Hablar de la educación en México se ha vuelto un tema de todos los días, pero contrario a lo que pudiera pensarse, no es para elogiar o felicitar las nuevas estrategias instrumentadas por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sino todo lo contrario, pues cada vez son más notorias las fracturas y grietas en el sistema educativo mexicano.
Ya después de que las restricciones por la pandemia de la covid-19 se redujeran, y comenzarán a asistir los estudiantes a las clases presenciales, saltaron las primeras consecuencias de la educación a distancia: el incremento en el rezago educativo y la deserción de los estudiantes de todos los niveles, desde preescolar hasta universitarios.
Pero este fenómeno no puede ser analizado como un caso aislado, como si fuera algo que hubiera ocurrido por única ocasión, pues es, a mi parecer, una de las pruebas de la falta de estrategias que durante muchos años ha padecido nuestro sistema educativo, donde cada vez, es más notoria la falta de atención que en cada sexenio se le da.
Por ejemplo, nos hemos situado como el país que menos lee en todo el mundo, y esas cifras siguen bajando, pues de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), así como de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de los 108 paises evaluados para el análisis del hábito de la lectura nos situamos en el deshonroso lugar 107, el penúltimo lugar, agregando a ello el comparativo de que, mientras en Canada se leen en promedio 17.5 libros por persona al año, en México solo se leen 2.9. (Información tomada de Milenio)
Según el portal de El Economista, año con año disminuyen los lectores, pues ahora fueron, en promedio, 58 personas de cada 100 las que no leyeron ni un libro, lo que nos hizo descender porcentualmente de un 50.2 a un 42.2 por ciento.
Pero no se trata solamente del casi nulo habito de lectura, sino de que lo poco que se hacía desde las instituciones educativas para fomentar la lectura en gran parte de los mexicanos, se perderá por los nuevos planes educativos de la Cuarta Transformación.
En los últimos días salieron a la luz titulares de algunas notas como: “Desconocen libros de texto por neoliberales”, “Arman plan educativo con ideología de la 4T”, “Llevan a aulas ideología de la 4T”, que informan sobre la modificación de los planes de estudio en las escuelas, pero no serán sustituidos por uno más eficiente o mejor preparado, sino todo lo contrario, se trabajará sobre un plan elaborado a partir de la ideología del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para beneficio del partido guinda y se dejarán de lado los problemas reales a los que se enfrenta la comunidad estudiantil.
Para empezar, para toda aquella persona con algún conocimiento sobre la economía mundial y nacional, es bien sabido que el neoliberalismo, esa fase del capitalismo que el presidente soñó eliminar por decreto, está más vigente que nunca, pero no ahondaremos en ello en esta ocasión pues es otro tema que debe tratarse con la importancia y el espacio necesarios.
Quiero hacer saber a mis lectores, que el hecho de cambiar un plan de estudios por otro que intente adoctrinar a niños y jóvenes no solucionará los problemas reales que aquejan a la comunidad estudiantil, pues no propone estrategias contra la deserción escolar en la que han caído más de 5.2 millones de estudiantes, ni cómo se solucionará el rezago educativo en el que se encuentran otros 24.4 millones.
Para López Obrador, Morena y su Cuarta Transformación, es más fácil crear un plan para seguir ganando adeptos que garantizar una buena infraestructura educativa, pues existen todavía cientos de escuelas que carecen de drenaje, agua, energía eléctrica y en muchos casos, que no cuentan ni con sanitarios; es más fácil ese plan y quitar materias importantes como comprensión lectora, matemáticas, biología o historia, que mejorar los planes que se tienen y garantizar una implementación real y a fondo de las materias y cursos.
No bastará con eliminar exámenes, o grados, o prohibir a los profesores reprobar a los alumnos, o incluso obligarlos a aprobar a todos los alumnos; es necesario y urgente un plan real con miras a convertir a México en un país culto, y con un alto dominio de la ciencia y la tecnología; ya mucho tiempo hemos pasado siendo el patio trasero.
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