Septiembre es el mes donde el verde, el blanco y el rojo destacan entre toda la gama de colores, pues son emblema y recordatorio del avance histórico que ha tenido nuestro país.
Además, es sinónimo de unidad y celebración, de presumir los platillos tradicionales que hacen de México un país único y con una cultura muy diversa.
Este mes, especialmente los Gobiernos en los estados, festejan con fuegos artificiales y “honran” en gran medida a los héroes que nos dieron patria.
La vida de los mexicanos gira en torno a situaciones de acuerdos políticos y económicos con el país vecino, sin que se haya alcanzado una verdadera independencia política y económica.
Sin embargo, dichos festejos que embelesan a la mayoría de los mexicanos no cuentan de mucho, una vez que no hemos logrado esa verdadera independencia que se grita en los balcones por los Gobiernos, de cualquier color que sea el partido.
Aunque los mexicanos lograron quitarse el yugo en el que se encontraban por los españoles, a la fecha nuestro país sigue sin tener verdadera libertad política y económica.
Tan sólo en los últimos años, en el caso del gobierno de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, han tenido que salir a disculparse con el vecino país Estados Unidos por las acciones realizadas en nuestro país, una cuestión que evidencia que las acciones tomadas por los Gobiernos federales dependen en gran medida de la aprobación y el buen visto del país norteamericano.
Recordemos el intento malabarista de Vicente Fox para tratar de evitar la confrontación de Fidel Castro con George W. Bush y su muy sonada polémica “Comes y te vas”, como una forma más de servicio en favor de los Estados Unidos. Ello, entre otras acciones que a través de la historia de nuestros gobernantes se han realizado para ganar favoritismo con el país vecino, cuya fuerza política, económica y militar, siempre ha sido para nuestro país algo importante que cuidar, sin importar el precio que los mexicanos tengamos que pagar.
Hoy en día, la relación no es diferente; después de una larga trayectoria que ha emprendido el actual Gobierno de Andrés Manuel López Obrador por lograr el poder, la relación no ha cambiado.
Seguimos al servicio del gobierno estadounidense, esto se demuestra con las actuales políticas que benefician a las empresas extranjeras, con el favor del gobierno federal para la creación de empleo cuyos salarios son de hambre y no alcanzan para lo más indispensable.
Así como el muy polémico muro fronterizo que construye Estados Unidos para evitar la entrada de migrantes, y en el que México ha contribuido con el muro del cuerpo militar y de autoridades.
En una publicación del 10 de julio de este año, en el portal del periódico elorbe.com, José Gildardo Galdames Peregrino, presidente del Colegio de Abogados de Inmigración y Derechos Humanos en México Asociación Civil, manifestó que el Estado de Chiapas se ha convertido en un muro migratorio, en donde las autoridades prohíben el libre tránsito de los migrantes centroamericanos, caribeños y de diversas nacionalidades.
También describe:
“El Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional están dedicados a cansar a los migrantes en esta región de la frontera sur de México, ya que son familias enteras que a diario ingresan a territorio mexicano, quienes caminan desde Suchiate hasta Tapachula ante la nula atención de las autoridades mexicanas, en donde el objetivo es sólo entretenerlos”.
No existe entonces una verdadera razón por la que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pueda o sea diferente; la vida de los mexicanos gira en torno a situaciones de acuerdos políticos y económicos con nuestro país vecino.
¿Hemos encontrado una verdadera libertad? Lo cierto es que vivimos en un país donde el capitalismo dependiente se ha hecho presente. Dependemos de otros países para poder dar empleo a los trabajadores mexicanos y no existe una estrategia nacional que busque la verdadera liberación económica que México necesita para otorgar bienestar a todos sus habitantes.
Es necesaria desde ahora la organización del pueblo trabajador para exigir que México realmente sea independiente, y que se mejore la calidad de vida de los mexicanos; que se ataque a la pobreza y a los problemas que tanto han dañado a nuestro país. De ser así, entonces sí, debemos festejar nuestra verdadera independencia.
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