grupo de jóvenes que veían como menos, han comenzado a levantar la voz y a manifestarse en contra de aquellos que los ven como simples peones a los que podrán mover a su conveniencia.
Pero esto no fue todo, pues el segundo acontecimiento fue todavía mucho más importante y va precisamente de la mano con lo que acabo de mencionar arriba. El 10 de noviembre, las calles de la Ciudad de México se inundaron de voces juveniles, al mismo tiempo que en todas las capitales del país se realizaban cadenas humanas, todas estas manifestaciones, de forma pacífica, exigían al Gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, un mejor reparto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2023, pues los datos que se han dado a conocer indican que a los problemas reales de la educación poco interés y muy poco presupuesto se les pone para resolverlos.
Veamos algunos datos. En los últimos años, 5.2 millones de personas de entre tres y 29 años tuvieron que abandonar sus estudios debido a dos causas principales: los estragos que dejó la pandemia por la covid-19 y la falta de recursos económicos que les impidieron mantenerse o mantener a sus hijos en las aulas; con esos datos que nos marcan la alta deserción escolar, el PEF 2023, decidió invertir en aquellos programas que ha propuesto el presidente, como La Escuela Es Nuestra, que tendrá un incremento de 87.7 por ciento; Universidades para el Bienestar Benito Juárez, con 39.6 por ciento y Becas para el Bienestar en Educación Media Superior con un aumento del 5.5 por ciento. Esto, a pesar de que estos tres programas que ha elegido piedra angular en la educación han presentado no solo deficiencias, sino, incluso, corrupción, eso contra lo que precisamente lucha López Obrador.
A dos años de que culmine su mandato, la Universidad Benito Juárez, por ejemplo, tiene un listado oficial de 145 planteles, sin embargo, el 20 por ciento no tiene construcción alguna, el 22 por ciento cuenta con construcciones incompletas y sólo el 58 por ciento pueden ser utilizables, además, hay que sumarle que, según datos de Expansión Política, estas universidades no cuentan con una figura jurídica que les permita a sus egresados obtener su título y cédula profesional.
Por otro lado, el programa “La Escuela Es Nuestra” que recibirá un mayor incremento en su presupuesto, tuvo irregularidades en 2020, mismas que dio a conocer la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que encontró que más de mil 757 planteles no demostraron que 573 millones 600 mil pesos hubieran sido invertidos en mejorar las condiciones de infraestructura y equipamiento de estas escuelas; es un dinero que simplemente no se sabe a dónde fue a parar.
Así que ante un gobierno que pretende utilizar el recurso que es recabado por todos los mexicanos, donde la mayoría somos los pobres, en programas que le ayuden a conseguir votos para su permanencia en el poder en 2024, muy justificado está que los jóvenes adheridos a la FNERRR exijan mejores condiciones para su educación y preparación. Alzar la voz ante la autoridad que se niega a atender los problemas de los hijos de los trabajadores, siempre será molesto para aquellos que, como Fernando Maldonado, venden la tinta de su pluma al mejor postor.
Jóvenes estudiantes, ustedes son esa pequeña chispa que deberá volverse llamarada el día de mañana; de ustedes depende que sigan un camino de organización y de lucha en busca de una mejor educación.
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