MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Estamos ante el fracaso de la civilidad en Oaxaca?

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     En una colaboración anterior denuncié la negativa del gobernador del estado, maestro Alejandro Murat Hinojosa, de atender la petición, harto justificada, de solución a las demandas de miles de oaxaqueños organizados en el Movimiento Antorchista.

     El documento en cuestión fue escrito pocos después de que una comisión de antorchistas solicitó la atención a que me refiero, por lo que no mencioné que lo único que obtuvimos fue una reunión con el Subsecretario de gobierno. En ella, de nueva cuenta, se aceptó el incumplimiento que hemos denunciado y se nos dijo que nos reuniríamos con el Secretario de gobierno en mesas de trabajo con todas las dependencias involucradas. 

     La reunión jamás se dio. Ante lo cual, de nueva cuenta hicimos uso del derecho de manifestación tutelado en los artículos 8° y 9° de nuestra Constitución. De tal forma que, el 13 de los corrientes, un contingente de 500 antorchistas marchamos por calles céntricas de la capital para exigir al Gobernador del Estado que atienda a los compromisos establecidos. Esta vez, ni siquiera hubo convocatoria a reunión alguna. 

     A la luz de los nulos resultados de nuestras manifestaciones, cuestión por demás prevista, cabría preguntarse, ¿y entonces, por qué perseveramos en nuestra lucha, si la experiencia de 47 años nos ha enseñado que los gobernantes cada vez son más insensibles a los reclamos populares? Lo complejo del problema no admite respuesta simple, abordaré, por motivos de espacio, solamente algunas de las razones esenciales:

     1. Es marcado el rechazo que existe de parte de grandes sectores oaxaqueños a la manifestación, que de manera mecánica y quizá natural, repudian los excesos cometidos en la entidad, generando violentos episodios sociales y la vez, una cultura del bloqueo y de la radicalización de la protesta pública. Que evidentemente ha generado alteraciones constantes al derecho al libre tránsito y a la vida de la ciudadanía que no puede realizar sus actividades normales por estos atropellos.

     2. Los mexicanos enfrentamos una vida llena de carencias materiales, de falta de empleo, de falta de justicia, nos agobian la violencia y los delitos en todas sus expresiones, todo ello agravado por la pandemia. Pero esto no ha sido entendidos y dimensionado por amplias capas de nuestra sociedad que sucumbe ante los discursos demagógicos de nuestros gobernantes que casi sin excepción y sin importar el color de los partidos que hoy existen, han hecho de la búsqueda del poder una herramienta de aprovechamiento personal, abandonando a la población en periodos de crisis como la que hoy vivimos.

     3. La estrategia de contención aplicada a quienes se organizan para obtener respuestas a sus demandas, incluye el aprovechamiento de la radicalización de un número elevado de organizaciones, para restarles legitimidad, con lo que las separa del resto de la sociedad que las descalifica en vez de ver en ellas, un reflejo de la gravedad de los problemas sociales y sobre todo, una herramienta apropiada para canalizar sus demandas propias. Por lo tanto, se hace necesario que se legitime y se comprenda la importancia de las organizaciones y su papel como válvulas de escape legales a la creciente inconformidad social, ante la bancarrota de nuestra clase política y gubernamental. 

     Quiero mencionar que el día en que nosotros realizamos nuestra marcha, se realizaron aproximadamente otras doce manifestaciones en la capital del estado y algunas de las arterias que conducen hacia ella. En varias de éstas predominó el bloqueo y el radicalismo de las exigencias ante la negativa de solucionar o ante la reiterada firma de minutas de acuerdo. Situación que amenaza con incrementarse ante la creciente inconformidad en un gran número de sectores sociales. 

     Ante esta situación, el Movimiento Antorchista se pronuncia como lo ha hecho desde su nacimiento, aunque nuestros intentos sigan siendo agua en borrajas, de que es necesario que la sociedad en su conjunto tome conciencia de la necesidad de organizarse y formar una fuerza social grande y educada para que canalice sus inconformidades por la vía legal, evitando la radicalización que cae en los excesos del bloqueo y las agresiones, que sólo deslegitiman las demandas legítimas y dan, a la vez herramientas para que las autoridades se escuden en supuestos chantajes y presiones con carácter delictivo y que generan molestia de la sociedad lo que evita no solo que las repudien sino que no se sumen para apoyarles y menos las ven como una alternativa de solución a sus necesidades sociales. 

     Y eso es necesario, porque la difícil situación que vivimos, exige desde hace mucho, una nueva clase política, y está solo puede surgir en la lucha por las mejoras sociales, mediante el correcto uso de los instrumentos constitucionales que nos da nuestra Carta Magna. Porque solo así se formarán ciudadanos participativos, comprometidos con el desarrollo de su comunidad, de donde saldrán los líderes con experiencia y sobre todo, con el compromiso probado en su participación al frente de sus conciudadanos.

     La realidad que enseña de manera cruel pero inevitable, colapsan los hospitales, la economía enfrentará otro difícil periodo y ante eso, solo recibimos indiferencia de los gobiernos y menosprecio por la vida al no invertir en salud, no apoyar a quienes perdieron su trabajo y a quienes cerraron sus negocios o tienen dificultades para mantenerlos a flote y encima insisten en que mandemos nuestros hijos a las clases presenciales sin vacunas.

     Y esta realidad no sólo nos llama, sino que nos grita que no vamos a mejorar con las políticas de gobierno que hoy recibimos, como no lo ha hecho con los discursos de las autoridades, porque no hay ni habrá salvadores, la solución de los problemas de los sectores maltratados, debe ser necesariamente obra de su participación activa. Veamos qué pasa con el show de quitar a los vendedores ambulantes en el centro de la ciudad. No es un combate serio el problema, dándoles alternativas a ellos en concreto y al comercio establecido, buscando puntos de coincidencia y medicación. Es una medida tomada para filmar una película. De ese tipo de autoridades tenemos los oaxaqueños.

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