Ubicado en la península de Yucatán, Quintana Roo, es uno de los estados más jóvenes del país, promovido de Territorio Federal a Estado Libre y Soberano el 8 de octubre de 1974. Por su ubicación geográfica, la entidad, es descendiente directa de la vasta y gloriosa civilización maya, que creó la zona arqueológica de Tulum, hermosísima ciudad marítima; posee, además, vastas bellezas naturales: arrecifes, cenotes, playas, vegetación, lagos, lagunas, su mar verde turquesa y sus arenas blancas, que hacen del turismo, su actividad económica principal.
Además del turismo, que se concentra principalmente en el norte del Estado, la producción maderera, la industria manufacturera, la agricultura, la ganadería y la pesca son las actividades que soportan la economía quintanarroense; sin embargo, pese a la propaganda y los discursos de las autoridades en turno, sobre el desarrollo y prosperidad económica, la realidad muestra que los beneficiarios de esta bonanza no son precisamente las grandes mayorías, los trabajadores que hacen funcionar estos sectores.
En Quinta Roo viven en marginación un millón 184 mil 826 personas, es decir, 67.26 por ciento del millón 761 mil 389 quintanarroenses censados en 2021, esto de acuerdo con el Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2021, que publicó la Secretaría del Bienestar: 709 mil 993 personas están vulnerables por carencias, 415 mil 50 tienen pobreza moderada y 59 mil 783 viven en pobreza extrema, pues no cuentan con lo mínimo para subsistir.
Así pues, se deja ver que el tan cacareado desarrollo económico experimentado en la industria turística, que representa el 80 por ciento de la actividad económica del Estado, no significa en modo alguno que la prosperidad económica sea para el pueblo trabajador quintanarroense y que los descendientes de aquellos mayas legendarios cuyo talento y cultura asombran todavía al mundo de hoy, se hallan sumidos en la más degradante miseria: sin techo, sin trabajo, sin educación, sin salud, sin caminos, sin servicios básicos en sus poblaciones, y, en no pocos casos, sin nada que llevarse a la boca para el día siguiente.
Urge que los gobernantes no se queden solamente en el discurso y aterricen en los hechos como corresponde. Hoy, el licenciado Carlos Joaquín González, gobernador de Quintana Roo, sigue en deuda con un grupo representativo de más de 35 mil familias quintanarroenses que militan en el Movimiento Antorchista, con los que, desde octubre de 2019, en una reunión con representantes del Comité Estatal que encabeza el Ing. Daniel Osorio García, se comprometió a resolver modestas peticiones de primera necesidad como la entrega de semillas de maíz mejorada y fertilizante, despensas alimenticias, pavimentación del acceso a la colonia Fraternidad Antorchista, regularización de la colonia Mártires Antorchistas, las dos ubicadas en la ciudad de Chetumal, comodato del inmueble del Albergue Estudiantil “Felipe Carrillo Puerto” A.C. y contratación de maestros antorchistas, entre otras.
Posteriores a esa reunión, ha habido otras en las que se han reiterado los mismos compromisos de solución; la última, realizada el pasado 6 de octubre, estuvo presidida por el Dr. Jorge Arturo Contreras Castillo, secretario de Gobierno, quien también comprometió su palabra, con el inicio de la materialización de los compromisos adquiridos por el señor Gobernador hace dos años, sin embargo, otra vez la palabra empeñada de un alto funcionario de esa administración queda en letra muerta.
Destaco que en algunos casos, las demandas no representan ninguna inversión económica y más bien son trámites como el caso del comodato del albergue estudiantil “Felipe Carrillo Puerto” A. C.; las demás peticiones, que por su naturaleza y monto hablan claro de la miseria en que viven quienes las reivindican, debería causar rubor a quienes no han sido capaces de atenderlas, pues no son una exigencia arbitraria, sino una promesa y compromiso no cumplidos por el hombre que gobierna los destinos de ese Estado tan rico y próspero pero no para las mayorías como lo dejan ver las estadísticas arriba señaladas.
En estos casos de nada sirven las bellezas naturales de la entidad, el gran desarrollo turístico de “clase mundial” -como gustan pregonarlo sus gobernantes- y las enormes riquezas que todo esto genera, si no sirven siquiera, para paliar el hambre de los legítimos dueños de estas tierras, los antiguos mayas, como lo prueban irrefutablemente las impresionantes ruinas arqueológicas de toda la Península de Yucatán.
Los antorchistas del sureste mexicano, sumamos nuestra voz a la exigencia de nuestros hermanos quintanarroenses y llamamos al Lic. Pedro Joaquín González, a que de una vez por todas honre su palabra y se resuelvan los compromisos hechos con el Comité Estatal del Movimiento Antorchista, en el entendido de que hacerlo es atender a la razón y a la justicia, es ejecutar un acto de verdadera generosidad hacia quienes más lo necesitan y lo merecen, y que lejos de perder su prestigio y autoridad como gobernante, será un acto de nobleza ante el pueblo que lo eligió y que de haber soluciones, agradecerá su atención.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario