“Al sur del corazón: una novela de la Arabia moderna” o “El país de las sombras cortas” es una novela del escritor y piloto suizo Hans Ruesch (1913-2007), quien también escribió la famosa y sublime novela “El país de las sombras largas” (traducido a 21 idiomas) y, su secuela, “El regreso al país de las sombras largas”. Fue un escritor prolífico, cuyas novelas fueron de las más vendidas en el mundo. Su capacidad de contar historias con detalles minúsculos de los paisajes y los personajes hace que el lector sea atrapado inmediatamente en la trama.
“Al sur del corazón” es una novela que tiene como escenario la península de Arabia, con un inmenso desierto y oasis surrealistas. En esta vasta tierra se desarrolla una lucha sangrienta entre dos gobernantes con sus respectivos pueblos y ejércitos: uno por la defensa de su modo de vida bajo los preceptos de la religión islámica y la prédica de Alá de cómo se debe vivir en armonía; el otro, en favor de flexibilizar la interpretación del “Corán” para permitir que una compañía extranjera explote yacimientos de petróleo y el modo de vida de los árabes fuera transgredido en aras de las ganancias económicas. En medio de esta lucha se presenta Auda, el protagonista, rehén de Nesib (rey de Hubeika) hace ya varios años. Su padre Amar, sultán de la Tierra de Tee, que había sido derrotado por Nesib cuando él y otro hermano fueron hechos prisioneros como garantía de una paz forzada.
El cautiverio de Auda en Hubeika no era hostil, era “amigable”, pues los servicios que le ofrecía la corte de Nesib eran las que se merecía un jeque, lo único que no podía hacer era abandonar la ciudad -a su hermano esta osadía le costó, literalmente, la cabeza-. No solo eso, Nesib casó a su hija Lala con Auda, con la esperanza de forjar lazos familiares que pudieran permitirle en el futuro dominar la Tierra de Tee, a pesar de ello los jóvenes se amaban, pues aunque uno prisionero y otra hija del captor, no se inmiscuía en los asuntos de la política. La vida de Auda estuvo acompañada de la mejor educación que se puede dar a un árabe para gobernar: sabía de historia, ciencias básicas y poesía.
Después de casarse con Lala, Nesib logró convencerlo de que la visión de explotar el petróleo era lo mejor para los árabes de esa tierra y le dio argumentos que a Auda convencieron. La parte consecuente de esto es que habría que explorar nuevos yacimientos que estaban en la Tierra de Tee, región del padre de Auda, por lo que le confesó que trataría por la buenas, pero en caso de lograr nada, reanudar la guerra era la única vía. Ante ello, Auda, sin contarle a Nesib, se fugó de la ciudad y fue en busca del padre que hacía años no veía con la esperanza de convencerlo de que explotar el petróleo era lo mejor. No logró su cometido, pues su padre, un hombre instruido y fiel creyente de Alá, también argumentó porqué no debía transgredirse la palabra del Altísimo. Auda no pudo rebatir los argumentos de su padre y tuvo que decidir entre el bando de Nesib o el de su padre. Terminó eligiendo a su padre. Para Amar, padre de Auda, la única salida era la guerra, por lo que urdió un plan para ganar a Nesib, este último con mejor equipo de guerra y más hombres.
En el plan de Amar, Auda tomó la responsabilidad de la mitad de él, o mejor dicho, le fue asignada, porque él quería evitar la guerra. Auda al principio de la novela es presentado como un joven que no tiene mayores preocupaciones por la vida más que vivir, mantener a una cría de camello hembra, leer, memorizar poesía, estudiar el “Corán” y nada más, pero asumir un rol dentro de la guerra a pesar de su inexperiencia lo llevará a convertirse en un verdadero guerrero árabe con capacidad de mando, experiencia en el combate y, sobre todo, aprenderá dirigir un ejército.
Hans Ruesch, con ese mismo estilo seductor que caracteriza “El país de las sombras largas”, nos lanza en “Al sur del corazón” a una grande, terrible y fascinante aventura a través del sol y la arena. Deberemos seguir a un gran ejército de inexpertos e inútiles para la guerra comandados por un joven Auda aún más inepto, pero que en la gran marcha por el desierto, el hambre, la sed, la necesidad, sus ideales y su religión, los irá transformando en un grupo de hombres expertos, audaces, temerarios y dispuestos a luchar a muerte por defender su causa. A la par del grupo, Auda se convertirá de un jovenzuelo ensimismado en los placeres de la vida en un líder audaz, inteligente, con capacidad de mando, capaz de seguir la lucha contra Nesib, incluso en contra de la voluntad de su padre, pues la lucha y la solución de los problemas diarios lo han hecho obtener conclusiones sobre el futuro que debía de tener el ejército bajo su mando.
La magistral pluma de Ruesch transporta al lector a escenas sumamente bellas en las que se mezclan lo espantoso y lo sublime, el diálogo pleno de aforismos y proverbios diestramente elegidos en los libros sagrados y en el habla sentenciosa del islam, que hacen que la caravana nos arrastre a sufrir la sed y el hambre o a gozar de la esplendidez de los palacios. Todo ello nos adentra en la península arábiga para comprender el modo de vida, las costumbres, las creencias, las etnias y la fuerza de las ideas de los árabes.
La obra de Ruesch tiene muchas aristas, pero me gustaría destacar dos cosas: 1) la belleza de su prosa para destacar hasta los más mínimos detalles las escenas y los personajes y, 2) la labor pedagógica que se puede obtener, en otras circunstancias, en otras tareas, de la transformación de Auda en líder de un ejército, que a la par, se fueron moldeando; masa y dirigente fueron creciendo ante las circunstancias de una vida áspera en el desierto.
*Con autorización del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales
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