“El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y los seres humanos.”
Carlos Marx
Hace unos días observé un video que corrió por las redes sociales y llamó poderosamente mi atención pues se trataba de una horrorosa pila de bovinos que presuntamente murieron por un golpe de calor. El Universal online del 15 de junio de los corrientes rezaba: “Más de 400 cabezas de ganado han sido encontradas sin vida la tarde del lunes a causa de un golpe de calor en el Estado de Kansas en Estados Unidos. De acuerdo con los medios locales, las temperaturas registradas en el estado han ascendido a los 50 grados centígrados, afectando la autorregulación de la temperatura del ganado, lo cual generó el fenómeno conocido como estrés por calor”.
Como efecto del cambio climático, la sequía está aumentando en algunas regiones lo que a su vez está agravando el calor. Cuando no hay humedad en el suelo o en las plantas, entonces no hay evaporación ni evapotranspiración; ambos procesos tienen el papel de funcionar como enfriadores añadiendo humedad al ambiente para estabilizar la temperatura del aire.
El tan llevado y traído tema del cambio climático ha dado tela para cortar: que si la ciudadanía tira basura en la calle, que si la gente corta leña en el monte, que si los dueños de los automóviles no afinan los motores, que si no hay cultura para mantener los focos apagados, etc. Esto es cierto, tenemos responsabilidad individual en el daño a la naturaleza, pero en última instancia somos una sociedad educada por el capitalismo, un sistema económico en donde al humano lo transforma en un autómata productor de plusvalía y, al mismo tiempo, esclavo del consumismo. Los dueños del poder político y económico no dudan en poner a su servicio todos los medios a su alcance para quitarse los reflectores de encima pues son ellos los verdaderos ecocidas del planeta. A la comunidad científica le sobra material que deja constancia de que el desequilibrio ecológico ha sido acentuado por la naturaleza capitalista de la industria, ha abusado de la explotación de todo aquellos que le genera ganancia.
A la destrucción de la madre de la humanidad a manos del capital (Federico Engels afirmó que la madre del ser humano es la naturaleza y su padre el trabajo), los pensadores modernos de base marxista han opuesto el eco socialismo, una doctrina política surgida a finales del siglo XX que integra las ideas del socialismo y las del ecologismo. Esta corriente plantea que sólo un régimen en donde se haga la voluntad de los obreros podrá ser noble con la naturaleza. La concentración acelerada de la riqueza requiere de una acelerada y permanente explotación de los recursos naturales y de la mano de obra, ¡pero los procesos ecológicos son lentos! El capital satura de fertilizantes la tierra y no le concede el descanso necesario para recuperarse; satura la atmósfera de gases provocando el efecto invernadero y no procura ecosistemas terrestres y marítimos saludables que lo amortigüen. Conceder un descanso a la tierra e invertir en ecosistemas saludables no genera ganancia; para el capital la naturaleza es una gran máquina que fue inventada para estar funcionando de día y de noche produciendo mercancías, por lo que estar apagada es perder ganancia.
Los antorchistas tenemos sensibilidad social y ecológica, estamos creando la fuerza social educada y organizada que habrá de llevar al poder político al pueblo trabajador, la única clase social que puede salvar al mundo del futuro apocalíptico en lo social y en lo ecológico que nos espera si no detenemos al capital en su desmesurada carrera por la producción de mercancías ¡Hablemos de eco socialismo a la masa ante los estragos ecológicos que cada día son más dantescos! Etiquetas.
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