Este domingo 7 de marzo, los antorchistas de Michoacán, recibimos el día con profundo dolor, uno de nuestros compañeros más fieles a la lucha del pueblo, se nos adelantó en el camino. Maclovio Marcos Pérez, líder purépecha, orgullosamente antorchista desde su juventud, fue un hombre ejemplar en todos los sentidos, siempre noble, sencillo, bueno y con una sonrisa eterna en su rostro.
Oriundo de la comunidad de Acachuén, municipio de Tangancícuaro, comprendió que la única alternativa para que el pueblo humilde de su municipio, la Cañada de los Once Pueblos, y del país entero dejara de sufrir penas, hambre y pobreza era unirse y luchar ante las injusticias del sistema capitalista, que hasta la fecha impera en nuestro país, y que el frente que mejor ha representando esa ardua labor, es el Movimiento Antorchista Nacional.
Durante muchos años luchó sin dar un paso atrás, con el carácter firme de un indígena michoacano supo guiar a sus compañeros antorchistas y así, conforme él mismo se fue educando y preparando para ser un hombre integral, brindó sus conocimientos con nobleza y amor por ver un pueblo libre de cadenas opresoras e injusticias, tomando como guía a nuestro líder nacional, el maestro Aquiles Córdova Morán.
Pero Antorcha nos ha enseñado que el hombre debe desarrollarse en todos los sentidos y ámbitos y Maclovio lo supo hacer. Además de saber ser líder, tuvo alma de poeta, pues fue un declamador ejemplar, con la sensibilidad suficiente para transmitir con cada poesía los sentimientos que en ellas hay impresos. Cientos de antorchistas y no antorchistas lo vimos brillar en los escenarios más importantes e imponentes de los eventos y concursos nacionales que organiza el Movimiento Antorchista y su talento nato lo coronó en los primeros lugares, siempre poniendo en alto el estado de Michoacán.
Desafortunadamente, no pudo librar la batalla ante la covid-19, una víctima más de las garras de tan peligroso virus, que no ha podido controlar el Gobierno federal. Miles como él han muerto injustamente, miles como él ya no están con sus seres queridos, pero por ellos miles más estamos aún en la batalla, exigiendo un gobierno más humano, más sensible, y si los políticos tradicionales no lo quieren hacer, en nuestras manos está construir un Estado diferente, que luche todos los días para el bienestar del pueblo, el creador de la riqueza nacional y el mismo que no la ha podido disfrutar.
Maclo encontró en Antorcha la liberación para sí mismo y para su pueblo, pero aún hay mucho por hacer, aún hay millones de hombres y mujeres que viven en la pobreza y que no saben que existe una realidad diferente a la que siempre han vivido; aún hay, en cada rincón de nuestra patria, hambre y tristeza y por ellos es que existe Antorcha, para quitarles la venda de los ojos, para demostrar que, así como Maclovio cambió su vida y la entregó a la noble labor de transformar nuestro país, muchos más los hay y que, quien lo desee, también lo puede lograr.
En memoria de nuestro camarada Maclovio seguiremos firmes en nuestra lucha, con el mismo amor que sintió por su pueblo, por el arte, por su país, los que aquí seguimos avanzaremos. Nunca renunció a sus ideales, nunca claudicó y mis compañeros y yo, estoy segura que no lo haremos, daremos la vida en esta labor.
Y también, con coraje y decisión seguiremos exigiendo al gobierno actual que deje las palabrerías y haga realidad su hasta ahora utópica frase “primero los pobres”. Primero los pobres se están muriendo, primero los pobres están padeciendo hambruna, primero los pobres están viendo una cruda realidad que es momento de cambiar. Y así lo haremos.
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