El crecimiento de las ciudades, y la necesidad de conectar al campo con estas, colocaron al transporte público como una necesidad de primera mano. En nuestra vida cotidiana, en nuestro quehacer diario, el transporte es un elemento primordial, se utiliza para ir al trabajo como a la escuela como lo utilizan los comerciantes, los obreros como los campesinos como el sector estudiantil; el transporte nos mueve, es parte del desarrollo de la sociedad en su conjunto.
La Unión Internacional de Transporte Público dice: “La movilidad y el transporte colectivo de pasajeros son elementos facilitadores al proceso de expansión de oportunidades de desarrollo local porque permiten acceder, desde un punto de vista espacial, a un puesto de trabajo, un lugar en la educación, unas instalaciones sanitarias y a todo tipo de servicio. Una de las condiciones de base para que se produzca el proceso de integración social es el suministro de un eficiente servicio de transporte colectivo de pasajeros, al proporcionar movilidad a todos los ciudadanos, el transporte público contribuye al éxito de las políticas de inclusión social”.
Con la privatización del transporte público, se pensó que este sería en realidad un servicio de calidad, eficiente y suficiente a la demanda de los usuarios. En la medida en qué la Mancha urbana de la ciudad sigue creciendo, y en la medida en que los trabajadores tienen que recorrer distancias a las que no se llega a pie, lo deseable sería que se siguieran abriendo nuevas rutas, y que los pulpos del transporte tuvieran, aunque sea el menor interés por resolver las demandas de los usuarios.
Hace una semana que los concesionarios del transporte en Chihuahua solicitaron a la gobernadora del estado María Eugenia Campos la necesidad de que se incrementen los costos del pasaje del sistema colectivo, la propuesta de estos es que en Ciudad Juárez sea de $11.00, en Chihuahua de $10.00 y en los demás municipios de $9.00 justificando este aumento, en el incremento de los precios del combustible. Ante esta propuesta de los concesionarios, la postura de la gobernadora del estado fue que solo pudiera aceptarse este aumento, en la medida en que el servicio que prestan a los chihuahuenses sea de calidad. Pues es bien sabido por todos los usuarios las condiciones de los camiones ruteros, hay camiones que se están deshaciendo ya, viejos y con llantas que se pinchan porque ya están muy desgastadas, camiones sin asientos, además de la poca profesionalidad con la que conductores conducen, pues ante la competencia por los pasajeros, estos corren a altas velocidades que se asemeja a una carrera de camiones por la ciudad. Han sido documentados varios accidentes en los que se han visto envueltos camiones del transporte colectivo.
Pero en este servicio, que es una necesidad para los trabajadores de Chihuahua y de todo el país, reinan las peores condiciones, pues no son servicios para ejecutivos, sino para los trabajadores. Véase que prácticamente todos los servicios que están destinados para los trabajadores son de los que se encuentran en peores condiciones. Lo mismo sucede en el servicio de salud destinado a los pobres de México: hospitales sin suficientes espacios, sin camas, sin equipamientos ni medicinas; en la educación sucede lo mismo con las escuelas que están destinadas para los hijos del pueblo, son de las peores, con aulas provisionales, sin butacas, sin computadoras, sin calefacción. Y así en todos los servicios que reciben la inmensa mayoría. Se piensa que para que se pueda prestar un buen servicio, hay que pagar el verdadero costo del servicio, pero es que en el caso del transporte, la clase política del país y los empresarios no usan el servicio colectivo. Este problema del servicio, es uno más de la lista de todos los malos servicios que se le dispensa a la clase humilde de México, es decir, a poco más de 90 millones de habitantes.
Me parece, por lo pronto, que la postura de la gobernadora del estado es firme, pensada en la mayoría de los chihuahuenses. Si el incremento en el costo del pasaje traerá como consecuencia un aumento en el salario de los trabajadores, sería aceptable, pero no es así. Si aumenta el pasaje, este tendrá que ser costeado con el ya de por sí mal salario de los trabajadores. Pues hay obreros que tienen que tomar hasta tres camiones para llegar a su trabajo, es decir, en un solo día en la capital estarían gastando $60 diarios en puro transporte, a la semana serían $360. Un verdadero despropósito querer aumentar más el costo del pasaje, pues los únicos beneficiados serían los concesionarios, mientras los afectados serían la inmensa mayoría de los chihuahuenses.
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