En recientes días, México conmemoró el Día Internacional de la Mujer; miles de mujeres denunciaron la violencia que hay en el país debido a un gobierno que no ha tomado las medidas correspondientes para dar certeza al género femenino, que es el más violentado, discriminado y golpeado.
Si bien, la mujer ha tomado un papel muy importante dentro del desarrollo de la sociedad en México, consiguiendo sus derechos y siendo partícipe en la sociedad mexicana; la realidad es que no ha logrado al 100 por ciento su emancipación, pues aún es golpeada por la sociedad al no darle las mismas oportunidades laborales.
El pasado 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, no hay mucho que celebrar, pues aún hace falta seguir luchando por mejores oportunidades educativas, laborales, salariales, obras y servicios, porque en lo que respecta, aún existe, en pleno siglo XXI, el machismo.
Ahora bien, quiero hacer hincapié en la cuestión laboral porque llama la atención que, siendo la mujer, como han señalado varios organismos, las que más trabaja, es a la que menos le remuneran su fuerza de trabajo. Veamos.
En Yucatán, los hombres ganan 8.2 por ciento más que las mujeres, siendo así, una brecha laboral entre géneros. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), reportó que, en la entidad, persiste la brecha salarial de género, siendo al norte de Mérida donde se ve más reflejado.
De enero a febrero de 2023, en la Península de Yucatán se han incorporado al IMSS cuatro mil 83 trabajadores del hogar, de los cuales dos mil 435 son mujeres con el 59.6 por ciento, y mil 648 son hombres, el 40.6 por ciento.
De esta forma, de acuerdo con el instituto, con datos de febrero, el sueldo promedio con el que fueron dados de alta es de 247.30 pesos al día. Sin embargo, al ver el dato por sexo, los hombres ganan más que las mujeres, con una diferencia a favor de 6.9 por ciento, lo que en términos reales se traduce en 17.80 pesos diarios.
En cuanto al estado, la brecha salarial de género, visto en el mismo reporte de febrero, es de 8.2 por ciento; por una parte 893 mujeres reportaron ganancias diarias de 244.43 pesos en promedio, por otro lado, 655 hombres se incorporaron al programa con un salario diario de 266.26, es decir, 21.83 pesos al día más que las féminas.
En este sentido, la subdelegación de Mérida Norte reporta la mayor diferencia salarial por género, 561 mujeres perciben en promedio 248.61 pesos, es decir, 25.61 menos que los 274.22 pesos que ganan 339 varones, siendo una diferencia en favor de ellos de 9.3 por ciento.
En lo que respecta a Mérida Sur, la brecha salarial de género se ubicó en 6.8 puntos porcentuales, al contrastar los 240.25 pesos diarios que ganan en promedio 332 mujeres contra los 257.64 que perciben de manera general 316 hombres trabajadores del hogar.
Ante estos datos, se puede deducir que la desigualdad entre el hombre y la mujer sigue presente en pleno siglo XXI, donde aún se discrimina a las mujeres, lo que quiere decir que la lucha por mejores condiciones aún no termina, pero esto no lo podemos hacer solo el género femenino, necesitamos hacer una fuerza bastante numerosa que lucha en contra de este sistema capitalista que es el que oprime no sólo a las mujeres, sino a los pobres de todo el país.
De no hacerlo, tanto hombres como mujeres, seguiremos pagando, sufriendo cuando estamos llamados a romper nuestras cadenas. Por ello, la lucha no es de género, sino de clase y mientras la clase poderosa siga en el poder, la injusticia no sólo para las mujeres, sino para el hombre, para los pobres, aún continuará.
El Movimiento Antorchista nos llama a unir fuerzas y lograr esa fuerza social que México y los mexicanos necesitamos; de no hacerlo, estaremos pagando caro los platos rotos. Por ello, desde hace ya varios años, ha exhortado, tanto a mujeres y hombres, a que cambiemos de modelo económico, por uno más justo para todos, donde el aumento de los salarios no sólo sea para unos sí y otros no, sino para todas y todos los mexicanos, de igual forma, mejores empleos y bien pagados; recaudación justa de impuestos, que paguen más los que tengan más y que paguen menos los que tengan menos, así como la aplicación de recursos del erario para obras de beneficio comunitario. Estamos llamados a unir fuerzas.
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