Hablar del deporte desde la historia, sus disciplinas y su importancia, es sumamente abarcador y existen textos ampliamente recomendados al respecto. Lo que yo quiero en este espacio, es argumentar por qué es falso decir que el deporte, y con esto la cultura y toda lo correspondiente a la superestructura, no tienen influencia económica y política en nuestra sociedad. Y en el aspecto deportivo, como en el arte y la cultura, es necesario analizar el concepto en este modelo socioeconómico concreto que llamamos capitalismo en su fase neoliberal.
Marx afirmó que la anatomía del hombre es clave de la anatomía del mono para señalar que el estadio superior puede indicar la vía a los estadios inferiores. Por eso, debemos analizar el deporte no sólo desde posturas cerradas y limitadas a una visión mecanicista, funcionalista, sino de forma transversal considerando que en esta influye la sociedad entera.
Para ser justos con el deporte, debe analizarse desde otras ramas, como la sociología, la política y demás ciencias sociales, debido a que todo fenómeno encuentra su razón en los aspectos que la rodean. Ningún fenómeno está aislado y, por lo tanto, hacer un análisis del deporte es necesario hacerlo desde el aspecto social, económico, político.
Morgan afirmaba, en 1994, que el deporte está bloqueado en su contexto social burgués, y que por lo tanto no se le pueden “dar diferentes usos independientemente de las relaciones sociales de producción en las que se desarrolló y dentro de la cual se reproduce […] la resolución de un deporte alienado requiere nada menos que la transformación radical de la sociedad en general, una revisión completa de su base material y de las relaciones de producción”.
Por lo tanto, el deporte no fue el mismo, ni conceptual ni materialmente, en la época primitiva, como en la feudal, la esclavista y por supuesto en la capitalista, cada etapa refleja las contradicciones que existieron en cada una de estas, de forma que, en la actual, el deporte refleja las contradicciones de dos clases antagónicas e irreconciliables de nuestra sociedad.
La necesidad de practicar y promocionar el deporte, a pesar del carácter social que carga, no tiene discusión, pero sí quiero dejar de manifiesto que existe una necesidad indiscutible de cambiar el carácter y rumbo que le han dado al deporte en la actualidad. Pero esto conlleva a trabajar a la par por un cambio social al mismo tiempo pues dejando intacta la sociedad, el deporte o cualquier otro aspecto social cambiaría nada en absoluto. Tendremos deportes humanos y creativos cuando hemos construido una sociedad humana y creativa. Y no hasta entonces.
Se requiere, por lo tanto, una sociedad más humana, más justa, proletaria, que cincele y modele los distintos componentes sociales con arreglo al progreso paulatino de esta sociedad, de forma que los beneficios se reflejen total y cabalmente en todos los individuos que pertenezcan a dicha sociedad. En este caso, que llegue de igual manera a todos los mexicanos.
Esto último es lo que busca el Movimiento Antorchista. Una vez que nos quedó claro el carácter clasista y el empuje sistémico que tiene el deporte, nuestros iniciadores en la lucha se dieron a la tarea, inagotable hasta el día de hoy, de quitarle ese peso que carga el deporte y que, como camisa de fuerza, le ajusta y no deja que crezca y se desenvuelva según las necesidades de desarrollo actuales. El deporte debe cumplir con su función socializadora, educadora, pero dentro de este sistema no podremos encontrar este fin. Los luchadores sociales debemos trabajar por lograr este cambio que requiere nuestro país y es lo que nosotros hemos venido haciendo.
Por esta razón, la XXI Espartaqueada Deportiva Nacional, que organiza el Movimiento Antorchista Nacional, es súmamente importante, tanto por su carácter, su organización y su función, pues no hay organismo en nuestro país que realice este tipo de eventos en el que participe gente de todas las edades y cuya organización y ejecución dependa exclusivamente de quien lo organiza, más no de un individuo o grupo de individuos con intereses mezquinos cuyo fin único sea tener ganancias ya sea económicas o por campaña electoral. Nadie hace esto en nuestra nación, solo nuestra organización.
Por este medio, hago la cordial invitación a todos los que me escuchan a que asistan a este evento. Ya sea para participar, disfrutar o apreciar a través de nuestras redes sociales aquellos que no puedan asistir a este gran evento sin fines lucrativos y único en nuestra nación. No falten, los esperamos en Tecomatlán, Puebla, la “Atenas de la mixteca”.
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