Huitzilan de Serdán, Pue. Doña Petrona Galindo Ramos, octogenaria y madre de nueve hijos, comparte su desgarradora historia de supervivencia que tuvo lugar en los 80, durante los tiempos oscuros cuando la Unión Campesina Independiente (UCI) amenazaba y aterrorizaba a la gente de Huitzilan.
Doña Petrona recuerda cómo tuvo que vender su preciado rebozo para proteger a su familia de las amenazas de la UCI:
“Una vez llegó mi hijo asustado. Yo tenía un rebozo que había comprado y llegó mi hijo y me dijo: mamá vende tu rebozo, porque a mi papá lo están amenazando los de la UCI, le apuntan con un arma y quieren dinero. Para que no lo mataran vendí mi rebozo en 100 pesos y aparte me dieron otros 100 pesos. Y esos 200 pesos que junté ya eran algo; con eso nos dejaron”.
La presencia de la UCI también llegó a la comunidad de San Miguel del Progreso, con la promesa de salvar al pueblo de Huitzilan de Serdán de la explotación, empobrecimiento y despojo de tierras por parte del cacicazgo.
Ssin embargo, lejos de protegerlos y ayudarlos, como prometieron, lo que hicieron fue apuntar sus armas contra el pueblo trabajador, desatando un periodo de violencia y terror, del que resultó, además de varios muertos, que muchas familias abandonaron su pueblo.
La amenaza era tan grande, narró en náhuatl doña Petrona, que tuvo que abandonar su hogar en varias ocasiones e irse a vivir a Martínez de la Torre por algún tiempo.
Estos momentos de miedo e incertidumbre dejaron una huella en su vida y la de su familia. La violencia y el miedo eran tan intensos que, incluso, salir al baño después de las seis de la tarde era peligroso.
“Cada disparo que se oía era una señal de otra vida perdida”, expresó. Pero a pesar de todas las dificultades, Petrona y su familia se mantuvieron fuertes y unidos, a pesar de haber sufrido la pérdida de miembros de su familia, como lo era su padre, un hijo de dieciséis años y un hermano.
A su mente llega el recuerdo que les dio esperanza y que tanto conserva en su corazón: su hermano se había unido a Francisco Luna, Ignacio Gómez y otros huitziltecos para buscar ayuda, misma que sólo encontraron en el Movimiento Antorchista, única organización que les brindó su apoyo, y con su guía convirtieron al municipio de un lugar con violencia, a uno donde se puede caminar con tranquilidad.
Hoy en día, Doña Petrona vive en paz en San Miguel del Progreso, reconoce y agradece a la organización Antorcha por la libertad y seguridad que ahora pueden disfrutar y, precisamente por ello, no pierde oportunidad para aconsejar a sus hijos y nietos que permanezcan cerca de su organización.
Doña Petrona recuerda con mucho cariño los esfuerzos de Manuel Hernández Pasión, quien luchó por el pueblo y ayudó a su comunidad. A pesar de los oscuros días del pasado, doña Petrona sigue contenta con la tranquilidad de su municipio y agradeció al Movimiento Antorchista el que no los haya dejado solos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario