La economía ha presentado cambios a lo largo de la historia, desde la evolución de las formas de relación entre los agentes económicos hasta la forma de producción (modos de producción) que han surgido a lo largo de los años. Para Kuznets el nuevo cambio dentro de la economía indicaba un nuevo periodo a la que él llamaba como una época de crecimiento económico moderno, aunque también Baumol consideraba que esta nueva época era sinónimo del periodo capitalista “lo que está claro tanto para los historiadores como para los laicos es que el capitalismo es único en el extraordinario récord de crecimiento que ha podido lograr en sus recurrentes revoluciones que han producido un derramamiento de riqueza material diferente a todo visto anteriormente en la historia de la humanidad”.
La ventaja de esta nueva época fue el crecimiento económico que contrajo a nivel mundial, así como el aumento de la esperanza de vida, la especialización del trabajo, la velocidad de producción, la diversificación dentro de la oferta global, sin embargo, también trajo una explosión demográfica que provocó que la desigualdad mundial se viera muy marcada, tanto dentro de un propio país como a nivel internacional, pues es posible comparar las desigualdades existente entre países, por ejemplo, encontramos países grandes ricos como Estados Unidos (América) y países grandes pobres como India (Asia), así mismo, encontramos países pequeños ricos como Suiza (Europa) y países pequeños pobres como Sierra Leona (África).
Algo distintivo de esta nueva era son las formas en las que se llevan a cabo las crisis, o mejor dicho, los factores que la provocan, pues, mientras que para la edad media, las crisis a nivel mundial se daban debido a una escases de recursos, por ejemplo de alimento (lo que provocaba grandes hambrunas), para la nueva era las crisis se daban por una sobreproducción, tanto así que durante la crisis de 1929, economistas como Keynes proponían estrategias que incrementaran la demanda para cubrir la sobreproducción existente, pero ante un incremento acelerado de la demanda que representaba un peligro de posible escases se proponía un incremento en los precios y en las tasas de interés, lo que provocaría un desincentivo en la economía y permitiría un supuesto equilibrio.
Definitivamente las crisis en el actual modo de producción capitalista son inherentes, inevitables, impredecibles, por lo que es importante conocer sobre el curso de la historia general y la historia económica, ya que esto permite comprender de mejor manera cómo cambian las sociedades y por supuesto, como cambian/evolucionan las economías, ya que la historia contiene muchas lecciones que nos pueden proporcionar información la cual servirá al momento de formular y aplicar políticas económicas, de tal forma que el pasado sea utilizada no como fracasos, sino más bien como herramientas que puedan influir en el presente para mejorar la economía de un país así como la calidad de vida de quienes lo habitan.
Pero tener mejor calidad de vida no significa una mayor igualdad en la distribución de la riqueza, pues, para el caso de México, un estudio realizado por Oxfam México calculó el Coeficiente de Gini (que es indicador para medir la concentración/distribución del ingreso), encontrando que, para el 2016, alrededor del 43% del total de la riqueza de México la concentraba únicamente el 1% de la población. Entonces, el problema no radica en las políticas económicas que pretenden ayudar a los mexicanos en cuestiones de educación, salud o algún otro sector, sino más bien en la forma de distribución de la riqueza del país, la cual es extremadamente desigual, pues es fácil para los gobiernos exaltar crecimientos económicos del 4, 5 o 6% pero si la desigualdad en la repartición de estos recursos sigue siendo la misma que hasta ahora, los mexicanos seguiremos sufriendo de las precariedades de este sistema.
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