Entre los años de 1930 y 1970 nuestro país experimentó un proceso de industrialización que llevó al campesino a emigrar a los grandes centros urbanos que eran donde se establecieron las grandes fábricas que comenzaron a emplear a cientos de mexicanos, mal pagados, horarios extenuantes y en malas condiciones.
Actualmente en San Luis Potosí, el motor de la economía de nuestro estado depende en su mayor parte del sector de la industria automotriz, esto proyecta a nuestro estado como un punto importante en la producción regional, nacional e internacional. En enero de 2020 de acuerdo al portal mexicoindustry.com se contaban con 235 empresas automotrices en operación, 2 plantas armadoras y 233 empresas proveedoras de autopartes, que generan más de 82,000 empleos a potosinos. El análisis realizado por este portal y por muchos más, siempre esta enfocado en resaltar los logros, metas de producción y los beneficios que traerán a estas grandes empresas.
Sin embargo, la realidad del obrero potosino es muy difícil y, sobre todo, los que hemos trabajado o que trabajan en alguna de estas fábricas comprenderán mis palabras; el enfoque capitalista de la economía brinda mayores beneficios a las gigantes empresas que se instalan en suelo potosino, si bien el gobierno estatal y federal pueden alardear sobre el crecimiento del empleo a potosinos, pese a ello, tenemos que conocer la otra cara de la moneda…
Levantarse a las 4 de la mañana todos los días, hacer tu lonche a la carrera para estar a las 4 y media puntual sobre la carretera para tomar el transporte que te lleva al trabajo, en el transcurso del camino ves a tus compañeros durmiendo, para después llegar a la fábrica en la cual pasas más tiempo que ni en tu casa, llegas y checas tu entrada, vas a tu locker a dejar tu mochila y aún con sueño te ubicas en tu área de trabajo esperando que suene la chicharra, atrás de ti ya se encuentra el supervisor gritándote que te des prisa. Son las 6 de la mañana, y comienza el turno, las líneas de producción comienzan a moverse y tienes que estar al ritmo de la producción, sino el supervisor te gritará. Son las 8 de la mañana, y te detienes un momento a pensar en tus hijos entrando a la escuela, vuelves tu mirada y tu mente al trabajo, ya que la máquina que operas dejó de funcionarle el sensor de movimiento que detecta tu mano y si no tienes cuidado puede prensártela y causarte un gran daño hasta el grado de rompértela, pero como a nadie en la empresa le importa el trabajador, no la han arreglado; se dan las 11 de la mañana y es el turno de tu área de trabajo para salir a almorzar, tu lonche esta frío, pero no hay microondas para calentarlo, en el comedor la empresa te da desayunar, pero tienes que firmar una hoja en el cual aceptas que se te descontará de tu sueldo la comida, decides mejor comer tu lonche aunque este frío, te reúnes con tus compañeros quienes ya están comiendo y los ves a cada uno de el cada uno lleno de historias y sueños, todos son de diferentes municipios, algunos hasta de otros estados, pues ahí te encuentras a gente de muchos lugares, entre un par de risas y varios "ya me quiero ir” regresan a trabajar, pues solo cuentan con 30 minutos; para cuando llegan ya está el supervisor gritándoles y dándoles ordenes hasta el grado de quererlos humillar. Solamente piensas en que se lleguen las 5 y media de la tarde para por fin salir, son las 4 de la tarde y estas más cerca de la salida, pero llega el supervisor y te pide que te quedes a tiempo extra hasta las 8 de la noche, y como tienes gastos pendientes de tu hogar, te ves en la necesidad de aceptar. Llegas a tu casa después de las 9 de la noche, preparas algo para cenar, te bañas, y activas tu alarma para el día siguiente, y así cada día y cada semana transcurre.
De acuerdo con el Inegi, por otra parte, la encuesta señala que el 15% de la población ocupada de San Luis Potosí, es decir, 25 mil 821 trabajadores ganan un salario mínimo, en cuanto a la posición dentro de su trabajo, el 65.6% de la Población Económicamente Activa (PEA) son trabajadores subordinados y remunerados; mientras que 4.5% son propietarios de los bienes de producción con trabajadores a su cargo; 25% trabajan por cuenta propia, sin emplear personal pagado; y 4.8% son trabajadores que no reciben remuneración.
Ante lo descrito, el Movimiento Antorchista defiende los intereses del pueblo pobre de México y de la clase obrera olvidada por los gobiernos, sabemos que el gobierno siempre velará por los intereses capitales de las grandes empresas, pero nunca ha reformado el lugar del obrero, dejándolo expuesto a una explotación moderna.
Desde esta tribuna, invito al posible lector a organizarse dentro de las filas del Movimiento Antorchista, y como obrero que fui, te invito a que conozcas el proyecto de esta organización, que busca la emancipación de la clase obrera de México.
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