El tres de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, con ello, numerosas voces celebraron la importancia de ejercer libremente la manifestación de las ideas que pueden ser sometidas al análisis y la crítica por parte de los individuos y sociedades enteras.
Para el desarrollo de las conciencias resulta vital que el periodismo mundial sea salvaguardado y protegido, evaluado y cuestionado. El periodismo es una herramienta con la cual, si se garantiza su acceso libre a la información objetiva o subjetiva, nos puede acercar en primera instancia al conocimiento de la realidad.
Debe precisarse; sin embargo, que en la sociedad moderna el periodismo también ha sido objeto de la mercantilización, es decir, que la información puede ser tergiversada, sometida a un proceso de transformación con el fin de satisfacer una necesidad. Esto se explica por la división social en clases donde predominan las más diversas relaciones de explotación de unos individuos por otros.
El control de la información y de la narrativa ideológica se hace indispensable para los sectores dominantes, para ellos se convierte en una necesidad vital para mantener su condición de poder y privilegio. Por ende, la posesión de los medios de trabajo, de las maquinarias industriales y los recursos naturales del planeta no son suficientes para dicha clase social, requieren un sometimiento integral, completo, requieren el control de las ideas, sembrando creencias y de ser posible, establecer un modo único de ver el mundo, muchas veces, inexistente.
Cuando nos referimos a los grandes medios de comunicación, conocidos internacionalmente, podemos observar con claridad sus afinidades políticas, aspiraciones y objetivos. Por su parte, cuando se examina el caso de medios con alcance regional, estatal o municipal, el análisis se torna exhaustivo y algunas veces ambiguo. Cuando los medios de alcance limitado se ocupan de temas e información de carácter nacional o internacional, la divulgación de la información se torna referencial, mecánica y repetitiva, beneficiosa para las grandes editoriales en última instancia, ya que estos propician la comunicación de los grandes acontecimientos desde su óptica. Resta cuestionarse si la repetición de la información se hace consciente o inconscientemente, a favor o contra de una determinada forma del pensamiento.
Por ejemplo, podemos tomar la guerra mediática que emprende occidente en contra de Rusia. El origen del conflicto, dicho brevemente, se remonta al triunfo de la revolución Bolchevique en octubre de 1917, en Rusia.
El primer gobierno proletario del mundo encabezado por V.I. Lenin fue la primera consumación práctica de la teoría marxista, total y abiertamente crítica al sistema capitalista. Estados Unidos e Inglaterra, las grandes potencias imperialistas de la época, afrontaron por todos los medios posibles el gobierno bolchevique. El enfrentamiento directo entre EE. UU., y la ya formada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se agudizó al finalizar la Segunda Guerra Mundial al consumarse sin escrúpulo alguno la Guerra Fría. Con la formación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949, EE. UU. buscaba desde entonces ampliar su influencia política y militar en Europa del este y a su vez contener la expansión del “endemoniado comunismo”. En un inicio, los países miembros de la OTAN fueron 12; Canadá, Inglaterra, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Islandia y Portugal. Tras la caída de la URSS en 1991, los miembros de la OTAN se habían comprometido con la ahora república rusa a no expandir su influencia militar hacia el este de Europa, hacia las fronteras rusas. Eso no sucedió. Hoy en día, suman ya 30 miembros.
El actual conflicto en Ucrania no puede entenderse sin estos antecedentes históricos, ya que desde 2014 se dio un paso importante para la OTAN al consolidar la revolución de colores en Ucrania, conocida como Euromaidán.
Hoy, con el ejército fascista Azov como caballo de Troya, EE. UU y aliados ansían tocar las puertas de la frontera rusa, a través del Donbass. Congruente con el recuento de sucesos, el presidente Vladimir Putin lanzó la “Operación Militar Especial” el 24 de febrero, con solo dos objetivos: desnazificar y desmilitarizar a Ucrania, evitando así su inclusión a la OTAN. La acción bélica rusa se entiende por tres motivos: 1) El histórico, hoy la Federación de Rusia si bien no es un país con un orden de producción alterno al sistema capitalista, es heredera del comunismo soviético. 2) La seguridad nacional y 3) El acecho de EE. UU. por el acceso a las riquezas naturales del país asiático.
El papel de los medios de comunicación es fundamental, ya que contribuye a la construcción de una concepción de los hechos que funge como justificación para eventualmente tomar acciones. La narrativa mediática de occidente ya estaba premeditada, planificada. El plan de mostrar a Rusia como el gran instigador y agresor de una nación -en este caso Ucrania- con vistas de una invasión se intensificó a principios de este año. Prueba de ello son las declaraciones del presidente estadounidense Joe Biden, quien en tres ocasiones fijó fecha exacta de la invasión.
El portal suizo, Swissinfo encabezó así su nota del 28 de enero de 2022: “EE. UU. afirma que Rusia está lista para atacar Ucrania "en cualquier momento", el cuerpo de la nota agrega; “Estados Unidos destacó el martes que Rusia está lista para atacar a Ucrania "en cualquier momento" y advirtió que occidente "no descarta ninguna opción", previo a un encuentro en Ginebra entre los cancilleres de Washington y Moscú. (…) Una de las principales exigencias de Rusia es que la OTAN ofrezca garantías de que no incorporará nuevos países del Este. (…) Moscú "está ahora esperando respuestas a estas propuestas --como nos prometieron-- para continuar las negociaciones", declaró Lavrov. (…) Rusia niega tener ninguna pretensión belicosa y por el contrario se declara amenazada por el refuerzo de la OTAN en la región. Además, durante su conversación con Blinken, Lavrov le pidió que no "propague especulaciones sobre una supuesta 'agresión rusa' inminente", señaló el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.” (https://www.swissinfo.ch/spa/
Por su parte, el canal alemán Deutsche Welle (DW), publicó: “EE. UU.: Rusia intensifica preparativos para invadir Ucrania”, continúa la nota: “Informes de inteligencia de Estados Unidos sostienen que Rusia está intensificando los preparativos para una invasión a gran escala de Ucrania y ahora ha colocado el 70 por ciento de las fuerzas que necesitaría para tal ataque, según indicaron funcionarios estadounidenses al congreso y sus aliados.
Señalaron que Putin quiere tener todas las opciones posibles a su disposición: desde una invasión limitada de la región prorusa de Donbás en Ucrania hasta una invasión total a gran escala del país vecino. Para la inteligencia estadounidense, si Rusia opta por un ataque a gran escala, la fuerza invasora podría tomar la capital, Kiev, y derrocar al presidente Volodymyr Zelensky en cuestión de 48 horas. Tal ataque dejaría entre 25.000 y 50.000 civiles muertos, junto con entre 5.000 y 25.000 soldados ucranianos y entre 3.000 y 10.000 soldados rusos como bajas.” (DW, 6 de febrero de 2022) (https://www.dw.com/es/eeuu-
Ya en el presente, vemos que occidente no ha cesado sus ataques y se ha esmerado en censurar a la prensa rusa por las más diversos medios, fomentando la estigmatización y discriminación. El imperialismo norteamericano propaga la rusofobia como un virus. La solución al alcance de las mayorías es recurrir críticamente a los más diversos medios de comunicación y finalmente, emitir un juicio.
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