No es un hecho que solo distinga al gobierno estatal en turno, y si bien en algunos tiempos pasados se han notado algunos aciertos, la inversión en el campo de Guerrero siempre ha pasado por una serie de eventualidades que, en muchas ocasiones, contradicen lo que declaran las autoridades, acerca de sus compromisos de implementar políticas públicas que sirvan para el impulso de la producción de maíz y demás cultivos que se practican en la agricultura guerrerense.
Presupuesto insuficiente, programas concebidos en las oficinas con reglas de operación complejas para los productores, insumos que llegan tarde, favoritismo en los padrones, son algunos obstáculos a los que se enfrentan los productores para tener acceso a los apoyos para realizar sus siembras. La ganadería, la pesca y la fruticultura, no se escapan a este difícil proceso.
Los actuales tiempos, en los que el encarecimiento de los alimentos devora la estrecha economía de los guerrerenses, requiere de las recientes designadas autoridades agropecuarias del estado, una actuación que supere las pasadas usas de los funcionarios, quienes incurrieron en prácticas que tienen estancada la producción del campo guerrerense. De sobra se sabe que debido a la complicada geografía del estado, difícilmente se obtendrán rendimientos competitivos en la producción de maíz, que superen las 2.7 toneladas por hectárea proyectadas en el pasado reciente por la Secretaría de Desarrollo Rural Federal.
Sin embargo, con la eficiencia, el profesionalismo, la inclusión y la seriedad con que la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de Guerrero (Sagadegro), aplique los recursos destinados en el presente ciclo productivo 2023 a esta actividad, se hará posible, seguramente, sobre todo en las zonas históricamente de buen rendimiento, resultados que garanticen la producción de maíz destinado al consumo de la población. Resultados que son necesarios, pues por la falta de maíz, los industriales de la masa y la tortilla han incrementado el precio de su producto de forma alarmante, llegando a colocar precios que superan a otros estados del país.
Existen, por otra parte, en el estado, miles de pequeños productores que ven en la actividad agrícola la forma de sobrevivir, pues su unidad productiva se compone de pequeñas parcelas que trabajan familiarmente, cuya producción les garantiza contar con el grano básico para su alimentación y también para alimentar a los animales que completan su dieta. Para ambos grupos de productores, las organizaciones que integramos el “Encuentro Campesino de Organizaciones” (ECO), estamos solicitando a la Sagadegro apoyar a más de 10 mil productores con paquetes tecnológicos que sirvan a los campesinos en su afán de producir maíz y otros cultivos, para enfrentar las necesidades alimenticias que se presentarán en los últimos meses de este año y los primeros del siguiente.
La atención del titular y de los funcionarios de la Sagadegro, hasta hoy, ha admitido la solicitud de los campesinos agrupados en las organizaciones en ECO, procediendo éstos a cumplir con los requisitos que la convocatoria de los programas solicitan para que sean incluidos en el padrón de beneficiarios de los insumos para el campo. La anulación de los programas federales al inicio de la administración morenista del gobierno federal, ha llevado a miles de campesinos a abandonar sus parcelas, pues los insumos han elevado su precio de forma escandalosa, de tal manera que si la Sagadegro apoya realmente a los productores, los resultados se podrán ver positivos y evaluables al final de la temporada, que ya se acerca.
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