“Querida, encogí a la clase media”, es el título de un artículo de opinión publicado en el portal de noticias El País, en el cual se describe perfectamente con datos duros cómo la “esperanza de México” ha logrado que se amplie la brecha de desigualdad en nuestro país.
En dicho artículo se presentan datos de un estudio que presentó esta semana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el 2018 el 42.7% de la población, es decir, 53 y medio millones de personas formaban parte de la clase media, mientras que la clase alta representaba solo un millón 800 mil y la clase baja la integraban 69 millones de personas.
Sin embargo, para el 2020 las cosas no pintan nada bien, pues la clase alta y media se redujo de tal forma que la clase baja aumentó para así incrementar la brecha de desigualdad entre los que más tienen y los que tienen muy poco o nada.
La clase alta, se ubicó en 2020 en alrededor de un millón de personas, solo el 0.8% de la población. La clase media pasa de ser 42.7% a 37.2% lo que significa una reducción de 6.2 millones de personas al pasar a agrupar a un poco más de 47 millones de personas mientras tanto la clase baja, en contraste, aumentó en 8.7 millones de personas más dentro de este segmento de la población.
Es decir que desde que la 4T tomó las riendas del país, el rumbo es el equivocado pues lejos de sacar de la pobreza a millones de personas sólo se ha aumentado el número de personas que han llegado a formar parte de este sector tan afectado, pues no solo no tienen para alimentarse o para curarse mucho menos para educación o para tener una vida digna.
El estudio del Inegi también arroja que el 55.9% de los hogares de la clase media cuentan con al menos un trabajador asalariado formal y solo el 43.9% tien un director, mando o jefe como miembro y de los hogares clasemedieros el 51.2% tiene al menos un adulto con mínimo un año de educación superior.
Valeria Moy, autora del artículo al que hago mención, concluye su escrito: “los datos muestran que México tiene un porcentaje importante de hogares y de personas ubicadas en ese grupo -flexible y elástico- llamado clase media. Pero 2020 frenó los avances que se habían dado en la incorporación de cada vez más personas en ese grupo. La contracción de más de seis millones de personas en la clase media y el crecimiento de más de ocho millones en el grupo considerado como clase baja nos debería de preocupar a todos. Ese no es el México que queremos, ese no es el México de oportunidades que debería ser. Las aspiraciones importan. La política pública también”.
Y en efecto, ese no es el México que se le prometió al pueblo en tiempos de elecciones, esa no fue la promesa en la que creyeron millones de mexicanos, el México que queremos y al que aspiramos los mexicanos es aquel que de verdad tenga oportunidades, es aquel en donde no exista la desigualdad social, donde exista empleo para todos, que el acceso a la educación y a la salud sea gratuito.
Un México en el que se reparta de manera equitativa el gasto social, es decir, se invierta en obras y servicios que beneficie a la mayoría y no a unos cuantos y una política fiscal progresista con la que aquellos que menos ganan paguen menos impuestos y los que ganan mucho más sea quienes paguen más impuestos.
Un México así es posible, y se puede llegar a él solo con la unidad del pueblo mexicano, solo abriendo los ojos y topándonos con la realidad actual en la que si vemos detenidamente podremos darnos cuenta de que la política de la 4T solo está generando más pobreza en un país al que se le prometió una transfromación que no ha llegado.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario