“Es luego una montaña de cristales,
un diáfano peligro que se acerca:
desesperadamente
se arroja a las aristas de la peña”.
En su poema “La Ola”, el ilustre poeta mexicano, Gregorio de Gante, hace un merecido homenaje al gran oleaje humano que, cuando se decide, puede elevar sus gritos airados de protesta como una gran ola que derrumbe aristas de las peñas. Así fue como un magno contingente de más de 5 mil antorchistas marchamos por las calles de la capital oaxaqueña el pasado 19 de mayo, para exigir, con la fuerza de la unidad, el número y la determinación, la concreción de una serie de demandas de miles de ciudadanos humildes.
El apoyo volcado de varios sectores sociales que se sumaron a esta protesta pública no puede quedar en el anonimato, como tampoco puede esconderse el conjunto de emociones que animaron esa fiesta colectiva. Es por ello que aprovecho el espacio para hacer un reconocimiento y enviar un cariñoso y estrujante abrazo, primero, a todos los antorchistas, quienes, como gigantescas olas de mar humano, se derramaron por las calles de la capital para estremecerla con sus gritos de protesta, su entusiasmo y entereza, a pesar de que algunas representaciones hayan viajado toda la noche desde la lejanía de sus regiones. ¡Muchas gracias compañeros!, con su lucha, nuestra organización pudo mostrar que somos una inquebrantable fuerza de miles de mexicanos, unidos por la conciencia y la claridad de la justeza y necesidad de nuestra causa, que no es otra que el combate decidido contra la pobreza, que solo acabará el día que cambiemos de raíz el modelo económico neoliberal que es excelente para generar riqueza, pero ineficiente para repartirla.
En segundo, a quiénes no estuvieron programados, pero respaldaron esta jornada con su participación decidida desde el inicio de esta lucha en la campaña de difusión con la entrega de volantes, visitas a las estaciones de radio, videos ciudadanos y cadenas humanas con lonas y carteles. ¡Muchas gracias también compañeros! Su participación y cobijo mostró que somos una estructura organizativa tan fuerte y tan sólida que puede darse el lujo de dosificarse, diversificarse y extenderse en múltiples y variadas tareas a la vez, que se ha consolidado con los años y que no va a destruir nadie por más cerrazón que haya contra nuestras legítimas demandas.
En tercero, a nuestros amigos de otros sectores, entre los que se encuentran los trabajadores del reciclaje, organizados en CONIMER; los trabajadores de la salud, organizados en el SITSS; las integrantes del Colegio de Arquitectas e Ingenieras, los constructores independientes y los miembros de la CMIC; los integrantes de la A. C. Por un Oaxaca para Todos y los del Frente Liberal Juarista, ¡Muchas gracias, amigos y compañeros, por su amistad sin cortapisas y la suma a esta marcha!, que seguro estoy, se debe a su compresión de lo que es en realidad nuestra organización y a la identidad mutua que tenemos de trabajar desde muestra trinchera por una sociedad más justa y equitativa para los oaxaqueños. Su opinión servirá para que otros sectores puedan conocernos a través de quienes, haciendo a un lado prejuicios y estigmas, se han atrevido a conocer qué es y qué busca Antorcha, conocimiento que hoy los decide a participar en nuestra lucha, a riesgo de recibir críticas y señalamientos por acercarse a los “terribles antorchistas”. La verdad se abrirá paso tarde o temprano y con su ayuda, que agradecemos infinitamente, se verá que somos un proyecto de país integral y con resultados palpables en beneficio de los pobres.
Y finalmente, a la sociedad oaxaqueña en general, cuyo apoyo se demostró en la aceptación de nuestra campaña de difusión y la denuncia de que nuestra intención no era manifestarnos, que solo exigíamos solución a demandas genuinas y justificadas en exceso, pero que ante la negativa de cumplir lo comprometido, no tendríamos remedio.
Quedó claro con el desenlace de nuestra manifestación, y con la concreción de lo que lo licitábamos, que nuestras demandas estaban plenamente justificadas. No instalamos el plantón que anunciamos, porque recibimos solución a varias de ellas, quedando claro que muchas veces es la arbitraria negativa de los funcionarios la que motiva nuestras movilizaciones. Pero no solo queremos decirles eso, queremos invitarlos a que vean en este ejemplo, que la solución de las demandas solo es posible si nos organizamos y sustentamos nuestra lucha en la fuerza que surge de nuestro número, fuerza con la que evitamos, por un lado, caer en excesos y radicalismos ante la sordera gubernamental y, por el otro, hacer nacer una nueva clase política integrada con líderes probados en la lucha por servir a sus hermanos en desamparo.
La innegable fuerza de Antorcha demuestra que mejorar nuestras condiciones de vida, de empleo, de precariedad general, tienen un futuro promisorio si nos organizamos decididamente. Antorcha tiene su mano extendida y con el apoyo de todos ustedes, la fuerza necesaria para defender la razón. ¡Muchas gracias!
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