Estados Unidos sigue su camino como potencia económica mundial, mediante un esquema capitalista que premia y enaltece la industria monopólica, el racismo y la concentración de la riqueza; todo ello justificado a través de un discurso “patriótico y libertador”.
Sin embargo, la hipocresía de sus políticas y la decadencia de esta nación imperialista saltan a la vista. De acuerdo con cifras oficiales, publicadas por la Oficina del Censo, hasta el año 2023 se estimaba que 36.8 millones de personas vivían en situación de pobreza, cifra que no toma en cuenta las condiciones de vida de los más de 20 millones de inmigrantes que, se calculan, viven en el país de forma ilegal.
Sin duda, el imperio estadounidense sigue caminando bajo las contradicciones del capitalismo, evidenciando con mayor fuerza las fallas de un modelo arcaico que concentra riqueza y devasta al pueblo estadounidense.
Joseph Stiglitz, economista y premio nobel 2001, señala que Estados Unidos representa el país con mayor desigualdad del mundo desarrollado. De acuerdo con el catedrático de la Universidad de Columbus, en 30 años el salario del 90 % de la población se ha estancado e incluso se ha reducido sin mostrar avance alguno.
Tan solo en 2023, datos de la Reserva Federal estiman que 29 millones de estadounidenses tenían dos trabajos; situación que ha colocado a este segmento de la población como “nuevos pobres”.
Este último concepto fue acuñado por algunos teóricos como Zygmunt Bauman que refieren esta condición laboral como una versión moderna de la esclavitud.
En su artículo “El capitalismo progresista no es un oxímoron”, publicado por el diario The New York Times, Stiglitz explica que el sistema capitalista que es la base en el país, da muestra de que la explotación y la inequitativa distribución de la riqueza rigen de manera permanente el supuesto desarrollo de la nación emblema del capitalismo monopólico.
Basta mencionar que la riqueza personal de magnates como Bill Gates, cofundador de Microsoft; Elon Musk, dueño de Space X y Tesla; Jeff Bezos, presidente ejecutivo de Amazon, y Mark Zuckerberg, creador de Facebook, superan con creces lo disponible en efectivo por el Tesoro Nacional de Estados Unidos en pleno 2023, que equivale a 38 mil millones de dólares.
Esta tendencia negativa es aún más profunda. De acuerdo con el Departamento del Tesoro, la deuda pública actual de la nación es de más de 32 billones de dólares, su máximo histórico.
Estas contradicciones dentro de una economía con carácter de potencia mundial dejan al descubierto los males innegables e inherentes de un sistema que pone como prioridad lo mercantil, la ganancia y la expansión de los mercados a costa de todo.
Hoy, esta economía basada en la deuda y los créditos ha dado como resultado que el 65 % de la población actual, es decir, más de 217 millones de ciudadanos, vivan al día, limitando sus recursos al máximo, sin alguna opción de ahorro o de enfrentar algún imprevisto, situación que contrasta brutalmente con la riqueza de 2.5 billones de dólares que acumulan los 25 multimillonarios más ricos de esta nación, enlistados por la revista Forbes en 2024.
Al respecto de esta crisis, Bernie Sanders, senador independiente de los Estados Unidos, explicó en declaraciones recientes que: “(…) hoy en día, mientras que a los muy ricos les va fenomenalmente bien, el 60 % de los estadounidenses viven al día, tenemos más desigualdad de ingresos y riqueza que nunca. Increíblemente, los salarios semanales reales, descontada la inflación, para el trabajador estadounidense promedio, son en realidad más bajos ahora que hace 50 años”.
Los altos costos de la vida en el país del sueño americano han debilitado a las familias de la clase trabajadora. Datos publicados por el diario El País señalan que para vivir de manera digna, un ciudadano necesita un ingreso anual de 186 mil dólares, cifra que choca duramente con la media nacional de 79 mil dólares anuales que gana un trabajador estadounidense.
Además, la inflación y el aumento de los precios han hecho inaccesible para millones de familias adquirir una casa propia. La Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense realizada en 2023 detalla que más del 30 % de la población, integrado por más de 42 millones de hogares, no tienen una casa y pagan renta mensual.
Esta situación ha desembocado incluso en situaciones mucho más severas para la población estadounidense sin oportunidades. Datos del propio gobierno federal señalan que actualmente 653 mil 100 personas viven en las calles, cifra récord en la historia del país.
Además de estas condiciones que ponen cuesta arriba el bienestar social, la soga sigue apretando el cuello de los norteamericanos que, debajo de un cartel de país progresista y conquistador, viven agobiados por la miseria.
De acuerdo con cifras publicadas por el diario Los Angeles Times, 26 millones de ciudadanos estadounidenses no tienen acceso a los servicios de salud. Y para dimensionar con mayor detalle los problemas en materia de salud, hoy 100 millones de ciudadanos americanos están endeudados con instituciones médicas del país y no cuentan con la liquidez necesaria para costear sus tratamientos debido a los elevados costos de los servicios médicos en este país.
Otra de las deudas pendientes de los gobiernos americanos con sus ciudadanos ha sido, sin duda, la seguridad. Información publicada por la agencia de noticias EFE detalla que tan sólo en el año 2023, Estados Unidos acumuló 650 tiroteos masivos, lo que representa una media de dos por día.
Actualmente, de acuerdo con datos de la organización Small Arms Survey, se calcula que en el país norteamericano por cada 100 habitantes hay 120.5 armas; situación que pone en entredicho la supuesta seguridad que pregona el discurso oficial.
Por si fuera poco, ante esta apabullante realidad social que desenmascara una parte de los males que aquejan a los estadounidenses, hoy el discurso gubernamental gira en torno a temas como la migración ilegal o el tráfico de drogas que, sin dejar de ser temas relevantes, no resuelven las condiciones de desigualdad social y vulnerabilidad de las familias norteamericanas.
En el caso de la migración, resulta hipócrita desde el punto de vista gubernamental hablar de su erradicación como una solución para el bienestar de la nación. Tan sólo en el presente año, los inmigrantes indocumentados contribuyeron con 96 mil 700 millones de dólares en impuestos, de los cuales 59 mil 400 millones fueron recaudados por el gobierno federal.
Sin duda, el imperio estadounidense sigue caminando bajo las contradicciones del capitalismo, acentuando y evidenciando cada vez con mayor fuerza las fallas naturales de un modelo arcaico, que avanza a paso voraz concentrando la riqueza, devastando al pueblo norteamericano y comprobando que: la unidad del pueblo como clase social consciente es el arma más efectiva para luchar y terminar con los privilegios de la burguesía que sigue sangrando sin clemencia a los desposeídos.
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