Uno de los enfoques predominantes para explicar la informalidad tiene sus raíces en los modelos duales de los economistas Arthur Lewis y John Harris-Michael Todaro de la década de los cincuenta y setentas del siglo pasado. Estos autores modelan a la economía de acuerdo con dos sectores, el moderno, capitalista, dinámico y el tradicional, rural, atrasado, de baja productividad. De acuerdo con los supuestos del modelo, la acumulación de capital causaría un crecimiento del primero con respecto al segundo mediante la migración de trabajadores de la zona rural a la urbana. Este escenario nunca se materializó. Aunque el sector moderno creció a tasas altas sobre todo en el periodo anterior al neoliberalismo, este crecimiento no se tradujo en una reducción de la población excedente del sector tradicional. El resultado ha sido la aparición de un ejército masivo de trabajadores informales en las zonas urbanas.
Este discurso se inserta dentro de la corriente de desarrollo centrada en la acumulación, en cuya visión, como se dijo anteriormente, la informalidad es una cuestión temporal y pasajera que inevitablemente desaparecerá con el crecimiento económico, la industrialización y la acumulación de capital. Después de décadas de la aparición de estos modelos, es claro que la informalidad no solo no se ha reducido, sino que ha crecido en importancia y magnitud.
Otro enfoque para explicar la existencia del sector informal en los países subdesarrollados proviene del economista hindú Kalyan Sanyal. En su libro «Repensando el desarrollo capitalista», este autor critica la visión historicista según la cual las sociedades siguen un patrón de progreso lineal de un estadio de menor desarrollo a uno mayor. Desde esta perspectiva, la informalidad es una etapa intermedia de transición entre una etapa social atrasada y una más avanzada.
Para Sanyal, las sociedades capitalistas postcoloniales están compuestas de un sector de producción capitalista llamado economía de acumulación y otro sector de subsistencia denotado como economía de la necesidad. Cada una de estas esferas opera de manera distinta y bajo su propia lógica, donde la producción es con fines de acumulación y subsistencia, respectivamente.
En esta teorización, el llamado sector informal no es pre-capital, sino no-capital, por lo que la idea de transición no es útil para explicarlo. Más bien aquí se conceptualiza la economía informal como una economía de la necesidad, como un conjunto de actividades económicas emprendidas con el propósito de satisfacer necesidades, a diferencia de las actividades impulsadas por una fuerza impersonal de acumulación sistémica. Es un sistema de pequeña producción de mercancías, pero no como el que precede al capital en la narrativa historicista de la transición. Es un efecto del capital, su resultado ineludible: un espacio económico no capitalista que es parte integral de la formación capitalista poscolonial.
En este enfoque, los productores se encuentran desposeídos de medios de producción como resultado de la acumulación primitiva por lo que en este sentido podrían ser considerados como parte del proletariado. Sin embargo, la diferencia fundamental con estos últimos es que se ven impedidos a vender su fuerza de trabajo y, por lo tanto, no son partícipes en la creación de plusvalía en el sector capitalista. Para llevar a cabo su pequeña producción de subsistencia, requieren acudir al mercado a adquirir sus raquíticos medios de producción a través de transacciones monetarias.
Aunque, el sector informal se caracteriza por su heterogeneidad, donde podemos encontrar distintos tipos de actividades económicas y formas de trabajo diversas que van desde el autoempleo, trabajo doméstico o familiar, trabajo comunal o incluso asalariados informales, el común denominador es el hecho de que esta variedad de formas permite al productor el acceso a través del mercado de una canasta de producto para satisfacer sus necesidades básicas. En otras palabras, el concepto de economía de la necesidad es un término que cubre todo el espectro de actividades fuera de la producción guiada por la lógica del capital sin importar el modo de trabajo, las relaciones de producción o la forma organizacional.
El porcentaje de la población ocupado en el sector varía naturalmente de país a país. Por ejemplo, en India, se estima en 80% y en México en alrededor de 60%. Si esta enorme masa de trabajadores informales está aquí para quedarse, requiere análisis y estudio para determinar su composición y lógica de funcionamiento.
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