“Cinco años del histórico triunfo democrático del pueblo de México” fue la frase promocional y principal texto de la mampara utilizada en el llamado “Amlofest”, del pasado 5 de julio en el zócalo de la Ciudad de México, acompañado en todo momento de las arengas “Es honor estar con Obrador” que se confundía a lo lejos entre la multitud con “¡Es un honor robar para obrador!”, pero bueno, lo bonito es que ambas consignas rimaban, al terminar con “dooor!”
Eso sí, el presidente estaba separado con grandes vallas metálicas y ya no tan cerca del pueblo, en la plancha del zócalo, lleno principalmente con adultos mayores que se movían con dificultad. Y vinieron los discursos triunfalistas, pero al mismo tiempo conscientes del desastre al que han llevado a México, y que quieren componer con rollos.
“Llenamos las calles de alegría y tranquilidad gracias al triunfo de la revolución de las conciencias. La gobernabilidad democrática está constituida de paz; hoy vivimos un México verdaderamente democrático y seguro”, dijo la recién nombrada e improvisada secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, que lo más inteligente de su discurso fue: Hoy se cumplen cinco años, y la Transformación no se va, no se va, no se va”.
Pero en la vida real las proclamas de respaldo al presidente no componen las cosas. La violencia en México no termina, al contrario, se acrecienta, se agiganta todos los días. En todo el territorio nacional, el baño de sangre ha llegado a 160 mil muertos, la cifra más alta de homicidios con violencia en la historia de México, tan sólo en lo que va del gobierno de López Obrador, con masacres todos los días, ejecuciones extrajudiciales del ejército en Tamaulipas, grupos armados en Chiapas, un coche bomba en Guanajuato, emboscada con armas tipo Barrett, de las que usa la OTAN en Ucrania, para arrebatarle la vida al líder de los autodefensas, Hipólito Mora en La Ruana, Michoacán, que se transportaba en un vehículo blindado.
El atentado contra el Secretario General de Gobierno de Tamaulipas, Héctor Joel Villegas González del que afortunadamente salió ileso, los cuerpos desmembrados de varias personas en el paseo Tollocan, en Toluca, Estado de México; la detención del hermano de la presidenta municipal morenista de San Vicente Chicoloapan en esta misma entidad, por portación de armas y droga, en Texcoco, y entre muchos otros actos criminales que evidencian las alianzas y que se profundizan en el sexenio de la 4T.
Las reuniones de la alcaldesa morenista de Chilpancingo, Guerrero, Norma Otilia Hernández, conocida en el estado como “Lady Pachangas”, captada en un desayuno con el jefe de la banda “Los Ardillos”, destacado personaje del crimen organizado quien estaba armado al momento de su reunión, luego de ser acusada con narco mensajes de tener vínculos con la delincuencia y después de haber encontrado siete cuerpos mutilados, situación que se niegan a explicar tanto las autoridades judiciales como la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado.
Según datos de la propia Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), junio fue el mes más violento de 2023 al acumular 2 mil 303 homicidios violentos, con un promedio de 76.7 homicidios dolosos por día, y pese a ello, y a que la propia presidenta municipal de Tijuana, Montserrat Caballero debido a amenazas recibidas por el crimen organizado vivirá en el cuartel militar del 28 Batallón de Infantería, el presidente López Obrador, con todo el cinismo y la desfachatez salió a decir en su veinteavo informe que presenta para manipular a los mexicanos, que “no existe hoy en México un narcoestado” y que no modificará su estrategia de seguridad a pesar de la inconformidad de los mexicanos y miles de vidas que ha cobrado.
Nuestras vidas y las de nuestros seres queridos lo valen todo, y lo mejor que debemos hacer en 2024 es negar definitivamente nuestro voto a los candidatos de la continuidad del desastre y de las masacres en México.
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