“Traté de hacer las cosas bien, me equivoqué. Nunca interferimos en la chamba de la fiscalía. Me siento usado por la fiscalía. Me mintieron a mí y a mi esposa”. (Mario Escobar, padre de Debanhi).
Mientras escribo estas líneas veo comentarios sobre el caso de Debanhi, y es molesto ver cómo muchas personas, incluidas mujeres, siguen culpando a las víctimas por salir muy noche y vestidas de manera provocativa, según el punto de vista del que juzga. Eso es revictimización, que quiere decir que en lugar de buscar un culpable por la violencia que sufre una mujer, se le culpa primero a ella.
Las protestas en Nuevo León y en las redes sociales no se hicieron esperar. La pena y frustración que reina en los corazones de miles de mujeres las une; se sienten identificadas.
Personalmente siempre he estado rodeado de muchas mujeres, entre mis hermanas, mi madre, primas, sobrinas, amigas y compañeras. Ellas, como todas las mujeres, merecen el absoluto respeto. No por ser del género femenino, sino por el simple hecho de existir.
Pero en un país históricamente machista, día a día, las mujeres tienen que sortear una serie de peligros más que los varones. No hay momento en que no se sientan inseguras, incómodas o con un miedo latente en alguna situación; por ejemplo, a bordo del taxi, en el salón, en la plaza, en el metro, también en las redes sociales hay riesgo para ellas. En cualquier situación, el peligro las acecha.
Aunque las cifras oficiales son muchas veces maquilladas o rebajadas, tan solo en 2021 se reportó la cifra más alta de feminicidios en México desde que comenzaron los registros en 2015 con una estadística con perspectiva de género. DE 2015 hasta 2021, México sumó más de mil casos.
Miles de mujeres jamás son encontradas. Es sumamente triste e indignante que en la búsqueda de Debanhi las autoridades hayan encontrado 5 cadáveres de mujeres más. ¿Quiénes son? ¿La búsqueda terminó? ¿Se dieron por vencidas las familias? Todo indica que las carpetas de investigación terminaron por empolvarse.
La impunidad caracteriza a nuestro país. Según un amplio informe de México Evalúa, que revisa la información oficial sobre el trabajo de las fiscalías y jueces en 2020, arroja un dato estremecedor: un 94.8 por ciento de los delitos no ve una salida.
En México el delito y la impunidad van de la mano, en la inmensa mayoría de los casos porque las propias autoridades son los causantes o cómplices. Nuevamente nos quieren vender la historia de que fue un accidente, pero no lo debemos permitir. Hay bastantes elementos que indican que la muerte de Debahni no fue un accidente y que el Estado se vuelve corresponsable de ese crimen sino garantiza justicia y presenta a un responsable.
Se vuelve todavía más indignante el asunto porque estamos gobernados por partidos, comenzando por Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador que le interesa más el espectáculo para ganar votos que ejecutar un plan eficaz de seguridad. López Obrador se la pasa desechando millones de pesos en campaña, presumiendo su popularidad, en lugar de destinar el recurso para prevenir e investigar delitos.
No hay duda de que los feminicidios y la violencia contra las mujeres son resultado de una descomposición social generada desde siempre, y aunque no es culpa exclusiva de este gobierno, sí es su culpa el aumento de los delitos, al no interesarle el tema, pues no es su prioridad. Como todos hemos visto, Lejos de apoyar a las mujeres, descalifica sus luchas.
Parece que ya nadie confía en las fiscalías, en el gobierno, en el Estado. Está en la sociedad tomar las riendas de este país para juntos construir un país más seguro, para realmente llevar al poder a gente sensible y capaz de proteger a sus mujeres y ciudadanos. Comencemos por ser menos indiferentes a las protestas de las mujeres en pro de sus derechos y seguridad.
La tarea de todos es informarnos, apoyarnos, cuidarnos y organizarnos. Hoy fue Debanhi, como han sido miles de mujeres desaparecidas y cientos más, todos los días, están en peligro. Mañana puede ser alguien cercana a mí, a ti. No sigamos permitiéndolo.
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