México es uno de los países con la calidad educativa más baja, así lo reconoce la Unesco, además la última prueba PISA realizada en 2018 arroja que los países asiáticos de Singapur, China y Macao fueron los que (una vez más) obtuvieron los puntajes más altos en Lectura, Matemáticas y Ciencia, respectivamente, mientras que de los estudiantes mexicanos que participaron en esta prueba, sólo el 1% obtuvo un desempeño sobresaliente, nadie en su sano juicio duda de la urgencia de que los estudiantes regresen a clases presenciales.
Es de aceptar, que el tema de retornar a las aulas es necesario y urgente, pues de no hacerlo, se estaría afectando a las futuras generaciones con grandes diferencias en el aprendizaje y rezagando la educación en general, como lo ha reconocido la Unesco.
Pero en el panorama actual de pandemia, ante la tercera ola de contagios de la variante Delta, ha afectado y generado en cifras cada vez mayores, la vulnerabilidad en menores de edad, proyectando una cifra de más de 138,000 infectados en menores en cerca de dos meses, un total de 3.29 millones de mexicanos infectados y más de 750 muertes de menores de edad, de los más de 256,000 mexicanos muertos.
Las condiciones de la infraestructura educativa a nivel nacional, no se le ha dado mantenimiento desde el año pasado en que se suspendieron las clases; además de que han sido víctimas de saqueos, dejando un rezago mobiliario bastante alta, sin mencionar que las políticas educativas erradas han dejado a miles de jóvenes estudiantes que abandonaron sus estudios para dedicarse a trabajar.
En Durango son cerca de 56 mil estudiantes en 48 escuelas de todo el estado, quienes son parte de la Federación de Estudiantes Técnicos del Estado de Durango (FETED); es decir, un 10% en la deserción escolar y más de 7 mil jóvenes de educación media superior los que han dejado sus estudios en pausa o desertado por falta de dinero.
Luego de más de 15 meses de pandemia el anuncio del presidente y la SEP del regreso a las clases presenciales vemos los resultados de las pocas políticas educativas; además de las económicas que implemento el Gobierno federal, para aminorar el impacto de pandemia. Se requiere pues, que las autoridades de la SEP y las administraciones gubernamentales; para un regreso a clases seguro, en primer lugar, la vacunación de la población estudiantil, para evitar una sumatoria más alta, de cifras de infectados y de defunciones. Además de que doten de material sanitario suficiente, también, de arreglar los desperfectos, en la mayoría de las escuelas en Durango, pues existe vandalismo, no tienen luz ni agua, se robaron la bomba, el cableado y el tinaco, mientras la SEP soluciona los problemas, no se debería iniciar el ciclo escolar de manera presencial, sino de manera virtual para la protección de la salud los estudiantes y docentes.
Sin embargo, dentro de estas acciones, el Gobierno federal no se ha pronunciado respecto a estos problemas que presentan las escuelas, que no cuentan con la infraestructura suficiente para el establecimiento de los filtros mencionados, así como la reparación de aquellas que por el abandono han sufrido actos de vandalismo. Delfina Gómez, titular de la SEP, reconoce que por lo menos 10 mil escuelas han sufrido estas acciones, aunque en realidad son muchas más; ni mucho menos han puesto mayor empeño para acelerar el proceso de vacunación en los menores que regresarán a las aulas.
La decisión del regreso a clases presenciales y presentarlo como una actividad esencial en el país, responde a una necedad y no a una necesidad, por parte del Gobierno morenista y la SEP, el presidente de la República sabe que su programa Aprende en Casa ha sido un fracaso y sólo un despilfarro de dinero para beneficiar algunos empresarios y ahora está llevando al matadero a los estudiantes mexicanos. Regresar en las circunstancias actuales a clases presenciales, simplemente es una terquedad del presidente de la república.
Como lo mencioné al principio, el regreso a las aulas es necesario, por supuesto que sí, pero primero debe asegurarse la vacunación de por lo menos el 70% de la población, como lo han recomendado algunos expertos, sin descartar además el mejoramiento de las escuelas en todo el país, el acceso a agua, jabón e insumos para sanitización de las mismas, y por supuesto seguir al pie de la letra los protocolos recomendados; sólo así habrá garantía de un regreso a clases presenciales y que aseguren los aprendizajes esperados para los estudiantes de México.
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